El fruto del Vaticano II después de 60 años: la transformación de la Iglesia católica en una pseudo-Iglesia de la Nueva Era /7.ª parte/

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La teología histórico-crítica (en lo sucesivo THC) llegó a la Iglesia católica desde el protestantismo liberal como un caballo de Troya. Ya a principios del siglo XX, el trasfondo espiritual subyacente a la teología histórico-crítica dio origen a un movimiento espiritual en la Iglesia católica llamado modernismo. En 1907, san Pío X publicó la encíclica Pascendi Dominici gregis, mediante la cual se desenmascaró este espíritu de muerte y ateísmo, y la Iglesia católica rompió oficialmente con él. Aproximadamente la mitad de los profesores y estudiantes fueron expulsados de las facultades de teología y seminarios, y la Iglesia experimentó un renacimiento durante algunos años gracias a una relación viva con Cristo.
Sin embargo, tras el Concilio Vaticano II, el espíritu del modernismo regresó a la Iglesia. A través de las facultades de teología, afectó a la mayoría de los sacerdotes y religiosos y a la mayor parte de la Iglesia. Gradualmente se produjo una desintegración completa de la doctrina católica y una apostasía masiva de la Iglesia católica. Este espíritu que subyace al modernismo de la teología histórico-crítica es esencialmente ateo, y separa y destruye todo lo espiritualmente vivo en la Iglesia.
La THC no utiliza información objetiva. Y si la utiliza, es solo como una trampa para que sus seguidores abracen una nueva mentalidad y un nuevo espíritu: ¡el espíritu ateo! La epístola a los Romanos (Rm 1, 18-24), que revela las raíces espirituales de la sodomía, redarguye al Concilio Vaticano II de abrir la puerta tanto a las herejías del modernismo a través de la teología histórico crítica atea como al culto idolátrico del paganismo a través de Nostra aetate. Este espíritu de ateísmo y paganismo es la causa de la invasión de la inmoralidad y de la legalización eclesiástica de la sodomía en la declaración Fiducia supplicans.
Seis herejías seleccionadas de la THC condenadas por san Pío X
El modernismo y la THC predican la siguiente herejía: «¡La divinidad de Jesucristo no se prueba por los Evangelios!» (error n.º 27).
Jesús expulsaba demonios, curaba a los enfermos, resucitaba a los muertos y hacía otros milagros; murió una muerte expiatoria y resucitó de entre los muertos para demostrar que era el Hijo de Dios. Todo el Evangelio y todo el Nuevo Testamento son un testimonio de que Jesús es verdadero Dios y verdadero hombre, el único Salvador.
Error n.º 29: «Puede concederse que el Cristo presentado por la historia es muy inferior al Cristo que es objeto de la fe».
Aunque fue condenada por el papa san Pío X, esta herejía la proclama actualmente de nuevo la THC con una descarada seguridad en todas las facultades de teología.
Error n.º 31: «La doctrina sobre Cristo, que nos enseñan Pablo, Juan y los Concilios de Nicea, Éfeso y Calcedonia, no es la que enseñó Jesucristo, sino la que concibió la conciencia cristiana sobre Jesús».
Esto es a la vez una mentira y una herejía reprobada por san Pío X. Los apóstoles fueron testigos presenciales de la vida de Cristo. El apóstol Juan escribe: «Lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que contemplamos y palparon nuestras manos, os lo anunciamos» (1 Jn 1, 1). El Concilio de Nicea, celebrado en el año 325, confirmó la veracidad del testimonio de los Evangelios y del Nuevo Testamento. Confesó la verdad fundamental de la fe, es decir, que Cristo es verdadero Dios y verdadero hombre, y condenó la herejía de Arrio, quien negaba la divinidad de Cristo. El Concilio de Éfeso censuró la herejía nestoriana. El Concilio de Calcedonia, en el 451, reafirmó la verdad fundamental del Evangelio de que Jesús es verdadero Dios y verdadero hombre.
Error n.º 16: «Las narraciones de san Juan no son propiamente historia, sino una contemplación mística del Evangelio; son meditaciones teológicas sobre el misterio de la salvación, destituidas de verdad histórica».
Una vez más, una mentira y una herejía censuradas. El apóstol Juan no tuvo sueños místicos; fue testigo ocular de la vida, muerte y resurrección de Cristo. Las llamadas epístolas joánicas y la teología joánica son un producto artificial de la THC, destinado a denigrar al autor, así como a poner en tela de juicio el carácter vinculante del Evangelio de Juan y sus epístolas.
Error n.º 36: «La resurrección del Salvador no es propiamente un hecho de orden histórico, ni demostrado ni demostrable, que la conciencia cristiana derivó paulatinamente de otros hechos».
Este artículo ya lo condenó san Pío X, no obstante, en la actualidad, la herejía continúa propagándose a través de la THC. La realidad es que la resurrección de Cristo es un acontecimiento histórico. Jesús se apareció varias veces inmediatamente después de su resurrección, tanto a individuos como colectivamente a los apóstoles que estaban reunidos en el Cenáculo. Esto se repitió una semana después en presencia del incrédulo apóstol Tomás. Posteriormente, Cristo se apareció a los apóstoles en el mar de Galilea, donde comieron y hablaron con Él, y siguió apareciéndoseles en otros lugares de Galilea durante un período de cuarenta días. Los apóstoles proclamaron la verdad de la muerte redentora de Cristo y Su resurrección. Dieron sus vidas como testigos creíbles de esta verdad. La resurrección de Cristo es la prueba de Su divinidad y la evidencia de la autenticidad y validez de Sus enseñanzas. Solo los incrédulos recalcitrantes, entre los que desafortunadamente se encuentran los teólogos de la THC, pueden cuestionar o negar esta verdad fundamental.
Error nº 12: «Si el exegeta quiere dedicarse con provecho a los estudios bíblicos, lo primero que ha de hacer es rechazar cualquier idea preconcebida acerca del origen sobrenatural de la Sagrada Escritura y proceder a interpretarla del mismo modo que cualesquiera otros documentos puramente humanos».
Esta herejía fue condenada, pero actualmente se proclama en toda su plenitud a través de la THC en todas las facultades de teología. ¿Cuál es la doctrina eclesiástica sobre la Sagrada Escritura? Dios es el autor de las Escrituras; fue Él quien inspiró a los autores humanos de estos libros sagrados. Los libros inspirados por Dios enseñan la verdad y gozan de autoridad. Las Escrituras deben leerse en la tradición viva de toda la Iglesia, tal como las han leído generaciones de cristianos y santos. ¡No se pueden leer las Escrituras a través de los lentes de la pseudociencia de la THC!
¡El Espíritu Santo no solo es el verdadero autor de la Biblia, sino también su intérprete! La THC confunde el papel del Espíritu Santo, pero esto no es nada nuevo, ya que «también el diablo se disfraza de ángel de luz, y lo mismo hacen sus hijos» (2 Co 11, 13-15). Sí, hay un espíritu detrás de la THC, pero no es el Espíritu Santo, ¡es el espíritu de mentira y muerte! Él se manifestó como el primer exégeta allá en el Edén y el resultado de su exégesis fue la muerte. También le explicó las Escrituras al Señor Jesús en el desierto. Jesús le dijo: «¡Vete, Satanás!» (Mt 4, 10). ¡Y lo mismo vale para todos los exégetas de la THC con su supuesto método científico!
En su libro «Original o falsificación», la profesora E. Linnemann dice: «Los hombres rechazaron la Palabra de Dios como verdad revelada y optaron por la falsa sabiduría de este mundo, que es esencialmente atea, aunque finge ser devota y pronuncia el nombre de Dios. Este método no es científico, sino demagógico. La suposición demagógica, que debe aceptarse como evidencia sin crítica, es el principio rector de la THC. La Palabra de Dios nos dice que Dios dirige los destinos de las naciones; la llamada historiografía crítica se niega desde el principio a considerar siquiera la posibilidad de que Dios haya actuado en la historia real. Y esta pseudociencia atea y anticristiana la reconoce la teología histórico-crítica como la única forma adecuada de acceder a la Palabra de Dios, por lo que quien quiera ser considerado culto desde el punto de vista teológico debe aceptarla». ¡Eso es el colmo de la insolencia y un crimen!
La profesora Linnemann continúa: «Para obtener un título académico en teología, debo decidir dar espacio al ateísmo en mi pensamiento. Se me permitirán amablemente sentimientos piadosos, pero mi pensamiento debe ajustarse al principio rector ateo y proceder “metódicamente”: ut si Deus non daretur (como si Dios no existiera). ¡Eso es perversión!
Tanto la teología histórico-crítica como la historiografía crítica se fundamentan en la mentira. La ciencia no es, por lo tanto, sinónimo de verdad, sino más bien de rebelión contra Dios que aprisiona injustamente la verdad. Los hechos individuales que descubre están manchados y distorsionados por mentiras».
Esto en cuanto a la supuesta naturaleza científica de la THC. Hemos enumerado varias herejías modernistas condenadas por san Pío X. Estas herejías han resurgido desde el Concilio Vaticano II y se promueven en todas las escuelas teológicas.
El testimonio profundamente auténtico de la profesora Eta Linnemann arroja una luz clara sobre la letra herética, la metodología y el espíritu mentiroso de la THC. Como alumna del máximo exponente de la teología histórico-crítica, Rudolf Bultmann, está plenamente cualificada para comentar este método pseudocientífico con veracidad y de forma crítica. Desgraciadamente, a este espíritu modernista, que utilizó el método histórico-crítico como ariete, el Concilio Vaticano II le abrió la puerta del corazón de la Iglesia con el objetivo de su autodestrucción. Por tanto, el Concilio Vaticano II, con su herejía del modernismo y su sincretismo con el paganismo, debe ser condenado. De lo contrario, la renovación de la Iglesia no se producirá.

+ Elías
Patriarca del Patriarcado católico bizantino

+ Metodio OSBMr + Timoteo OSBMr
Obispos secretarios

15 de febrero de 2025