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Jua 11:45 Muchos judíos que habían ido a casa de María creyeron en Jesús al ver lo que había hecho. Jua 11:46 Algunos, sin embargo, fueron donde los fariseos y les contaron lo que Jesús había hecho. Jua 11:47 Entonces los jefes de los sacerdotes y los fariseos convocaron el Consejo y preguntaban: “¿Qué hacemos? Este hombre hace muchos milagros. Jua 11:48 Si lo dejamos que siga así, todos van a creer en él, y luego intervendrán los romanos y destruirán nuestro Lugar Santo y nuestra nación.” Jua 11:49 Entonces habló uno de ellos, Caifás, que era el sumo sacerdote aquel año, y dijo: “Ustedes no entienden nada. Jua 11:50 No se dan cuenta de que es mejor que muera un solo hombre por el pueblo y no que perezca toda la nación.” Jua 11:51 Estas palabras de Caifás no venían de sí mismo, sino que, como era sumo sacerdote aquel año, profetizó en aquel momento; Jesús iba a morir por la nación; Jua 11:52 y no sólo por la nación, sino también para reunir a los hijos de Dios que estaban dispersos. Jua 11:53 Y desde ese día estuvieron decididos a matarlo. Jua 11:54 Jesús ya no podía moverse libremente como quería entre los judíos. Se retiró, pues, a la región cercana al desierto y se quedó con sus discípulos en una ciudad llamada Efraím. Jua 11:55 Se acercaba la Pascua de los judíos, y de todo el país subían a Jerusalén para purificarse antes de la Pascua. Jua 11:56 Buscaban a Jesús y se decían unos a otros en el Templo: “¿Qué les parece? ¿Vendrá a la fiesta?” Jua 11:57 Pues los jefes de los sacerdotes y los fariseos habían dado órdenes, y si alguien sabía dónde se encontraba Jesús, debía notificarlo para que fuera arrestado. #Evangelio #Misa #Evangeliodeldia

Jua 10:31 Entonces los judíos tomaron de nuevo piedras para tirárselas. Jua 10:32 Jesús les dijo: “He hecho delante de ustedes muchas obras hermosas que procedían del Padre; ¿por cuál de ellas me quieren apedrear?” Jua 10:33 Los judíos respondieron: “No te apedreamos por algo hermoso que hayas hecho, sino por insultar a Dios; porque tú, siendo hombre, te haces Dios.” Jua 10:34 Jesús les contestó: “¿No está escrito en su Ley: Yo he dicho que son dioses? Jua 10:35 No se puede cambiar la Escritura, y en ese lugar llama dioses a los que recibieron esta palabra de Dios. Jua 10:36 Y yo, que fui consagrado y enviado al mundo por el Padre, ¿estaría insultando a Dios al decir que soy el Hijo de Dios? Jua 10:37 Si yo no hago las obras del Padre, no me crean. Jua 10:38 Pero si las hago, si no me creen a mí, crean a esas obras, para que sepan y reconozcan que el Padre está en mí y yo en el Padre.” Jua 10:39 Otra vez quisieron llevarlo preso, pero Jesús se les escapó de las manos. Jua 10:40 Se marchó de nuevo al otro lado del Jordán, donde Juan bautizaba al principio, y se quedó allí. Jua 10:41 Mucha gente acudió a él, y decían: “Juan no hizo ninguna señal milagrosa, pero todo lo que dijo de éste era verdad.” Jua 10:42 Y muchos creyeron en él en aquel lugar. #Evangelio #Misa #Evangeliodeldia

Jua 8:51 En verdad les digo: el que guarda mi palabra no probará la muerte para siempre.” Jua 8:52 Los judíos replicaron: “Ahora sabemos que eres víctima de un mal espíritu. Abraham murió y también los profetas, ¿y tú dices: “Quien guarda mi palabra jamás probará la muerte”? Jua 8:53 ¿Eres tú más grande que nuestro padre Abraham, que murió, lo mismo que murieron los Profetas? ¿Quién te crees que eres?” Jua 8:54 Jesús les contestó: “Si yo me doy gloria a mí mismo, mi gloria no vale nada; es el Padre quien me da gloria, el mismo que ustedes llaman “nuestro Dios”. Jua 8:55 Ustedes no lo conocen, yo sí lo conozco, y si dijera que no lo conozco, sería un mentiroso como ustedes. Pero yo lo conozco y guardo su palabra. Jua 8:56 En cuanto a Abraham, padre de ustedes, se alegró pensando ver mi día. Lo vio y se regocijó.”. Jua 8:57 Entonces los judíos le dijeron: “¿Aún no tienes cincuenta años y has visto a Abraham?” Jua 8:58 Contestó Jesús: “En verdad les digo que antes que Abraham existiera, Yo soy.” Jua 8:59 Entonces tomaron piedras para lanzárselas, pero Jesús se ocultó y salió del Templo. #Evangelio #Misa #Evangeliodeldia

La verdad os hará libres Jua 8:31 Jesús decía a los judíos que habían creído en él: “Ustedes serán verdaderos discípulos míos si perseveran en mi palabra; Jua 8:32 entonces conocerán la verdad, y la verdad los hará libres.” Jua 8:33 Le respondieron: “Somos descendientes de Abraham y nunca hemos sido esclavos de nadie. ¿Por qué dices: “Ustedes serán libres”?” Jua 8:34 Jesús les contestó: “En verdad, en verdad les digo: el que vive en el pecado es esclavo del pecado. Jua 8:35 Pero el esclavo no se quedará en la casa para siempre; el hijo, en cambio, permanece para siempre. Jua 8:36 Por tanto, si el Hijo los hace libres, ustedes serán realmente libres. Jua 8:37 Yo sé que ustedes son descendientes de Abraham, pero mi palabra no tiene acogida en ustedes, y por eso tratan de matarme. Jua 8:38 Yo hablo de lo que he visto junto a mi Padre, y ustedes hacen lo que han aprendido de su padre.” Vosotros sois de vuestro padre el Diablo Jua 8:39 Ellos le cortaron la palabra: “Nuestro padre es Abraham.” Entonces Jesús les dijo: “Si ustedes fueran hijos de Abraham, actuarían como Abraham. Jua 8:40 Pero viene alguien que les dice la verdad, la verdad que he aprendido de Dios, y ustedes quieren matarme. Esta no es la manera de actuar de Abraham. Jua 8:41 Ustedes actúan como hizo su padre.” Los judíos le dijeron: “Nosotros no somos hijos de la prostitución, no tenemos más que un solo padre: Dios.” Jua 8:42 Jesús les replicó: “Si Dios fuera su Padre, ustedes me amarían a mí, porque yo he salido de Dios para venir aquí. No he venido por iniciativa propia, sino que él mismo me ha enviado. #Evangelio #Misa #Evangeliodeldia

Jua 8:21 De nuevo Jesús les dijo: “Yo me voy y ustedes me buscarán. Pero ustedes no pueden ir a donde yo voy y morirán en su pecado.” Jua 8:22 Los judíos se preguntaban: “¿Por qué dice que a donde él va nosotros no podemos ir? ¿Pensará tal vez en suicidarse?” Jua 8:23 Pero Jesús les dijo: “Ustedes son de abajo, yo soy de arriba. Ustedes son de este mundo, yo no soy de este mundo. Jua 8:24 Por eso les he dicho que morirán en sus pecados. Yo les digo que si ustedes no creen que Yo soy, morirán en sus pecados.” Jua 8:25 Le preguntaron: “Pero ¿quién eres tú?” Jesús les contestó: “Exactamente lo que acabo de decirles. Jua 8:26 Tengo mucho que decir sobre ustedes y mucho que condenar, pero lo que digo al mundo lo aprendí del que me ha enviado: él es veraz.” Jua 8:27 Ellos no comprendieron que Jesús les hablaba del Padre. Jua 8:28 Y añadió: “Cuando levanten en alto al Hijo del hombre, entonces conocerán que Yo soy y que no hago nada por mi cuenta, sino que sólo digo lo que el Padre me ha enseñado. Jua 8:29 El que me ha enviado está conmigo y no me deja nunca solo, porque yo hago siempre lo que le agrada a él.” Jua 8:30 Esto es lo que decía Jesús, y muchos creyeron en él. #Evangelio #Misa #Evangeliodeldia

Yo soy la luz del mundo Jua 8:12 Jesús les habló de nuevo diciendo: “Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no caminará en tinieblas, sino que tendrá luz y vida.” Jua 8:13 Los fariseos replicaron: “Estás hablando en tu propio favor; tu testimonio no vale nada.” Jua 8:14 Jesús les contestó: “Aunque yo hable en mi favor, mi declaración vale, porque yo sé de dónde he venido y adónde voy. Ustedes son los que no saben de dónde he venido ni adónde voy. Jua 8:15 Ustedes juzgan con criterios humanos; yo no juzgo a nadie. Jua 8:16 Y si yo tuviera que juzgar, mi juicio sería válido, porque yo no estoy solo; el Padre que me envió está conmigo. Jua 8:17 En la Ley de ustedes está escrito que con dos personas el testimonio es válido. Jua 8:18 Yo doy testimonio de mí mismo, y también el Padre que me ha enviado da testimonio de mí.” Jua 8:19 Le preguntaron: “¿Dónde está tu Padre?” Jesús les contestó: “Ustedes no me conocen a mí ni a mi Padre; si me conocieran a mí, conocerían también a mi Padre.” Jua 8:20 Jesús dijo estas cosas en el lugar donde se reciben las ofrendas, cuando estaba enseñando en el Templo, pero nadie lo detuvo, porque aún no había llegado su hora. #Evangelio #Misa #Evangeliodeldia

Jua 8:1 Jesús, por su parte, se fue al monte de los Olivos. Jua 8:2 Al amanecer estaba ya nuevamente en el Templo; toda la gente acudía a él, y él se sentaba para enseñarles. Jua 8:3 Los maestros de la Ley y los fariseos le trajeron una mujer que había sido sorprendida en adulterio. La colocaron en medio Jua 8:4 y le dijeron: “Maestro, esta mujer es una adúltera y ha sido sorprendida en el acto. Jua 8:5 En un caso como éste la Ley de Moisés ordena matar a pedradas a la mujer. Tú, ¿qué dices?” Jua 8:6 Le hacían esta pregunta para ponerlo en dificultades y tener algo de qué acusarlo. Pero Jesús se inclinó y se puso a escribir en el suelo con el dedo. Jua 8:7 Como ellos insistían en preguntarle, se enderezó y les dijo: “Aquel de ustedes que no tenga pecado, que le arroje la primera piedra.” Jua 8:8 Se inclinó de nuevo y siguió escribiendo en el suelo. Jua 8:9 Al oír estas palabras, se fueron retirando uno tras otro, comenzando por los más viejos, hasta que se quedó Jesús solo con la mujer, que seguía de pie ante él. Jua 8:10 Entonces se enderezó y le dijo: “Mujer, ¿dónde están? ¿Ninguno te ha condenado?” Jua 8:11 Ella contestó: “Ninguno, señor.” Y Jesús le dijo: “Tampoco yo te condeno. Vete y en adelante no vuelvas a pecar.” #Evangelio #Misa #Evangeliodeldia

Disensión entre la gente Jua 7:40 Muchos de los que escucharon esto decían: “Realmente este hombre es el Profeta.” Jua 7:41 Unos afirmaban: “Este es el Mesías.” Pero otros decían: “¿Cómo va a venir el Mesías de Galilea? Jua 7:42 ¿No dice la Escritura que el Mesías es un descendiente de David y que saldrá de Belén, la ciudad de David?” Jua 7:43 La gente, pues, estaba dividida a causa de Jesús. Jua 7:44 Algunos querían llevarlo preso, pero nadie le puso las manos encima. Jua 7:45 Cuando los guardias del Templo volvieron a donde los sacerdotes y los fariseos, les preguntaron: “¿Por qué no lo han traído?” Jua 7:46 Los guardias contestaron: “Nunca hombre alguno ha hablado como éste.” Jua 7:47 Los fariseos les dijeron: “¿También ustedes se han dejado engañar? Jua 7:48 ¿Hay algún jefe o algún fariseo que haya creído en él? Jua 7:49 Pero esa gente que no conoce la Ley, ¡son unos malditos!” Jua 7:50 Les respondió Nicodemo, el que había ido antes a ver a Jesús y que era uno de ellos. Dijo: Jua 7:51 “¿Acaso nuestra ley permite condenar a un hombre sin escucharle antes y sin averiguar lo que ha hecho?” Jua 7:52 Le contestaron: “¿También tú eres de Galilea? Estudia las Escrituras y verás que de Galilea no salen profetas.” La mujer sorprendida en adulterio Jua 7:53 Y se fue cada uno a su casa. #Evangelio #Misa #Evangeliodeldia

Jesús en la fiesta de los tabernáculos Jua 7:1 Después de esto, Jesús iba de un lugar a otro por Galilea; no quería estar en Judea porque los judíos deseaban matarle. Jua 7:2 Se acercaba la fiesta de los judíos llamada de las Tiendas. Solamente después que sus hermanos fueron a la fiesta subió él también, pero sin decirlo y como en secreto. ¿Puede ser este el Cristo? Jua 7:25 Algunos habitantes de Jerusalén decían: “Pero, ¿no es éste al que quieren matar? Jua 7:26 Pues ahí lo tienen hablando con toda libertad y no le dicen nada. ¿Será tal vez que nuestros dirigentes han reconocido que él es el Mesías? Jua 7:27 Pero éste sabemos de dónde viene, mientras que cuando venga el Mesías, nadie sabrá de dónde viene.” Jua 7:28 Entonces Jesús dijo en voz muy alta mientras enseñaba en el Templo: “Ustedes dicen que me conocen. Ustedes saben de dónde vengo. Sepan que yo no he venido por mi propia cuenta: quien me envía es el Verdadero, y ustedes no lo conocen. Jua 7:29 El es el que me ha enviado, y yo lo conozco porque vengo de él.” Jua 7:30 Los judíos hubieran querido llevarlo preso, pero nadie le puso las manos encima porque todavía no había llegado su hora.

Jua 5:31 Si yo hago de testigo en mi favor, mi testimonio no tendrá valor. Jua 5:32 Pero Otro está dando testimonio de mí, y yo sé que es verdadero cuando da testimonio de mí. Jua 5:33 Ustedes mandaron interrogar a Juan, y él dio testimonio de la verdad. Jua 5:34 Yo les recuerdo esto para bien de ustedes, para que se salven, porque personalmente yo no me hago recomendar por hombres. Jua 5:35 Juan era una antorcha que ardía e iluminaba, y ustedes por un tiempo se sintieron a gusto con su luz. Jua 5:36 Pero yo tengo un testimonio que vale más que el de Juan: son las obras que el Padre me encomendó realizar. Estas obras que yo hago hablan por mí y muestran que el Padre me ha enviado. Jua 5:37 Y el Padre que me ha enviado también da testimonio de mí. Ustedes nunca han oído su voz ni visto su rostro; Jua 5:38 y tampoco tienen su palabra, pues no creen al que él ha enviado. Jua 5:39 Ustedes escudriñan las Escrituras pensando que encontrarán en ellas la vida eterna, y justamente ellas dan testimonio de mí. Jua 5:40 Sin embargo ustedes no quieren venir a mí para tener vida. Jua 5:41 Yo no busco la alabanza de los hombres. Jua 5:42 Sé sin embargo que el amor de Dios no está en ustedes, Jua 5:43 porque he venido en nombre de mi Padre, y ustedes no me reciben. Si algún otro viene en su propio nombre, a ése sí lo acogerán. Jua 5:44 Mientras hacen caso de las alabanzas que se dan unos a otros y no buscan la gloria que viene del Unico Dios, ¿cómo podrán creer? Jua 5:45 No piensen que seré yo quien los acuse ante el Padre. Es Moisés quien los acusa, aquel mismo en quien ustedes confían. Jua 5:46 Si creyeran a Moisés, me creerían también a mí, porque él escribió de mí. Jua 5:47 Pero si ustedes no creen lo que escribió Moisés, ¿cómo van a creer lo que les digo yo?”

Jua 5:17 Pero Jesús les respondió: “Mi Padre sigue trabajando, y yo también trabajo.” Jesús es igual a Dios Jua 5:18 Y los judíos tenían más ganas todavía de matarle, porque además de quebrantar la ley del sábado, se hacía a sí mismo igual a Dios, al llamarlo su propio Padre. La autoridad del Hijo Jua 5:19 Jesús les dirigió la palabra: “En verdad les digo: El Hijo no puede hacer nada por su cuenta, sino sólo lo que ve hacer al Padre. Todo lo que haga éste, lo hace también el Hijo. Jua 5:20 El Padre ama al Hijo y le enseña todo lo que él hace, y le enseñará cosas mucho más grandes que éstas, que a ustedes los dejarán atónitos. Jua 5:21 Como el Padre resucita a los muertos y les da la vida, también el Hijo da la vida a los que quiere. Jua 5:22 Del mismo modo, el Padre no juzga a nadie, sino que ha entregado al Hijo la responsabilidad de juzgar, Jua 5:23 para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo, tampoco honra al Padre que lo ha enviado. Jua 5:24 En verdad les digo: El que escucha mi palabra y cree en el que me ha enviado, vive de vida eterna; ya no habrá juicio para él, porque ha pasado de la muerte a la vida. Jua 5:25 Sepan que viene la hora, y ya estamos en ella, en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que la escuchen vivirán. Jua 5:26 Así como el Padre tiene vida en sí mismo, también ha dado al Hijo tener vida en sí mismo. Jua 5:27 Y además le ha dado autoridad para llevar a cabo el juicio, porque es hijo de hombre. Jua 5:28 No se asombren de esto; llega la hora en que todos los que estén en los sepulcros oirán mi voz. Jua 5:29 Los que obraron el bien resucitarán para la vida, pero los que obraron el mal irán a la condenación. Los testigos de Jesús Jua 5:30 Yo no puedo hacer nada por mi cuenta, sino que juzgo conforme a lo que escucho; así mi juicio es recto, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad de Aquel que me envió.

La curación en la piscina en el día de reposo Jua 5:1 Después de esto se celebraba una fiesta de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén. Jua 5:2 Hay en Jerusalén, cerca de la Puerta de las Ovejas, una piscina llamada en hebreo Betesda. Tiene ésta cinco pórticos, Jua 5:3 y bajo los pórticos yacía una multitud de enfermos, ciegos, cojos, tullidos (y paralíticos. Todos esperaban que el agua se agitara, Jua 5:5 Había allí un hombre que hacía treinta y ocho años que estaba enfermo. Jua 5:6 Jesús lo vio tendido, y cuando se enteró del mucho tiempo que estaba allí, le dijo: “¿Quieres sanar?” Jua 5:7 El enfermo le contestó: “Señor, no tengo a nadie que me meta en la piscina cuando se agita el agua, y mientras yo trato de ir, ya se ha metido otro.” Jua 5:8 Jesús le dijo: “Levántate, toma tu camilla y anda.” Jua 5:9 Al instante el hombre quedó sano, tomó su camilla y empezó a caminar. Pero aquel día era sábado. Jua 5:10 Por eso los judíos dijeron al que acababa de ser curado: “Hoy es día sábado, y la Ley no permite que lleves tu camilla a cuestas.” Jua 5:11 El les contestó: “El que me sanó me dijo: Toma tu camilla y anda.” Jua 5:12 Le preguntaron: “¿Quién es ese hombre que te ha dicho: Toma tu camilla y anda?” Jua 5:13 Pero el enfermo no sabía quién era el que lo había sanado, pues Jesús había desaparecido entre la multitud reunida en aquel lugar. Jua 5:14 Más tarde Jesús se encontró con él en el Templo y le dijo: “Ahora estás sano, pero no vuelvas a pecar, no sea que te suceda algo peor.” Jua 5:15 El hombre se fue a decir a los judíos que era Jesús el que lo había curado. Jua 5:16 Por eso los judíos perseguían a Jesús, porque hacía tales curaciones en día sábado.

Jua 4:43 Pasados los dos días, Jesús partió de allí para Galilea. Jua 4:44 El había afirmado que un profeta no es reconocido en su propia tierra. Jua 4:45 Sin embargo los galileos lo recibieron muy bien al llegar, porque habían visto todo lo que Jesús había hecho en Jerusalén durante la fiesta, pues ellos también habían ido a la fiesta. Jesús sana al hijo de un oficial Jua 4:46 Jesús volvió a Caná de Galilea, donde había convertido el agua en vino. Había un funcionario real en Cafarnaúm que tenía un hijo enfermo. Jua 4:47 Al saber que Jesús había vuelto de Judea a Galilea, salió a su encuentro para pedirle que fuera a sanar a su hijo, que se estaba muriendo. Jua 4:48 Jesús le dio esta respuesta: “Si ustedes no ven señales y prodigios, no creen.” Jua 4:49 El funcionario le dijo: “Señor, ten la bondad de venir antes de que muera mi hijo.” Jua 4:50 Jesús le contestó: “Puedes volver, tu hijo está vivo.” El hombre creyó en la palabra de Jesús y se puso en camino. Jua 4:51 Al llegar a la bajada de los cerros, se topó con sus sirvientes que venían a decirle que su hijo estaba sano. Jua 4:52 Les preguntó a qué hora se había mejorado el niño, y le contestaron: “Ayer, a la una de la tarde, se le quitó la fiebre.” Jua 4:53 El padre comprobó que a esa misma hora Jesús le había dicho: “Tu hijo está vivo.” Y creyó él y toda su familia. Jua 4:54 Esta es la segunda señal milagrosa que hizo Jesús. Acababa de volver de Judea a Galilea.

La parábola de la oveja perdida Luc 15:1 Los publicanos y pecadores se acercaban a Jesús para escucharle. Luc 15:2 Por esto los fariseos y los maestros de la Ley lo criticaban entre sí: “Este hombre da buena acogida a los pecadores y come con ellos.” Luc 15:3 Entonces Jesús les dijo esta parábola: La parábola del hijo pródigo Luc 15:11 Jesús continuó: “Había un hombre que tenía dos hijos. Luc 15:12 El menor dijo a su padre: “Dame la parte de la hacienda que me corresponde.” Y el padre repartió sus bienes entre los dos. Luc 15:13 El hijo menor juntó todos sus haberes, y unos días después se fue a un país lejano. Allí malgastó su dinero llevando una vida desordenada. Luc 15:14 Cuando ya había gastado todo, sobrevino en aquella región una escasez grande y comenzó a pasar necesidad. Luc 15:15 Fue a buscar trabajo y se puso al servicio de un habitante del lugar, que lo envió a su campo a cuidar cerdos. Luc 15:16 Hubiera deseado llenarse el estómago con las bellotas que daban a los cerdos, pero nadie se las daba. Luc 15:17 Finalmente recapacitó y se dijo: “¡Cuántos asalariados de mi padre tienen pan de sobra, mientras yo aquí me muero de hambre! Luc 15:18 Tengo que hacer algo: volveré donde mi padre y le diré: Padre, he pecado contra Dios y contra ti. Luc 15:19 Ya no merezco ser llamado hijo tuyo. Trátame como a uno de tus asalariados.” Luc 15:20 Se levantó, pues, y se fue donde su padre. Estaba aún lejos, cuando su padre lo vio y sintió compasión; corrió a echarse a su cuello y lo besó. Luc 15:21 Entonces el hijo le habló: “Padre, he pecado contra Dios y ante ti. Ya no merezco ser llamado hijo tuyo.” Luc 15:22 Pero el padre dijo a sus servidores: “¡Rápido! Traigan el mejor vestido y pónganselo. Colóquenle un anillo en el dedo y traigan calzado para sus pies. Luc 15:23 Traigan el ternero gordo y mátenlo; comamos y hagamos fiesta, Luc 15:24 porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida; estaba perdido y lo hemos encontrado.” Y comenzaron la fiesta. Luc 15:25 El hijo mayor estaba en el campo. Al volver, cuando se acercaba a la casa, oyó la orquesta y el baile. Luc 15:26 Llamó a uno de los muchachos y le preguntó qué significaba todo aquello. Luc 15:27 El le respondió: “Tu hermano ha regresado a casa, y tu padre mandó matar el ternero gordo por haberlo recobrado sano y salvo.” Luc 15:28 El hijo mayor se enojó y no quiso entrar. Su padre salió a suplicarle. Luc 15:29 Pero él le contestó: “Hace tantos años que te sirvo sin haber desobedecido jamás ni una sola de tus órdenes, y a mí nunca me has dado un cabrito para hacer una fiesta con mis amigos. Luc 15:30 Pero ahora que vuelve ese hijo tuyo que se ha gastado tu dinero con prostitutas, haces matar para él el ternero gordo.” Luc 15:31 El padre le dijo: “Hijo, tú estás siempre conmigo y todo lo mío es tuyo. Luc 15:32 Pero había que hacer fiesta y alegrarse, puesto que tu hermano estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y ha sido encontrado.”

El fariseo y el recaudador de impuestos Luc 18:9 Jesús dijo esta parábola por algunos que estaban convencidos de ser justos y despreciaban a los demás. Luc 18:10 “Dos hombres subieron al Templo a orar. Uno era fariseo y el otro publicano. Luc 18:11 El fariseo, puesto de pie, oraba en su interior de esta manera: “Oh Dios, te doy gracias porque no soy como los demás hombres, que son ladrones, injustos, adúlteros, o como ese publicano... Luc 18:12 Ayuno dos veces por semana y doy la décima parte de todas mis entradas.” Luc 18:13 Mientras tanto el publicano se quedaba atrás y no se atrevía a levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho diciendo: “Dios mío, ten piedad de mí, que soy un pecador”. Luc 18:14 Yo les digo que este último estaba en gracia de Dios (justificado) cuando volvió a su casa, pero el fariseo no. Porque el que se hace grande será humillado y el que se humilla será enaltecido.”

Anunciado el nacimiento de Jesús Luc 1:26 Al sexto mes el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, Luc 1:27 a una joven virgen que estaba comprometida en matrimonio con un hombre llamado José, de la familia de David. La virgen se llamaba María. Luc 1:28 Llegó el ángel hasta ella y le dijo: “Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.” Luc 1:29 María quedó muy conmovida al oír estas palabras, y se preguntaba qué significaría tal saludo. Luc 1:30 Pero el ángel le dijo: “No temas, María, porque has encontrado el favor de Dios. Luc 1:31 Concebirás en tu seno y darás a luz un hijo, al que pondrás el nombre de Jesús. Luc 1:32 Será grande y justamente será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de su antepasado David; Luc 1:33 gobernará por siempre al pueblo de Jacob y su reinado no terminará jamás.” Luc 1:34 María entonces dijo al ángel: “¿Cómo puede ser eso, si yo soy virgen?” Luc 1:35 Contestó el ángel: “El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el niño santo que nacerá de ti será llamado Hijo de Dios. Luc 1:36 También tu parienta Isabel está esperando un hijo en su vejez, y aunque no podía tener familia, se encuentra ya en el sexto mes del embarazo. Luc 1:37 Para Dios, nada es imposible.” Luc 1:38 Dijo María: “Yo soy la sierva del Señor, hágase en mí tal como has dicho.” Después la dejó el ángel.

Jesús y Beelzebú Luc 11:14 Otro día Jesús estaba expulsando un demonio: se trataba de un hombre mudo. Apenas salió el demonio, el mudo empezó a hablar y la gente quedó admirada. Luc 11:15 Pero algunos de ellos dijeron: “Este echa a los demonios con el poder de Beelzebul, jefe de los demonios.” Luc 11:16 Y otros, para ponerlo a prueba, le pedían una señal que viniera del cielo. Luc 11:17 Jesús, que conocía sus pensamientos, les dijo: “Una nación dividida corre a la ruina, y los partidos opuestos caen uno tras otro. Luc 11:18 Si Satanás también está dividido, ¿podrá mantenerse su reino? ¿Cómo se les ocurre decir que yo echo los demonios invocando a Beelzebul? Luc 11:19 Si yo echo los demonios con la ayuda de Beelzebul, los amigos de ustedes, ¿con ayuda de quién los echan? Ellos juzgarán lo que ustedes acaban de decir. Luc 11:20 En cambio, si echo los demonios con el dedo de Dios, comprendan que el Reino de Dios ha llegado a ustedes. Luc 11:21 Cuando el Fuerte, bien armado, guarda su casa, todas sus cosas están seguras; Luc 11:22 pero si llega uno más fuerte y lo vence, le quitará las armas en que confiaba y distribuirá todo lo que tenía. Luc 11:23 El que no está conmigo, está contra mí; y el que no recoge conmigo, desparrama.

Cristo vino a cumplir la ley Mat 5:17 No crean que he venido a suprimir la Ley o los Profetas. He venido, no para deshacer, sino para traer lo definitivo. Mat 5:18 En verdad les digo: mientras dure el cielo y la tierra, no pasará una letra o una coma de la Ley hasta que todo se realice. Mat 5:19 Por tanto, el que ignore el último de esos mandamientos y enseñe a los demás a hacer lo mismo, será el más pequeño en el Reino de los Cielos. En cambio el que los cumpla y los enseñe, será grande en el Reino de los Cielos.

La parábola del siervo que no perdonó Mat 18:21 Entonces Pedro se acercó con esta pregunta: “Señor, ¿cuántas veces tengo que perdonar las ofensas de mi hermano? ¿Hasta siete veces?” Mat 18:22 Jesús le contestó: “No te digo siete, sino setenta y siete veces.” Mat 18:23 “Aprendan algo sobre el Reino de los Cielos. Un rey había decidido arreglar cuentas con sus empleados, Mat 18:24 y para empezar, le trajeron a uno que le debía diez mil monedas de oro. Mat 18:25 Como el hombre no tenía con qué pagar, el rey ordenó que fuera vendido como esclavo, junto con su mujer, sus hijos y todo cuanto poseía, para así recobrar algo. Mat 18:26 El empleado, pues, se arrojó a los pies del rey, suplicándole: “Dame un poco de tiempo, y yo te lo pagaré todo.” Mat 18:27 El rey se compadeció y lo dejó libre; más todavía, le perdonó la deuda. Mat 18:28 Pero apenas salió el empleado de la presencia del rey, se encontró con uno de sus compañeros que le debía cien monedas. Lo agarró del cuello y casi lo ahogaba, gritándole: “Págame lo que me debes.” Mat 18:29 El compañero se echó a sus pies y le rogaba: “Dame un poco de tiempo, y yo te lo pagaré todo.” Mat 18:30 Pero el otro no aceptó, sino que lo mandó a la cárcel hasta que le pagara toda la deuda. Mat 18:31 Los compañeros, testigos de esta escena, quedaron muy molestos y fueron a contárselo todo a su señor. Mat 18:32 Entonces el señor lo hizo llamar y le dijo: “Siervo miserable, yo te perdoné toda la deuda cuando me lo suplicaste. Mat 18:33 ¿No debías también tú tener compasión de tu compañero como yo tuve compasión de ti?” Mat 18:34 Y tanto se enojó el señor, que lo puso en manos de los verdugos hasta que pagara toda la deuda. Mat 18:35 Y Jesús añadió: “Lo mismo hará mi Padre Celestial con ustedes, a no ser que cada uno perdone de corazón a su hermano.”

Luc 4:24 Y Jesús añadió: “Ningún profeta es bien recibido en su patria. Luc 4:25 En verdad les digo que había muchas viudas en Israel en tiempos de Elías, cuando el cielo retuvo la lluvia durante tres años y medio y un gran hambre asoló a todo el país. Luc 4:26 Sin embargo Elías no fue enviado a ninguna de ellas, sino a una mujer de Sarepta, en tierras de Sidón. Luc 4:27 También había muchos leprosos en Israel en tiempos del profeta Eliseo, y ninguno de ellos fue curado, sino Naamán, el sirio.” Luc 4:28 Todos en la sinagoga se indignaron al escuchar estas palabras; Luc 4:29 se levantaron y lo empujaron fuera del pueblo, llevándolo hacia un barranco del cerro sobre el que está construido el pueblo, con intención de arrojarlo desde allí. Luc 4:30 Pero Jesús pasó por medio de ellos y siguió su camino. Antes de la elección de los apóstoles

Arrepentíos o pereced Luc 13:1 En ese momento algunos le contaron a Jesús una matanza de galileos. Pilato los había hecho matar en el Templo, mezclando su sangre con la sangre de sus sacrificios. Luc 13:2 Jesús les replicó: “¿Creen ustedes que esos galileos eran más pecadores que los demás porque corrieron semejante suerte? Luc 13:3 Yo les digo que no. Y si ustedes no renuncian a sus caminos, perecerán del mismo modo. Luc 13:4 Y aquellas dieciocho personas que quedaron aplastadas cuando la torre de Siloé se derrumbó, ¿creen ustedes que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Luc 13:5 Yo les aseguro que no. Y si ustedes no renuncian a sus caminos, todos perecerán de igual modo.” La parábola de la higuera sin fruto Luc 13:6 Jesús continuó con esta comparación: “Un hombre tenía una higuera que crecía en medio de su viña. Fue a buscar higos, pero no los halló. Luc 13:7 Dijo entonces al viñador: “Mira, hace tres años que vengo a buscar higos a esta higuera, pero nunca encuentro nada. Córtala. ¿Para qué está consumiendo la tierra inútilmente?” Luc 13:8 El viñador contestó: “Señor, déjala un año más y mientras tanto cavaré alrededor y le echaré abono. Luc 13:9 Puede ser que así dé fruto en adelante y, si no, la cortas”.

Mat 1:16 Jacob fue padre de José, esposo de María, de la que nació Jesús, llamado Cristo. Nacimiento de Jesucristo Mat 1:18 Este fue el principio de Jesucristo: María, su madre, estaba comprometida con José; pero antes de que vivieran juntos, quedó embarazada por obra del Espíritu Santo. Mat 1:19 Su esposo, José, pensó despedirla, pero como era un hombre bueno, quiso actuar discretamente para no difamarla. Mat 1:20 Mientras lo estaba pensando, el ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: “José, descendiente de David, no tengas miedo de llevarte a María, tu esposa, a tu casa; si bien está esperando por obra del Espíritu Santo, Mat 1:21 tú eres el que pondrás el nombre al hijo que dará a luz. Y lo llamarás Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados”. Mat 1:24 Cuando José se despertó, hizo lo que el ángel del Señor le había ordenado y tomó consigo a su esposa.

La parábola de los labradores Mat 21:33 Escuchen este otro ejemplo: Había un propietario que plantó una viña. La rodeó con una cerca, cavó en ella un lagar y levantó una torre para vigilarla. Después la alquiló a unos labradores y se marchó a un país lejano. Mat 21:34 Cuando llegó el tiempo de la vendimia, el dueño mandó a sus sirvientes que fueran donde aquellos labradores y cobraran su parte de la cosecha. Mat 21:35 Pero los labradores tomaron a los enviados, apalearon a uno, mataron a otro y a otro lo apedrearon. Mat 21:36 El propietario volvió a enviar a otros servidores más numerosos que la primera vez, pero los trataron de la misma manera. Mat 21:37 Por último envió a su hijo, pensando: “A mi hijo lo respetarán”. Mat 21:38 Pero los trabajadores, al ver al hijo, se dijeron: “Ese es el heredero. Lo matamos y así nos quedamos con su herencia”. Mat 21:39 Lo tomaron, pues, lo echaron fuera de la viña y lo mataron. Mat 21:40 Ahora bien, cuando venga el dueño de la viña, ¿qué hará con esos labradores?” Mat 21:41 Le contestaron: “Hará morir sin compasión a esa gente tan mala y arrendará la viña a otros labradores que le paguen a su debido tiempo.” Mat 21:42 Jesús agregó: “¿No han leído cierta Escritura? Dice así: La piedra que los constructores desecharon llegó a ser la piedra angular; ésa fue la obra del Señor y nos dejó maravillados. Mat 21:43 Ahora yo les digo a ustedes: se les quitará el Reino de los Cielos, y será entregado a un pueblo que le hará producir sus frutos.” (44) Mat 21:45 Al oír estos ejemplos, los jefes de los sacerdotes y los fariseos comprendieron que Jesús se refería a ellos. Mat 21:46 Hubieran deseado arrestarlo, pero tuvieron miedo del pueblo, que lo consideraba como un profeta.

El hombre rico y Lázaro Luc 16:19 Había un hombre rico que se vestía con ropa finísima y comía regiamente todos los días. Luc 16:20 Había también un pobre, llamado Lázaro, todo cubierto de llagas, que estaba tendido a la puerta del rico. Luc 16:21 Hubiera deseado saciarse con lo que caía de la mesa del rico, y hasta los perros venían a lamerle las llagas. Luc 16:22 Pues bien, murió el pobre y fue llevado por los ángeles al cielo junto a Abraham. También murió el rico, y lo sepultaron. Luc 16:23 Estando en el infierno (en el Hades), en medio de los tormentos, el rico levantó los ojos y vio a lo lejos a Abraham y a Lázaro con él en su regazo. Luc 16:24 Entonces gritó: “Padre Abraham, ten piedad de mí, y manda a Lázaro que moje en agua la punta de su dedo y me refresque la lengua, porque me atormentan estas llamas.” Luc 16:25 Abraham le respondió: “Hijo, recuerda que tú recibiste tus bienes durante la vida, mientras que Lázaro recibió males. Ahora él encuentra aquí consuelo y tú, en cambio, tormentos. Luc 16:26 Además, entre ustedes y nosotros hay un abismo tremendo, de tal manera que los que quieran cruzar desde aquí hasta ustedes no puedan hacerlo, y tampoco lo puedan hacer del lado de ustedes al nuestro.” Luc 16:27 El otro replicó: “Entonces te ruego, padre Abraham, que envíes a Lázaro a la casa de mi padre, Luc 16:28 a mis cinco hermanos: que vaya a darles su testimonio para que no vengan también ellos a parar a este lugar de tormento.” Luc 16:29 Abraham le contestó: “Tienen a Moisés y a los profetas: que los escuchen.” Luc 16:30 El rico insistió: “No lo harán, padre Abraham; pero si alguno de entre los muertos fuera donde ellos, se arrepentirían.” Luc 16:31 Abraham le replicó: “Si no escuchan a Moisés y a los profetas, aunque resucite uno de entre los muertos, no se convencerán.”

Jesús anuncia su muerte por tercera vez Mat 20:17 Mientras iban subiendo a Jerusalén, Jesús tomó aparte a los Doce y les dijo por el camino: Mat 20:18 “Ya estamos subiendo a Jerusalén; el Hijo del Hombre va a ser entregado a los jefes de los sacerdotes y a los maestros de la Ley, que lo condenarán a muerte. Mat 20:19 Ellos lo entregarán a los extranjeros, que se burlarán de él, lo azotarán y lo crucificarán. Pero resucitará al tercer día.” La petición de una madre Mat 20:20 Entonces la madre de Santiago y Juan se acercó con sus hijos a Jesús y se arrodilló para pedirle un favor. Mat 20:21 Jesús le dijo: “¿Qué quieres?” Y ella respondió: “Aquí tienes a mis dos hijos. Asegúrame que, cuando estés en tu reino, se sentarán uno a tu derecha y otro a tu izquierda.” Mat 20:22 Jesús dijo a los hermanos: “No saben lo que piden. ¿Pueden ustedes beber la copa que yo tengo que beber?” Ellos respondieron: “Podemos.” Mat 20:23 Jesús replicó: “Ustedes sí beberán mi copa, pero no me corresponde a mí el concederles que se sienten a mi derecha o a mi izquierda. Eso será para quienes el Padre lo haya dispuesto.” Mat 20:24 Los otros diez se enojaron con los dos hermanos al oír esto. Mat 20:25 Jesús los llamó y les dijo: “Ustedes saben que los gobernantes de las naciones actúan como dictadores y los que ocupan cargos abusan de su autoridad. Mat 20:26 Pero no será así entre ustedes. Al contrario, el que de ustedes quiera ser grande, que se haga el servidor de ustedes, Mat 20:27 y si alguno de ustedes quiere ser el primero entre ustedes, que se haga el esclavo de todos. Mat 20:28 Hagan como el Hijo del Hombre, que no vino a ser servido, sino a servir y dar su vida como rescate por muchos.”