(Rumania) George Simion, solicitud formal ante el Trubunal

George Simion desafía las elecciones en Rumania: ¿Defensa patriótica o guerra contra el globalismo?

George Simion, líder del movimiento patriótico rumano y figura central de la resistencia nacionalista en Europa del Este, ha dado un paso contundente al presentar una solicitud formal ante el Tribunal Constitucional de Rumania. Su objetivo: anular las elecciones presidenciales de mayo de 2025 por evidencias documentadas de interferencia extranjera. No se trata de una denuncia cualquiera, sino de una acusación directa contra los gobiernos de Francia y Moldavia por haber manipulado deliberadamente el proceso electoral para imponer un presidente alineado con la agenda globalista, no con los intereses del pueblo rumano.

Simion ha denunciado públicamente lo que muchos temían en silencio: que las instituciones democráticas de Rumania han sido vulneradas desde el exterior. Medios de comunicación cooptados, presiones diplomáticas y un aparato de propaganda financiado desde fuera habrían operado para silenciar voces conservadoras, inclinar la balanza informativa y consolidar el poder en manos de quienes sirven a Bruselas, no a Bucarest.

El dato más explosivo vino de una fuente inesperada: el propio CEO de Telegram, Pavel Durov, reconoció públicamente que el gobierno francés intentó censurar canales conservadores rumanos en su plataforma justo antes de las elecciones. Este intento de sabotaje digital, según Simion, representa una violación directa a la soberanía nacional y constituye prueba clave del intento extranjero por alterar la voluntad popular. Por ello, ha solicitado que Durov testifique ante la Corte Constitucional.

Pero la estrategia de Simion no se limita al plano judicial. Ha hecho un llamado masivo a los ciudadanos rumanos para que presenten apelaciones individuales ante el Tribunal. Su mensaje es claro y contundente: «No nos rendiremos. Esto no termina aquí. Es el inicio de un gran despertar nacional. Rumania no está en venta». Se trata de un movimiento cívico sin precedentes en la historia reciente del país, impulsado por una mezcla de patriotismo, indignación y una creciente conciencia sobre el peso del intervencionismo extranjero en los procesos democráticos.

Para los patriotas rumanos, y para muchos en Europa que aún creen en las naciones libres y soberanas, esta cruzada liderada por George Simion representa una última línea de defensa contra las élites globalistas que han utilizado la integración europea como excusa para desmantelar las identidades nacionales. El caso de Rumania no es aislado: hemos visto tácticas similares en Hungría, Polonia e incluso Italia, donde figuras patrióticas han sido demonizadas por el establishment europeo por atreverse a defender a sus ciudadanos antes que a los burócratas de Bruselas.

La reacción de los medios internacionales ha sido predecible: silencio o desprestigio. Pero a nivel de base, el mensaje está calando. Cada vez más ciudadanos en Rumania y en todo el continente están comprendiendo que la batalla no es solo electoral, sino civilizatoria. Se trata de elegir entre la sumisión a estructuras supranacionales opacas, o el derecho inalienable de cada nación a decidir su destino.

Simion, con su retórica directa y su defensa incansable del pueblo rumano, se ha convertido en una figura incómoda para los poderosos, pero esencial para los olvidados. Mientras las capitales globalistas celebran sus pactos, los pueblos comienzan a alzarse. ¿Será este el comienzo de una nueva primavera europea? El tiempo lo dirá, pero lo que es seguro es que Rumania ya no está dispuesta a ceder su soberanía sin luchar.

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