Diego Miranda, sobre el Apagón de Luz en España

Diego Miranda expone el colapso eléctrico en España: una advertencia contra la obsesión verde de la izquierda

En una intervención reveladora, Diego Miranda, analista español, respondió en defensade la soberanía energética: el sistema no es el problema, el problema es quién lo está desmantelando.

Según explicó, el colapso se debió a una combinación de factores que se han gestado durante años bajo gobiernos socialistas y comunistas, obsesionados con imponer una agenda ecologista radical. Una de las decisiones más críticas ha sido la reducción paulatina del uso de energía nuclear en favor de fuentes «verdes» intermitentes e inestables, como la solar y la eólica.

Miranda destacó que, desde hace meses, expertos altamente cualificados —ingenieros, operadores de plantas nucleares, incluso médicos y abogados con conocimientos técnicos— venían advirtiendo del riesgo. Las energías renovables no tienen la capacidad técnica necesaria para reiniciar el sistema eléctrico en caso de un apagón. Dicho de otra manera, cuando el sistema se cae, no hay suficiente fuerza ni estabilidad en las redes alimentadas por energías renovables para volver a levantarlo.

El resultado fue un apagón sin precedentes. Plantas nucleares funcionando al 50% de su capacidad, por decisión política. Es la primera vez, según Miranda, en sus 56 años de vida, que España experimenta un evento de esta magnitud debido a una mala gestión deliberada del sistema energético. No se trató de un accidente, sino de una consecuencia directa del activismo climático institucionalizado por la izquierda.

Lo más preocupante es que este tipo de decisiones no sólo ponen en riesgo el bienestar de los ciudadanos, sino que también minan la soberanía energética nacional. Al eliminar las fuentes de energía confiables como la nuclear, España queda a merced de fuentes externas, o de tecnologías que aún no han demostrado ser suficientes para sostener una economía moderna y competitiva.

Este apagón debería ser una señal de alarma para todas las naciones que están cediendo ante las presiones del globalismo verde. El ecologismo radical no es neutral ni científico, es ideológico. Y como toda ideología impuesta desde arriba, trae consigo consecuencias reales para la vida cotidiana de la gente común: falta de calefacción, pérdidas económicas, hospitales sin luz, familias enteras atrapadas en el caos.

Esto no es progreso, es sabotaje disfrazado de justicia climática.

Cada vez más voces dentro de España y en todo Occidente están comenzando a cuestionar la narrativa dominante sobre el "cierre verde" de las economías. ¿Quién gana con todo esto? No el ciudadano, sino las élites globalistas y sus socios ideológicos.

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