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La blasfemia contra el Espíritu Santo Mar 3:22 Mientras tanto, unos maestros de la Ley que habían venido de Jerusalén decían: “Está poseído por Beelzebul, jefe de los demonios, y con su ayuda expulsa a los espíritus impuros.” Mar 3:23 Jesús les pidió que se acercaran y empezó a enseñarles por medio de ejemplos: Mar 3:24 “¿Cómo puede Satanás echar a Satanás? Si una nación está con luchas internas, esa nación no podrá mantenerse en pie. Mar 3:25 Y si una familia está con divisiones internas, esa familia no podrá subsistir. Mar 3:26 De igual modo, si Satanás lucha contra sí mismo y está dividido, no puede subsistir, y pronto llegará su fin. Mar 3:27 La verdad es que nadie puede entrar en la casa del Fuerte y arrebatarle sus cosas si no lo amarra primero; entonces podrá saquear su casa. Mar 3:28 En verdad les digo: se les perdonará todo a los hombres, ya sean pecados o blasfemias contra Dios, por muchos que sean. Mar 3:29 En cambio el que calumnie al Espíritu Santo, no tendrá jamás perdón, pues se queda con un pecado que nunca lo dejará.” Mar 3:30 Y justamente ése era su pecado cuando decían: Está poseído por un espíritu impuro.

Dedicatoria a Teófilo Luc 1:1 Algunas personas han hecho empeño por ordenar una narración de los acontecimientos que se han cumplido entre nosotros, Luc 1:2 tal como nos han sido transmitidos por aquellos que fueron los primeros testigos y que después se hicieron servidores de la Palabra. Luc 1:3 Después de haber investigado cuidadosamente todo desde el principio, también a mí me ha parecido bueno escribir un relato ordenado para ti, ilustre Teófilo. Luc 1:4 De este modo podrás verificar la solidez de la catequesis que has recibido. Jesús comienza su ministerio Luc 4:14 Jesús volvió a Galilea con el poder del Espíritu, y su fama corrió por toda aquella región. Luc 4:15 Enseñaba en las sinagogas de los judíos y todos lo alababan. Jesús rechazado en Nazaret Luc 4:16 Llegó a Nazaret, donde se había criado, y el sábado fue a la sinagoga, como era su costumbre. Se puso de pie para hacer la lectura, Luc 4:17 y le pasaron el libro del profeta Isaías. Jesús desenrolló el libro y encontró el pasaje donde estaba escrito: Luc 4:18 El Espíritu del Señor está sobre mí. El me ha ungido para llevar buenas noticias a los pobres, para anunciar la libertad a los cautivos y a los ciegos que pronto van a ver, para poner en libertad a los oprimidos Luc 4:19 y proclamar el año de gracia del Señor. Luc 4:20 Jesús entonces enrolló el libro, lo devolvió al ayudante y se sentó, mientras todos los presentes tenían los ojos fijos en él. Luc 4:21 Y empezó a decirles: “Hoy les llegan noticias de cómo se cumplen estas palabras proféticas.”

Mar 3:20 Vuelto a casa, se juntó otra vez tanta gente que ni siquiera podían comer. Mar 3:21 Al enterarse sus parientes de todo lo anterior, fueron a buscarlo para llevárselo, pues decían: “Se ha vuelto loco.”

Los doce apóstoles Mar 3:13 Jesús subió al monte y llamó a los que él quiso, y se reunieron con él. Mar 3:14 Así instituyó a los Doce (a los que llamó también apóstoles), para que estuvieran con él y para enviarlos a predicar, Mar 3:15 dándoles poder para echar demonios. Mar 3:16 Estos son los Doce: Simón, a quien puso por nombre Pedro; Mar 3:17 Santiago y su hermano Juan, hijos de Zebedeo, a quienes puso el sobrenombre de Boanerges, es decir, hijos del trueno; Mar 3:18 Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago, el hijo de Alfeo, Tadeo, Simón el Cananeo, Mar 3:19 y Judas Iscariote, el que después lo traicionó.

Una gran multitud sigue a Jesús Mar 3:7 Jesús se retiró con sus discípulos a orillas del lago y lo siguió una gran muchedumbre de Galilea. También de Judea, Mar 3:8 de Jerusalén, de Idumea, del otro lado del Jordán y de las tierras de Tiro y de Sidón, muchísima gente venía a verlo con sólo oír todo lo que hacía. Mar 3:9 Jesús mandó a sus discípulos que tuvieran lista una barca, para que toda aquella gente no lo atropellase. Mar 3:10 Pues al verlo sanar a tantos, todas las personas que sufrían de algún mal se le echaban encima para tocarlo. Mar 3:11 Incluso los espíritus impuros, apenas lo veían, se arrojaban a sus pies y gritaban: “Tú eres el Hijo de Dios.” Mar 3:12 Pero él no quería que lo dieran a conocer, y los hacía callar.

El hombre de la mano seca Mar 3:1 Otro día entró Jesús en la sinagoga y se encontró con un hombre que tenía la mano paralizada. Mar 3:2 Pero algunos estaban observando para ver si lo sanaba Jesús en día sábado. Con esto tendrían motivo para acusarlo. Mar 3:3 Jesús dijo al hombre que tenía la mano paralizada: “Ponte de pie y colócate aquí en medio.” Mar 3:4 Después les preguntó: “¿Qué nos permite la Ley hacer en día sábado? ¿Hacer el bien o hacer daño? ¿Salvar una vida o matar?” Pero ellos se quedaron callados. Mar 3:5 Entonces Jesús paseó sobre ellos su mirada, enojado y muy apenado por su ceguera, y dijo al hombre: “Extiende la mano.” El paralítico la extendió y su mano quedó sana. Mar 3:6 En cuanto a los fariseos, apenas salieron, fueron a juntarse con los partidarios de Herodes, buscando con ellos la forma de eliminar a Jesús.

esús es Señor del día de reposo Mar 2:23 Un sábado Jesús pasaba por unos sembrados con sus discípulos. Mientras caminaban, los discípulos empezaron a desgranar espigas en sus manos. Mar 2:24 Los fariseos dijeron a Jesús: “Mira lo que están haciendo; esto está prohibido en día sábado.” Mar 2:25 El les dijo: “¿Nunca han leído ustedes lo que hizo David cuando sintió necesidad y hambre, y también su gente? Mar 2:26 Entró en la Casa de Dios, siendo sumo sacerdote Abiatar, y comió los panes de la presencia, que sólo pueden comer los sacerdotes; y les dio también a los que estaban con él.” Mar 2:27 Y Jesús concluyó: “El sábado ha sido hecho para el hombre, y no el hombre para el sábado. Mar 2:28 Sepan, pues, que el Hijo del Hombre también es dueño del sábado.”

Una pregunta sobre el ayuno Mar 2:18 Un día estaban ayunando los discípulos de Juan el Bautista y los fariseos. Algunas personas vinieron a preguntar a Jesús: “Los discípulos de Juan y los de los fariseos ayunan; ¿por qué no lo hacen los tuyos?” Mar 2:19 Jesús les contestó: “¿Quieren ustedes que los compañeros del novio ayunen mientras el novio está con ellos? Mientras tengan al novio con ellos, claro que no pueden ayunar. Mar 2:20 Pero llegará el momento en que se les arrebatará el novio, y entonces ayunarán. Mar 2:21 Nadie remienda un vestido viejo con un pedazo de género nuevo, porque la tela nueva encoge, tira de la tela vieja, y se hace más grande la rotura. Mar 2:22 Y nadie echa vino nuevo en envases de cuero viejos, porque el vino haría reventar los envases y se echarían a perder el vino y los envases. ¡A vino nuevo, envases nuevos!”

Las bodas de Caná Jua 2:1 Tres días más tarde se celebraba una boda en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí. Jua 2:2 También fue invitado Jesús a la boda con sus discípulos. Jua 2:3 Sucedió que se terminó el vino preparado para la boda, y se quedaron sin vino. Entonces la madre de Jesús le dijo: “No tienen vino.” Jua 2:4 Jesús le respondió: “¿Qué quieres de mí, mujer? Aún no ha llegado mi hora.” Jua 2:5 Pero su madre dijo a los sirvientes: “Hagan lo que él les diga.” Jua 2:6 Había allí seis recipientes de piedra, de los que usan los judíos para sus purificaciones, de unos cien litros de capacidad cada uno. Jua 2:7 Jesús dijo: “Llenen de agua esos recipientes.” Y los llenaron hasta el borde. Jua 2:8 “Saquen ahora, les dijo, y llévenle al mayordomo.” Y ellos se lo llevaron. Jua 2:9 Después de probar el agua convertida en vino, el mayordomo llamó al novio, pues no sabía de dónde provenía, a pesar de que lo sabían los sirvientes que habían sacado el agua. Jua 2:10 Y le dijo: “Todo el mundo sirve al principio el vino mejor, y cuando ya todos han bebido bastante, les dan el de menos calidad; pero tú has dejado el mejor vino hasta ese momento.” Jua 2:11 Esta señal milagrosa fue la primera, y Jesús la hizo en Caná de Galilea. Así manifestó su gloria y sus discípulos creyeron en él.

Jesús llama a Leví Mar 2:13 Jesús salió otra vez por las orillas del lago; todo el mundo venía a verlo y él les enseñaba. Mar 2:14 Mientras caminaba, vio a un cobrador de impuestos que estaba sentado en la aduana. Era Leví, hijo de Alfeo. Jesús le dijo: “Sígueme.” Y él se levantó y lo siguió. Mar 2:15 Jesús estuvo comiendo en la casa de Leví, y algunos cobradores de impuestos y pecadores estaban sentados a la mesa con Jesús y sus discípulos; en realidad eran un buen número. Pero también seguían a Jesús Mar 2:16 maestros de la Ley del grupo de los fariseos y, al verlo sentado a la misma mesa con pecadores y cobradores de impuestos, dijeron a los discípulos: “¿Qué es esto? ¡Está comiendo con publicanos y pecadores!” Mar 2:17 Jesús los oyó y les dijo: “No es la gente sana la que necesita médico, sino los enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores.”

Jesús sana a un paralítico Mar 2:1 Tiempo después, Jesús volvió a Cafarnaúm. Apenas corrió la noticia de que estaba en casa, Mar 2:2 se reunió tanta gente que no quedaba sitio ni siquiera a la puerta. Mar 2:3 Y mientras Jesús les anunciaba la Palabra, cuatro hombres le trajeron un paralítico que llevaban tendido en una camilla. Mar 2:4 Como no podían acercarlo a Jesús a causa de la multitud, levantaron el techo donde él estaba y por el boquete bajaron al enfermo en su camilla. Mar 2:5 Al ver la fe de aquella gente, Jesús dijo al paralítico: “Hijo, se te perdonan tus pecados.” Mar 2:6 Estaban allí sentados algunos maestros de la Ley, y pensaron en su interior: Mar 2:7 “¿Cómo puede decir eso? Realmente se burla de Dios. ¿Quién puede perdonar pecados, fuera de Dios?” Mar 2:8 Pero Jesús supo en su espíritu lo que ellos estaban pensando, y les dijo: “¿Por qué piensan así? Mar 2:9 ¿Qué es más fácil decir a este paralítico: Se te perdonan tus pecados, o decir: Levántate, toma tu camilla y anda? Mar 2:10 Pues ahora ustedes sabrán que el Hijo del Hombre tiene en la tierra poder para perdonar pecados.” Mar 2:11 Y dijo al paralítico: “Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa.” El hombre se levantó, y ante los ojos de toda la gente, cargó con su camilla y se fue. Mar 2:12 La gente quedó asombrada, y todos glorificaban a Dios diciendo: “Nunca hemos visto nada parecido.”

Jesús limpia a un leproso Mar 1:40 Se le acercó un leproso, que se arrodilló ante él y le suplicó: “Si quieres, puedes limpiarme.” Mar 1:41 Sintiendo compasión, Jesús extendió la mano y lo tocó diciendo: “Quiero, queda limpio.” Mar 1:42 Al instante se le quitó la lepra y quedó sano. Mar 1:43 Entonces Jesús lo despidió, pero le ordenó enérgicamente: Mar 1:44 “No cuentes esto a nadie, pero vete y preséntate al sacerdote y haz por tu purificación la ofrenda que ordena la Ley de Moisés, pues tú tienes que hacer tu declaración.” Pero el hombre, en cuanto se fue, empezó a hablar y a divulgar lo ocurrido, Mar 1:45 de tal manera que Jesús ya no podía entrar públicamente en el pueblo; tenía que andar por las afueras, en lugares solitarios. Pero la gente venía a él de todas partes.

Jesús sana a muchos enfermos Mar 1:29 Al salir de la Sinagoga, Jesús fue a la casa de Simón y Andrés con Santiago y Juan. Mar 1:30 La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, por lo que en seguida le hablaron de ella. Mar 1:31 Jesús se acercó y, tomándola de la mano, la levantó. Se le quitó la fiebre y se puso a atenderlos. Mar 1:32 Antes del atardecer, cuando se ponía el sol, empezaron a traer a Jesús todos los enfermos y personas poseídas por espíritus impuros. Mar 1:33 El pueblo entero estaba reunido ante la puerta. Mar 1:34 Jesús sanó a muchos enfermos con dolencias de toda clase y expulsó muchos demonios; pero no los dejaba hablar, pues sabían quién era. Jesús predica en Galilea Mar 1:35 De madrugada, cuando todavía estaba muy oscuro, Jesús se levantó, salió y se fue a un lugar solitario. Allí se puso a orar. Mar 1:36 Simón y sus compañeros fueron a buscarlo, Mar 1:37 y cuando lo encontraron le dijeron: “Todos te están buscando.” Mar 1:38 Él les contestó: “Vámonos a los pueblecitos vecinos, para predicar también allí, pues para esto he salido.” Mar 1:39 Y Jesús empezó a visitar las sinagogas de aquella gente, recorriendo toda Galilea. Predicaba y expulsaba a los demonios.

Jesús sana a un hombre con un espíritu inmundo Mar 1:21 Llegaron a Cafarnaúm, y Jesús empezó a enseñar en la sinagoga durante las asambleas del día sábado. Mar 1:22 Su manera de enseñar impresionaba mucho a la gente, porque hablaba como quien tiene autoridad, y no como los maestros de la Ley. Mar 1:23 Entró en aquella sinagoga un hombre que estaba en poder de un espíritu impuro, y se puso a gritar: Mar 1:24 “¿Qué quieres con nosotros, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Yo sé que tú eres el Santo de Dios.” Mar 1:25 Jesús le hizo frente con autoridad: Mar 1:26 “¡Cállate y sal de ese hombre!” El espíritu impuro revolcó al hombre en el suelo y lanzó un grito tremendo, pero luego salió de él. Mar 1:27 El asombro de todos fue tan grande que se preguntaban unos a otros: “¿Qué es esto? Una doctrina nueva, y ¡con qué autoridad! Miren cómo da órdenes a los espíritus impuros ¡y le obedecen!” Mar 1:28 Así fue como la fama de Jesús se extendió por todo el territorio de Galilea.

Marta y María Luc 10:38 Siguiendo su camino, entraron en un pueblo, y una mujer, llamada Marta, lo recibió en su casa. Luc 10:39 Tenía una hermana llamada María, que se sentó a los pies del Señor y se quedó escuchando su palabra. Luc 10:40 Mientras tanto Marta estaba absorbida por los muchos quehaceres de la casa. En cierto momento Marta se acercó a Jesús y le dijo: “Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola para atender? Dile que me ayude.” Luc 10:41 Pero el Señor le respondió: “Marta, Marta, tú andas preocupada y te pierdes en mil cosas: Luc 10:42 una sola es necesaria. María ha elegido la mejor parte, que no le será quitada.”

Luc 3:15 El pueblo estaba en la duda, y todos se preguntaban interiormente si Juan no sería el Mesías, Luc 3:16 por lo que Juan hizo a todos esta declaración: “Yo les bautizo con agua, pero está para llegar uno con más poder que yo, y yo no soy digno de desatar las correas de su sandalia. El los bautizará con el Espíritu Santo y el fuego. Luc 3:21 Un día fue bautizado también Jesús entre el pueblo que venía a recibir el bautismo. Y mientras estaba en oración, se abrieron los cielos: Luc 3:22 el Espíritu Santo bajó sobre él y se manifestó exteriormente en forma de paloma, y del cielo vino una voz: “Tú eres mi Hijo, hoy te he dado a la vida.”

Juan el Bautista alaba a Cristo Jua 3:22 Después de esto, Jesús se fue con sus discípulos al territorio de Judea. Allí estuvo con ellos y bautizaba. Jua 3:23 Juan también estaba bautizando en Ainón, cerca de Salín, porque allí había mucha agua; la gente venía y se hacía bautizar. Jua 3:24 (Esto ocurría antes de que Juan hubiera sido encarcelado). Jua 3:25 Un día los discípulos de Juan tuvieron una discusión con un judío sobre la purificación espiritual. Jua 3:26 Fueron donde Juan y le dijeron: “Rabbí, el que estaba contigo al otro lado del Jordán, y en cuyo favor tú hablaste, está ahora bautizando y todos se van a él.” Jua 3:27 Juan respondió: “Nadie puede atribuirse más de lo que el Cielo le quiere dar. Jua 3:28 Ustedes mismos son testigos de que yo dije: Yo no soy el Mesías, sino el que ha sido enviado delante de él. Jua 3:29 Es el novio quien tiene a la novia; el amigo del novio está a su lado y hace lo que él le dice y se alegra con sólo oír la voz del novio. Por eso me alegro sin reservas. Jua 3:30 Es necesario que él crezca y que yo disminuya.

Jesús limpia a un leproso Luc 5:12 Estando Jesús en uno de esos pueblos, se presentó un hombre cubierto de lepra. Apenas vio a Jesús, se postró con la cara en tierra y le suplicó: “Señor, si tú quieres, puedes limpiarme.” Luc 5:13 Jesús extendió la mano y lo tocó, diciendo: “Lo quiero, queda limpio.” Luc 5:14 Y al instante le desapareció la lepra. Jesús le dio aviso que no lo dijera a nadie. “Vete, le dijo, preséntate al sacerdote y haz la ofrenda por tu purificación como ordenó Moisés, pues tienes que hacerles tu declaración.” Luc 5:15 La fama de Jesús crecía más y más, a tal punto que multitudes acudían para oírle y ser curados de sus enfermedades. Luc 5:16 Pero él buscaba siempre lugares solitarios donde orar.

Jesús comienza su ministerio Luc 4:14 Jesús volvió a Galilea con el poder del Espíritu, y su fama corrió por toda aquella región. Luc 4:15 Enseñaba en las sinagogas de los judíos y todos lo alababan. Jesús rechazado en Nazaret Luc 4:16 Llegó a Nazaret, donde se había criado, y el sábado fue a la sinagoga, como era su costumbre. Se puso de pie para hacer la lectura, Luc 4:17 y le pasaron el libro del profeta Isaías. Jesús desenrolló el libro y encontró el pasaje donde estaba escrito: Luc 4:18 El Espíritu del Señor está sobre mí. El me ha ungido para llevar buenas noticias a los pobres, para anunciar la libertad a los cautivos y a los ciegos que pronto van a ver, para poner en libertad a los oprimidos Luc 4:19 y proclamar el año de gracia del Señor. Luc 4:20 Jesús entonces enrolló el libro, lo devolvió al ayudante y se sentó, mientras todos los presentes tenían los ojos fijos en él. Luc 4:21 Y empezó a decirles: “Hoy les llegan noticias de cómo se cumplen estas palabras proféticas.” Luc 4:22 Todos lo aprobaban y se quedaban maravillados, mientras esta proclamación de la gracia de Dios salía de sus labios. Y decían: “¡Pensar que es el hijo de José!”

Jesús camina sobre el agua Mar 6:45 Inmediatamente Jesús obligó a sus discípulos a que subieran a la barca y lo fueran a esperar a Betsaida, en la otra orilla, mientras él despachaba a la gente. Mar 6:46 Jesús despidió, pues, a la gente, y luego se fue al cerro a orar. Mar 6:47 Al anochecer, la barca estaba en medio del lago y Jesús se había quedado solo en tierra. Mar 6:48 Jesús vio que sus discípulos iban agotados de tanto remar, pues el viento les era contrario, y antes de que terminara la noche fue hacia ellos caminando sobre el mar, como si quisiera pasar de largo. Mar 6:49 Al verlo caminar sobre el mar, creyeron que era un fantasma y se pusieron a gritar, Mar 6:50 pues todos estaban asustados al verlo así. Pero Jesús les habló: “Ánimo, no teman, que soy yo.” Mar 6:51 Y subió a la barca con ellos. De inmediato se calmó el viento, con lo cual quedaron muy asombrados. Mar 6:52 Pues no habían entendido lo que había pasado con los panes, tenían la mente cerrada.

Mar 6:34 Al desembarcar, Jesús vio toda aquella gente, y sintió compasión de ellos, pues estaban como ovejas sin pastor. Y se puso a enseñarles largamente. Mar 6:35 Se había hecho tarde. Los discípulos se le acercaron y le dijeron: “Estamos en un lugar despoblado y ya se ha hecho tarde; Mar 6:36 despide a la gente para que vayan a las aldeas y a los pueblos más cercanos y se compren algo de comer.” Mar 6:37 Jesús les contestó: “Denles ustedes de comer.” Ellos dijeron: “¿Y quieres que vayamos nosotros a comprar doscientos denarios de pan para dárselo?” Mar 6:38 Jesús les dijo: “¿Cuántos panes tienen ustedes? Vayan a ver.” Volvieron y le dijeron: “Hay cinco, y además hay dos pescados.” Mar 6:39 Entonces les dijo que hicieran sentar a la gente en grupos sobre el pasto verde. Mar 6:40 Se acomodaron en grupos de cien y de cincuenta. Mar 6:41 Tomó Jesús los cinco panes y los dos pescados, levantó los ojos al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y los iba dando a los discípulos para que se los sirvieran a la gente. Asimismo repartió los dos pescados entre todos. Mar 6:42 Comieron todos hasta saciarse; Mar 6:43 incluso se llenaron doce canastos con los pedazos de pan, sin contar lo que sobró de los pescados. Mar 6:44 Los que habían comido eran unos cinco mil hombres.

Jesús comienza su ministerio Mat 4:12 Cuando Jesús oyó que Juan había sido encarcelado, se retiró a Galilea. Mat 4:13 No se quedó en Nazaret, sino que fue a vivir a Cafarnaúm, a orillas del lago, en la frontera entre Zabulón y Neftalí. Mat 4:14 Así se cumplió lo que había dicho el profeta Isaías: Mat 4:15 Tierra de Zabulón y tierra de Neftalí, en el camino hacia el mar, a la otra orilla del Jordán, Galilea, tierra de paganos, escuchen: Mat 4:16 La gente que vivía en la oscuridad ha visto una luz muy grande; una luz ha brillado para los que viven en lugares de sombras de muerte. Mat 4:17 Desde entonces Jesús empezó a proclamar este mensaje: “Conviértanse, porque el Reino de los Cielos está ahora cerca.” Jesús predica a grandes muchedumbres Mat 4:23 Jesús empezó a recorrer toda la Galilea; enseñaba en las sinagogas de los judíos, proclamaba la Buena Nueva del Reino y curaba en el pueblo todas las dolencias y enfermedades. Mat 4:24 Su fama se extendió por toda Siria. La gente le traía todos sus enfermos y cuantos estaban aquejados por algún mal: endemoniados, lunáticos y paralíticos, y él los sanaba a todos. Mat 4:25 Empezaron a seguir a Jesús muchedumbres: gente de Galilea, Decápolis, Jerusalén, Judea y del otro lado del Jordán.

La visita de los magos Mat 2:1 Jesús había nacido en Belén de Judá durante el reinado de Herodes. Unos Magos que venían de Oriente llegaron a Jerusalén Mat 2:2 preguntando: “¿Dónde está el rey de los judíos recién nacido? Porque hemos visto su estrella en el Oriente y venimos a adorarlo.”

Luc 2:16 Fueron apresuradamente y hallaron a María y a José con el recién nacido acostado en el pesebre. Luc 2:17 Entonces contaron lo que los ángeles les habían dicho del niño. Luc 2:18 Todos los que escucharon a los pastores quedaron maravillados de lo que decían. Luc 2:19 María, por su parte, guardaba todos estos acontecimientos y los volvía a meditar en su interior. Luc 2:20 Después los pastores regresaron alabando y glorificando a Dios por todo lo que habían visto y oído, tal como los ángeles se lo habían anunciado. Luc 2:21 Cumplidos los ocho días, circuncidaron al niño y le pusieron el nombre de Jesús, nombre que había indicado el ángel antes de que su madre quedara embarazada.

La Palabra se hizo carne Jua 1:1 En el principio era el Verbo (la Palabra), y el Verbo estaba ante Dios, y el Verbo era Dios. Jua 1:2 Él estaba ante Dios en el principio. Jua 1:3 Por Él se hizo todo, y nada llegó a ser sin Él. Lo que fue hecho Jua 1:4 tenía vida en Él, y para los hombres la vida era luz. Jua 1:5 La luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la apagaron. Jua 1:6 Vino un hombre, enviado por Dios, que se llamaba Juan. Jua 1:7 Vino para dar testimonio, como testigo de la luz, para que todos creyeran por él. Jua 1:8 Aunque no fuera él la luz, le tocaba dar testimonio de la luz. Jua 1:9 Ella era la luz verdadera, la luz que ilumina a todo hombre, y llegaba al mundo. Jua 1:10 Ya estaba en el mundo, este mundo que se hizo por Ella, (o por Él), este mundo que no lo recibió. Jua 1:11 Vino a su propia casa, y los suyos no lo recibieron; Jua 1:12 pero a todos los que lo recibieron les dio capacidad para ser hijos de Dios. Al creer en su Nombre Jua 1:13 han nacido, no de sangre alguna, ni por ley de la carne, ni por voluntad de hombre, sino que han nacido de Dios. Jua 1:14 Y el Verbo se hizo carne, puso su tienda entre nosotros, y hemos visto su Gloria: la Gloria que recibe del Padre el Hijo único; en él todo era don amoroso y verdad. Jua 1:15 Juan dio testimonio de él; dijo muy fuerte: “De él yo hablaba al decir: El que ha venido detrás de mí, ya está delante de mí, porque era antes que yo.” Jua 1:16 De su plenitud hemos recibido todos, y cada don amoroso preparaba otro. Jua 1:17 Por medio de Moisés hemos recibido la Ley, pero la verdad y el don amoroso nos llegó por medio de Jesucristo. Jua 1:18 Nadie ha visto a Dios jamás, pero Dios-Hijo único, el que está en el seno del Padre nos lo dio a conocer.