Javier Milei en el CPAC ofreció su propio esquema moral para estrucurar la economía

Javier Milei en el CPAC ofreció su propio esquema moral para estructurar la economía

En el marco de la Conservative Political Action Conference (CPAC), el presidente argentino Javier Milei expuso con vehemencia un mensaje que resonó en los sectores conservadores y republicanos de todo el mundo: la economía no puede ser entendida ni ejecutada al margen de la moral. Lejos de reducir su discurso a una fría exposición técnica, Milei insistió en que la dirección política y económica debe fundarse en criterios éticos claros, donde lo correcto y lo incorrecto no admiten grises.

El mandatario libertario subrayó que su proyecto no se basa únicamente en cálculos financieros ni en fórmulas abstractas, sino en un esquema moral profundamente arraigado en la tradición del liberalismo económico. Esta visión, explicó, tiene un propósito concreto: que Argentina se convierta en el país más libre del planeta. La libertad, desde esta perspectiva, no es solo un ideal, sino el motor de la prosperidad.

Uno de los ejes más destacados de su intervención fue la denuncia contra el intervencionismo estatal que durante décadas marcó la economía argentina. Milei recordó que heredó un Banco Central que había generado un déficit fiscal de diez puntos del PBI, situación que desembocó en inflación y desestabilidad macroeconómica. En sus palabras, estas políticas no fueron solo errores técnicos, sino actos inmorales, pues condenaron a millones de argentinos a la pobreza y destruyeron el fruto legítimo de su trabajo.

El presidente hizo referencia a los controles cambiarios que, bajo gobiernos anteriores, prohibieron la libre transacción en moneda extranjera. Denunció con dureza que quienes intentaban resguardar su dinero en dólares eran perseguidos por el aparato represivo del Estado. Incluso recordó imágenes recientes de 2023 en las que pequeños vendedores de divisas, conocidos como “arbolitos”, fueron hostigados por la policía en las calles de Buenos Aires. Para Milei, estos controles no son solo ineficientes, sino “verdaderamente siniestros”, porque implican una intromisión ilegítima del poder político en la vida de los ciudadanos.

Su mensaje fue claro: si un individuo gana su dinero de manera honesta, ningún burócrata tiene derecho a decidir cómo puede gastarlo o en qué moneda puede guardarlo. La defensa de este principio conecta directamente con su esquema moral: proteger la libertad como un derecho inviolable y rechazar la coacción estatal sobre la propiedad privada.

Milei fue más allá al exponer las consecuencias del deterioro monetario sistemático. Recordó que alguien que en 2001 hubiera ahorrado en dólares habría preservado su riqueza, mientras que quien lo hizo en pesos hoy tendría apenas el equivalente a un dólar. Este ejemplo concreto fue utilizado para demostrar cómo la inflación no es solo un fenómeno económico, sino un mecanismo de saqueo que destruye riqueza y bienestar.

En un tono que combinó firmeza política con respeto espiritual, Milei evocó la enseñanza de sus rabinos judíos, quienes le recordaron siempre que la moral es indivisible de la vida económica. Honrando esa herencia, sostuvo que abrazar la libertad no es solo un acto político, sino también un compromiso ético. De allí que su lucha contra el socialismo y el estatismo se presenta no únicamente como una batalla de ideas, sino como una revolución moral para la libertad de las personas.

Su discurso en el CPAC dejó en claro que, para el presidente argentino, la verdadera justicia social se logra permitiendo a cada individuo disfrutar del fruto de su trabajo, sin confiscaciones encubiertas ni persecuciones arbitrarias. En un foro internacional donde predominan las voces cristianas conservadoras y republicanas, Milei encontró terreno fértil para reafirmar que su revolución de ideología liberal es, necesariamente, una revolución en la moral.

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