Laporte Roselló, en Congreso: « no han demostrado que las ‘vacunas’ salven vidas»

2 years ago
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Laporte Roselló, en el Congreso: "los ensayos clínicos no han demostrado que las ‘vacunas’ salven vidas»

«Las llamadas vacunas de Pfizer y ModeRNA no son verdaderas vacunas. Son fármacos basados en una tecnología nunca usada en terapéutica hasta ahora. La vacunación masiva es un experimento global sin precedentes en la historia de la humanidad»

Joan-Ramón Laporte Roselló acudió ayer a la comisión de investigación sobre el manejo de las vacunas y el plan de vacunación, invitado por Podemos y el PSOE. Mientras los medios le ignoran o le tratan de excéntrico —que compareciese a petición de los partidos del gobierno es una suerte en este caso—, el vídeo de su intervención permanece disponible, por ahora, y es ciertamente impagable. El discurso más contrario a la narrativa oficial pronunciado en una institución del Estado desde que empezó todo esto.

A diferencia de los que supuestamente asesoran al Ejecutivo, Laporte sí es un experto. Con nombres y apellidos. En la actualidad, profesor honorario de la Universidad Autónoma de Barcelona. Antes fue pionero de la farmacovigilancia en España, impulsor del Servicio Español de Farmacovigilancia en los años 80. También, director del Centro Coordinador del Sistema Español de Farmacovigilancia y miembro de la Comisión Nacional de Farmacovigilancia hasta la creación de la Agencia Española del Medicamento en 1999. Desde esa fecha hasta la actualidad ha sido experto externo de esa institución y, durante un tiempo, miembro de su Consejo asesor. Fuera de España, Laporte fue presidente del comité de medicamentos esenciales de la Organización Mundial de la Salud en 2004, entre numerosos puestos de responsabilidad. Ahora es experto externo de la Agencia Europea del Medicamento en materia de farmacovigilancia.
«Un experimento gobal»

Todo su mensaje estuvo centrado en la colusión entre los poderes públicos y las grandes farmacéuticas, con especial atención al papel de éstas últimas. El primer paso era dejar cristalino el asunto central de la comisión: «Así como las vacunas tradicionales son gérmenes atenuados o porciones de ellos que estimulan el sistema inmunitario, las vacunas de ARN mensajero introducen un ácido nucleico que da instrucciones a células de la persona vacunada para que fabriquen esta proteína del virus, la llamada spike protein, es a su vez estimulante del sistema inmunitario». Por concretar la definición: «Las llamadas vacunas de Pfizer y ModeRNA no son verdaderas vacunas. Son fármacos basados en una tecnología nunca usada en terapéutica hasta ahora. La vacunación masiva es un experimento global sin precedentes en la historia de la humanidad».

Una prueba precedida por los ensayos clínicos de Pfizer (43.000 participantes, de los cuales sólo cinco mayores de 85 años) y de ModeRNA. En el primero se registraron 14 fallecidos por el virus en el grupo placebo y 15 en el grupo vacunado —sí—, mientras que en el segundo se dio el mismo número de muertes, 14 en cada uno de los dos grupos. «No, señorías, los ensayos clínicos no han demostrado que las ‘vacunas’ salven vidas».
Verdades científicas sobre las llamadas vacunas

A la hora de analizar los fármacos en cuestión, para Laporte y su equipo de investigación una de las principales incertidumbres era la duración de la eficacia preventiva de la vacuna. Al respecto, comprobaron que «al cabo de seis meses de la segunda dosis, la eficacia disminuye de un 20% a un 30%, pero es curioso que, en lugar de tomar nota de este hecho como una insuficiencia de las vacunas, los fabricantes acogieron esta noticia con subidas de su cotización en bolsa. Si un producto es ineficaz o parcialmente eficaz, habrá que ir repitiendo dosis si es posible durante toda la vida. El sueño de cualquier vendedor de medicamentos para el colesterol, la osteoporosis o de crecepelo».

Otra duda importante era si la inoculación evitaría el contagio. Según Laporte, «está claro que las vacunas no evitan la transmisión de la enfermedad, de modo que el pasaporte o certificado carecía de base científica y además puede haber contribuido a aumentar el número de casos, puesto que daba una falsa sensación de seguridad».

Resueltas con claridad las anteriores, la otra incertidumbre eran los efectos adversos de los fármacos analizados. El ponente se refirió al «problema de la miocarditis y la pericarditis», sobre el que «se nos dijo primero que la incidencia podía ser de un caso por millón; después se rebajó la estimación a un caso por 100.000; después salió un estudio israelí que hablaba de un caso por 10.000 en los adultos jóvenes». A continuación, interpeló a los diputados presentes: «Ustedes habrán visto o habrán oído hablar de jugadores de fútbol famosos e incluso de espectadores de espectáculos deportivos que colapsan en mitad del partido. Son personas vacunadas que tienen problemas cardiacos posiblemente atribuibles a la vacunación, y de eso no se habla».
Mortalidad en residencias e inocualación infantil

En lo relativo a la campaña de vacunación, Laporte se centró en la mortalida entre los ancianos y la inoculación de niños y jóvenes. Primero, en particular, se refirió a lo ocurrido en las residencias de personas mayores, donde la incidencia de la epidemia fue devastadora sobre todo al principio, y «la mortalidad fue 57 veces más alta que en la población general», alcanzando una letalidad de entre un 9% y un 10%. En lo que respecta a la vacunación infantil y juvenil, el investigador expresó que «probablemente en estos grupos acabemos sabiendo que las vacunas causan más muertes que la enfermedad». Según los datos del Ministerio de sanidad, en 2020 fallecieron en España 52 menores de 20 años por el virus, de los cuales «se conocían las enfermedades de los primeros 10, aunqe después por problemas de confidencialidad y demás no se dieron más datos específicos. De los primeros 10, todos menos uno tenían enfermedades gravísimas: habían sido trasplantados, tenían trasplante de médula ósea, tenían leucemias».
«Medicina mercantil»

Sin tiempo para abordar los derechos de propiedad intelectual de las llamadas vacunas, ya hacia el final de su intervención, Laporte habló de los avances de la industria farmacéutica, la inmensa mayoría de los cuales son compuestos químicos innecesarios: «De todos los medicamentos aprobados en los últimos 20 años en los Estados Unidos y en la Unión Europea, se calcula que menos de un 2% eran verdaderas innovaciones terapéuticas. Hasta un 10% eran alguna mejora modesta, pero el otro 90% no son nada, son basura que solo añade confusión y precios más altos».

Antes de despedirse, Joan-Ramón Laporte Roselló señaló que «España es el miembro de la Unión Europea más permisivo en materia de conflictos de intereses y relaciones opacas de profesionales sanitarios con las compañías farmacéuticas, algo que también se da con las sociedades médicas y sus expertos». Y compartió su extrañeza porque «ninguno de los comparecientes representantes de corporaciones profesionales hiciera la más mínima alusión a los conflictos de intereses de la mayoría de las sociedades médicas españolas, de los miembros de sus juntas directivas y de sus grupos de trabajo», también, dirigiéndose a los presentes, «me ha llamado también la atención que ustedes no preguntarán por los conflictos de interés».

A partir de hoy, Joan-Ramón Laporte Roselló será ignorado e insultado por los medios de siempre. Para una vez que un experto pisa el Congreso de los Diputados…

FUENTE: https://www.laiberia.es/joan-ramon-laporte-rosello-en-el-congreso-de-los-diputados-no-senorias-los-ensayos-clinicos-no-han-demostrado-que-las-vacunas-salven-vidas

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