Hay que combatir la Filtración de secretos de estado y proteger terrenos como lo hace Ron DeSantis

EE.UU. debe frenar la filtración de secretos de Estado y proteger sus terrenos estratégicos como lo hace Ron DeSantis en Florida

La seguridad nacional de los Estados Unidos está siendo puesta a prueba no solo en los campos de batalla ni por ataques cibernéticos, sino también mediante la silenciosa adquisición de terrenos estratégicos por parte de ciudadanos extranjeros, especialmente de países hostiles como China. Esta situación es aún más alarmante cuando se considera la proximidad de muchas de estas propiedades a bases militares y sitios sensibles para la defensa del país.

En los últimos años, China ha adquirido terrenos agrícolas y propiedades cercanas a instalaciones militares clave en varios estados, generando alertas entre funcionarios de inteligencia y expertos en seguridad nacional. Lejos de ser una simple inversión extranjera, estas compras han sido interpretadas como parte de una estrategia deliberada de infiltración y vigilancia encubierta. A pesar de ello, el establishment demócrata ha decidido minimizar el problema. En Arizona, por ejemplo, la gobernadora demócrata vetó un proyecto de ley que prohibía expresamente la venta de terrenos cercanos a bases militares a ciudadanos chinos.

Mientras tanto, el sur del país sigue expuesto. El caso del criminal venezolano, miembro del grupo narcoterrorista Tren de Aragua, que ingresó a Estados Unidos y recibió un número de seguro social y permiso de trabajo en menos de tres semanas, refleja un nivel alarmante de negligencia por parte de la administración Biden. Bastaba con una simple búsqueda en internet para descubrir su historial criminal. Pero no hubo revisión, no hubo filtro. Solo hasta que fue demasiado tarde, las autoridades actuaron y lo detuvieron.

Esto no es un caso aislado. Es parte de una tendencia más amplia de permisividad irresponsable que pone en peligro tanto a los ciudadanos como a los intereses estratégicos del país. Es inaceptable que se otorguen beneficios legales y laborales a individuos peligrosos, mientras se expone deliberadamente el acceso a terrenos que podrían ser utilizados para espionaje o sabotaje.

En este contexto, Florida ha emergido como un modelo de protección territorial bajo el liderazgo del gobernador Ron DeSantis. Su enfoque proactivo para impedir la compra de terrenos estratégicos por parte de ciudadanos de países enemigos ha sido una medida valiente y necesaria. DeSantis no solo ha entendido la amenaza, sino que ha actuado de inmediato para prevenirla, demostrando que es posible proteger los intereses nacionales sin comprometer los valores fundamentales de la república.

Lo que se necesita a nivel nacional es una legislación clara que impida la venta de terrenos en áreas sensibles a extranjeros vinculados directa o indirectamente con gobiernos adversarios. Además, urge implementar filtros más rigurosos en los sistemas migratorios y de verificación de antecedentes. La entrada sin control de individuos que podrían representar amenazas directas a la seguridad de los estadounidenses es inaceptable.

La venta de secretos de Estado, como lo mencionó Jesús Romero, no es solo culpa de quienes los compran, sino también de quienes los entregan. La traición interna, muchas veces protagonizada por ciudadanos estadounidenses, también debe ser combatida con determinación. Pero no debemos ignorar la responsabilidad de controlar quién accede físicamente a espacios cercanos a nuestras defensas.

Estados Unidos necesita recuperar el control sobre su territorio. Y eso empieza por cerrar las puertas a quienes vienen con intenciones ocultas, fortalecer los sistemas de verificación y adoptar políticas de protección territorial como las de Florida. Si no seguimos el ejemplo de líderes como Ron DeSantis, estaremos dejando expuesto al país no solo desde el exterior, sino también desde dentro.

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