Momento en que Diego Cadillo, un alcalde del norte de Lima, Perú, golpeó salvajemente a su esposa

Cámara de Vigilancia registra momento en que Diego Cadillo, un alcalde del norte de Lima, Perú, golpeó salvajemente a su esposa

En un hecho que ha causado indignación nacional, una cámara de vigilancia captó el momento exacto en que Diego Cadillo, alcalde del distrito de Aucallama, en Huaral (al norte de Lima, Perú), agredió brutalmente a su esposa en plena vía pública. Las imágenes son claras, perturbadoras e imposibles de ignorar: el funcionario arremete contra la mujer con violencia desmedida, mientras varios testigos observan sin intervenir.

El video, que ha circulado masivamente por redes sociales y medios locales, muestra a Cadillo golpeando en repetidas ocasiones a su esposa, quien intenta sin éxito protegerse.

Diego Cadillo, elegido como alcalde bajo la bandera de una gestión comprometida con el desarrollo social, ha traicionado completamente los valores que prometió defender. Este acto de cobardía pone en evidencia no solo su falta de hombría, sino también la peligrosa máscara de ciertos funcionarios públicos que predican moral desde el estrado, pero actúan con brutalidad puertas adentro.

El caso también revela una problemática más profunda: la normalización de la violencia doméstica en sectores del poder. No es el primer caso en que un político peruano está envuelto en denuncias por violencia familiar, pero lo estremecedor aquí es que existe prueba audiovisual contundente, lo que elimina cualquier posibilidad de tergiversación o justificación.

Organizaciones defensoras de los derechos de la mujer han exigido la inmediata destitución del alcalde y su procesamiento penal.

Este hecho también reabre el debate sobre la debilidad del sistema de justicia en Perú y su relación con el poder político. ¿Cuántas mujeres más deben ser agredidas por autoridades antes de que se tomen medidas ejemplares?

En un país donde la familia debería ser pilar fundamental, este tipo de violencia ejercida por quienes deberían dar el ejemplo resulta inaceptable. Es momento de que el gobierno central, el Ministerio de la Mujer y el Poder Judicial actúen con firmeza, sin ceder a presiones políticas ni influencias partidarias.