«House of numbers»: Radiografía de un fraude médico

2 years ago
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What is HIV? What is AIDS? What is being done to cure it? These questions sent Canadian filmmaker Brent Leung on a worldwide journey, from the highest echelons of the medical research establishment to the slums of South Africa, where death and disease are the order of the day. In this up-to-the-minute documentary, he observes that although AIDS has been front-page news for over 28 years, it is barely understood. Despite the great effort, time, and money spent, no cure is in sight. Born in 1980 (on the cusp of the epidemic), Leung reveals a research establishment in disarray, and health policy gone tragically off course. Gaining access to a remarkable array of the most prominent and influential figures in the field -- among them the co-discoverers of HIV, presidential advisors, Nobel laureates, and the Executive Director of UNAIDS, as well as survivors and activists -- his restrained approach yields surprising revelations and stunning contradictions. The HIV/AIDS story is being rewritten, and this is the first film to present the uncensored POVs of virtually all the major players -- in their own settings, in their own words. It rocks the foundation upon which all conventional wisdom regarding HIV/AIDS is based. If, as South African health advocate Pephsile Maseko remarks, "this is the beginning of a war...a war to reclaim our health," then House of Numbers could well be the opening salvo in the battle to bring sanity and clarity to an epidemic clearly gone awry.

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«House of numbers» (2009) es un documental del canadiense Brent Leung sobre el SIDA. Está construido en base a entrevistas a los principales referentes médicos del dogma. El trabajo de Leung, que se ha convertido en un emblema de la comunidad científica que descree de la narrativa oficial sobre el SIDA, cobra dramática actualidad por los asombrosos paralelos entre el SIDA y el Covid-19.

«House of numbers» es un trabajo de un director que fue dignosticado como seropositivo en los 90, cuando obtener un positivo en un PCR sobre el HIV era prácticamente una sentencia de muerte: desarrollar la enfermedad era sólo cuestión de tiempo, decían los «expertos». Pasaron los años, y el «portador asintomático» nunca se enfermó. Intrigado, comenzó a recorrer el mundo entrevistando a los principales referentes científicos del SIDA, a otros seropositivos y a científicos disidentes sobre el dogma.

El resultado es un conjunto articulado de testimonios cuyas conclusiones se desprenden por su propio peso. De las contradicciones en que caen los propios fundadores del dogma (entre ellos, el francés Luc Montagnier, y el omnipresente Anthony Fauci), se deduce claramente que la narrativa oficial sobre el SIDA es fraudulenta y pseudocientífica. Además, se visualiza que el SIDA fue el primer ensayo para diseminar la noción tóxica de «portador asintomático». Este concepto es hoy el núcleo conceptual central de las políticas de aislamiento social.

Hay otras asombrosas similitudes entre ambos paradigmas médicos.
Paralelos entre el SIDA y el Covid-19

«House of numbers» es la radiografía de un fraude médico, y como tal expone:

El retrovirus HIV jamás fue aislado, lo que implica que se trata de un virus teórico. Es decir, no se pudo demostrar su existencia como entidad separada, distinguible, autónoma, y por lo tanto, capaz de «viajar», propagarse, multiplicarse y tener conductas que «infecten» a las personas.
Nunca jamás alguien explicó los mecanismos a través de los cuales el HIV provoca el derrumbe del sistema inmunológico que se etiquetó como SIDA.
Los test PCR para diagnosticar HIV pueden dar positivo o negativo alternativamente si se realizan varios seguidos. El resultado además, puede variar según los diferentes fabricantes, o los diferentes criterios para leerlo. Los test PCR, por lo tanto, no tienen ninguna validez para diagnosticar una enfermedad.
El SIDA, como enfermedad, es una etiqueta-paraguas de definición difusa, que cambia de país en país. Así, es posible ser rotulado como «enfermo» en un país, y como «persona sana» en otro. El SIDA es un concepto engañoso que se aplica a muchas enfermedades diferentes.
Por este motivo, las estadísticas de enfermos y muertes de SIDA son irrelevantes desde el punto de vista científico: incluyen, dentro de la misma narrativa fraudulenta, desde trastornos relacionados con el abuso de ciertas drogas, hasta dolencias relacionadas con la pobreza, la malnutrición y el consumo de aguas contaminadas.
La noción de «portador asintomático» funcionó como un primer ensayo para inducir miedo al prójimo como «peligro biológico», pero muchos «seropositivos» nunca se enfermaron.
La medicación contra el SIDA (retrovirales) que se suministró a muchos «portadores asintomáticos» (personas sanas) fue en última instancia la causa de su decadencia y muerte.
La intensa propaganda sobre el SIDA despertó una alarma pública mundial, y sirvió para justificar la asignación de millones a la investigación de un falso paradigma, y al bloqueo de cualquier punto de vista que cuestionara la narrativa oficial.

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