España pierde el control por culpa de la migración ilegal

Las calles de Torre Pacheco, una localidad española de poco más de 35 mil habitantes, se han convertido en el escenario de lo que pasa cuando un país cede ante las políticas migratorias débiles, la corrección política y el desarme institucional. Esta semana, imágenes alarmantes mostraron a inmigrantes armados con machetes y cuchillos merodeando por las calles, mientras la policía local luchaba por retomar el control.

Lo que ocurre en España no es una coincidencia ni un hecho aislado. Es el resultado directo de años de políticas de fronteras abiertas promovidas por gobiernos progresistas, que desmantelaron los sistemas de control y pusieron los “derechos” de los migrantes por encima de la seguridad de los ciudadanos.

La Europa “inclusiva” se desangra
La narrativa que durante años vendió la izquierda europea —de que “todos caben”, “la diversidad enriquece” y “la seguridad es secundaria”— hoy colapsa a la vista de todos. Torre Pacheco, en la región de Murcia, ha sido tomada simbólicamente por el desorden, y lo más grave es que la policía ya no puede garantizar la paz.

El problema no es migrar. El problema es permitir que la ilegalidad, la violencia y la cultura del desorden se impongan sin consecuencias. ¿Cuántas ciudades más deben vivir esto para que los gobiernos entiendan que una nación sin fronteras seguras es una nación quebrada?

La advertencia para EE.UU.: esto puede pasar aquí
Desde este medio republicano lo decimos con claridad: lo que está ocurriendo en España podría pasar mañana en cualquier ciudad de EE.UU. si no seguimos firmes con la agenda migratoria del presidente Trump. Mientras la administración demócrata anterior se enfocó en abrir puertas sin filtros, Trump dejó claro que una política migratoria fuerte no es odio, es protección.

No se puede construir una nación estable cuando se tolera la entrada masiva de personas sin identidad clara, sin integración real, y muchas veces con vínculos a redes criminales.

¿Dónde están los defensores de “los derechos humanos”?
Callan. Porque la escena de Torre Pacheco no encaja en sus discursos de utopía multicultural. Mientras los vecinos viven con miedo, mientras las fuerzas de seguridad se ven sobrepasadas, los defensores de la migración sin control desaparecen de los medios.

No hay protestas, no hay ONG exigiendo justicia para las familias españolas afectadas por el caos. Porque cuando la víctima no encaja con su narrativa, la izquierda simplemente voltea la mirada.

Trump tenía razón (otra vez)
El caso de Torre Pacheco demuestra, una vez más, que el presidente Donald Trump estaba en lo correcto desde el día uno. Las fronteras existen para proteger, no para excluir. Defender quién entra y cómo entra a una nación es la base de la soberanía.

Trump ha impulsado medidas claras: muro físico y legal, deportaciones rápidas, cero tolerancia con el crimen y prioridad a los ciudadanos. Mientras tanto, Europa se hunde en su propia contradicción: querer parecer “buena” y terminar sembrando inseguridad.

Conclusión: soberanía o sumisión
El caos en Torre Pacheco no es una anécdota. Es una señal de alarma para todo Occidente. Si permitimos que la cultura de la excusa, del desorden y del relativismo siga dictando las reglas migratorias, el resultado será el colapso institucional, moral y cultural.

Desde EE.UU., no solo debemos observar. Debemos actuar. Y eso empieza con seguir firmes detrás del presidente Trump, su política migratoria y su visión clara de país: seguridad primero, legalidad siempre.