Cómo afectó el corte de fondos de la administración de Joe Biden a los cárteles en México

El recorte de fondos de Joe Biden y su impacto en los cárteles de México: ¿intervención ideológica o negligencia deliberada?

Durante los últimos años, la política exterior de la administración Biden hacia América Latina ha estado marcada por una visión ideológica más que estratégica. Uno de los puntos más polémicos ha sido la asignación de fondos millonarios a ONGs que no tenían como prioridad la seguridad ni el combate al crimen organizado, sino agendas culturales progresistas, como la promoción del aborto, el feminismo radical y la ideología LGBT. Este desvío de recursos, lejos de debilitar a los cárteles, fortaleció indirectamente su presencia y control territorial en países como México.

Según diversos analistas, el dinero destinado por Washington a estas organizaciones progresistas terminó por nutrir estructuras que, en lugar de generar estabilidad, promovieron divisiones sociales y contribuyeron a debilitar la respuesta institucional frente al crimen organizado. Mientras Estados Unidos financiaba campañas de “inclusividad”, en México el presidente Andrés Manuel López Obrador consolidaba una política de brazos cruzados frente a los cárteles. La supuesta “estrategia” de «abrazos, no balazos» fue en realidad una claudicación disfrazada de pacifismo.

El resultado: los cárteles se expandieron sin resistencia real, y el Estado mexicano se convirtió en cómplice por omisión. ¿Y qué hizo Washington? Lejos de presionar por un cambio, guardó silencio o, peor aún, legitimó al régimen de AMLO con elogios tibios y diplomacia complaciente.

Pero no todo se quedó en el desvío de fondos. Otro aspecto que merece atención es el rol de los medios de comunicación en México. En palabras del analista Ricardo R. Olivares, “no existe prensa conservadora en México”. Esto significa que incluso los medios que dicen oponerse al gobierno de Morena no rechazan su modelo ideológico; simplemente desean que otra facción de la izquierda vuelva al poder.

Esta falta de verdadera oposición mediática ha sido funcional al régimen de AMLO. La prensa mexicana ha promovido una narrativa en la que se demoniza a líderes exitosos como Nayib Bukele —quien sí ha enfrentado con firmeza a las pandillas en El Salvador— y, al mismo tiempo, se blanquea la relación entre el gobierno mexicano y los cárteles. Esta alineación ideológica de los medios con la izquierda impide una fiscalización efectiva y refuerza la cultura de impunidad.

Volviendo al recorte de fondos por parte de la administración Biden, es necesario señalar que este no se produjo por una reorientación hacia la seguridad, sino simplemente como una reorganización presupuestaria. No hubo un cambio de fondo, solo una reasignación. Los resultados están a la vista: el crimen organizado sigue fortalecido, los medios siguen alineados con la narrativa progresista, y los ciudadanos comunes —especialmente en zonas rurales— siguen viviendo bajo la sombra del narcoestado.

Estados Unidos, si desea de verdad ayudar a México y a la región, debe retomar una política exterior basada en principios de orden, justicia y libertad. Eso implica abandonar el financiamiento ideológico y volver a una cooperación estratégica centrada en el combate al crimen, la protección de la soberanía nacional y el fortalecimiento del Estado de Derecho.

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