Si no te gusta vivir con nosotros, puedes irte, dijeron después de estar en mi casa durante 6 meses.

Mi hermana mayor, Jessica, vivía al otro lado de la ciudad con su esposo, Mike, y su hijo de 8 años, Tyler. Mike trabajaba en un almacén, pero el horario era irregular. Me había acostumbrado a enviarles dinero para ayudarlos. Nada enorme, quizá 200 por aquí, 300 por allá. Mamá llamaba pidiendo ayuda con las reparaciones de la casa o Jessica me escribía diciendo que le faltaba dinero para el alquiler. Nunca pedí que me devolvieran el dinero. Eran familia y me iba lo suficientemente bien como para prescindir de él. Mi casa se convirtió en mi santuario. Tenía mi dormitorio arriba combinado con mi oficina en casa y me encantaba la tranquilidad. Podía trabajar tranquilamente, tomar descansos en el porche trasero y todo estaba exactamente como quería. La hipoteca era de 1500 al mes. Los servicios públicos rondaban los 200 y me sobraba bastante para ahorrar y ayudar a la familia. Un martes por la mañana de marzo, estaba respondiendo correos electrónicos cuando sonó el teléfono. El nombre de mamá apareció en la pantalla. Hola, mamá. ¿Qué pasa, Casey? Cariño, necesito hablarte de algo urgente. Su voz sonaba tensa. ¿Qué pasa? Necesitamos hacer reparaciones importantes en la casa. El techo tiene goteras y hay daños por agua en la sala. Pedimos presupuestos y costará al menos $10,000. Sentí un nudo en el estómago. $10,000 era mucho más de los cientos que solía enviar. Mamá, es mucho dinero. Lo sé, cariño, pero no tenemos a nadie más a quien recurrir. El seguro no lo cubre porque dicen que es por falta de mantenimiento a lo largo de los años. Si no lo arreglamos pronto, el daño empeorará mucho. Me froté la frente, pensando en mi cuenta de ahorros. Tenía unos 15.000 ahorrados para emergencias y mejoras en la casa. Bueno, mamá. Puedo transferir el dinero hoy. Ay, gracias, Casey. Eres una hija muy buena. Te lo devolveremos en cuanto podamos. Estaba a punto de colgar cuando continuó. Ah, y hay una cosa más. Mientras hacen las reparaciones, tu padre y yo tendremos que mudarnos por unas semanas. Nos preguntábamos si podríamos quedarnos contigo. Me dio un vuelco el corazón. Amaba a mis padres, pero también amaba mi espacio y mi tranquilidad.
Mamá, no lo sé. Mi casa no es tan grande y trabajo desde casa. Casey, no tenemos adónde ir. No podemos permitirnos alquilar un piso mientras pagamos estas reparaciones. Por favor. Cerré los ojos y suspiré. ¿Cómo iba a decir que no? Está bien, mamá. Tú y papá pueden quedarse aquí durante las reparaciones. Maravilloso. Nos vemos la próxima vez.

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