AGUSTÍN LAJE - EL MONOPOLIO EDUCATIVO DEL ESTADO, NAZISMO Y PROGRESISMO

Grandioso paralelismo que traza el Politólogo Argentino, Agustín Laje Arrigoni.

El debate sobre el control de la educación por parte del Estado ha sido un tema de discusión constante en el ámbito político y social. Sin embargo, lo que muchos no comprenden es que la imposición de una única visión educativa desde el poder no es una idea nueva. A lo largo de la historia, los regímenes tiránicos han entendido que dominar la educación es la clave para moldear generaciones enteras según sus intereses ideológicos.

El politólogo y escritor Agustín Laje ha sido una de las voces más críticas contra el monopolio educativo del Estado, advirtiendo sobre los paralelismos inquietantes entre la imposición ideológica de los gobiernos progresistas y las prácticas de corrupción mental utilizadas por regímenes tiránicos a lo largo de la historia y en la actualidad.

Hitler y el control educativo estatal

Uno de los ejemplos más alarmantes de cómo un gobierno puede utilizar la educación como herramienta de control es el del régimen nazi. Adolf Hitler comprendía que, para lograr una transformación cultural absoluta, debía asegurarse de que los niños fueran educados únicamente bajo los valores impuestos por el Estado. En su visión, los padres no debían tener voz ni voto en la formación de sus hijos; ese era un privilegio exclusivo del gobierno.

El propio Hitler lo expresó con claridad:

"De la misma manera en que el Estado interviene hoy en la instrucción escolar, el derecho a la autodeterminación del individuo también queda subordinado al interés colectivo, sometiendo al niño a la enseñanza obligatoria sin el consentimiento previo de los padres. Debe implantarse en los corazones juveniles una alianza íntima entre el nacionalismo y el espíritu de (falsa, aclaramos nosotros) 'justicia social'."

El resultado fue una generación de jóvenes adoctrinados, moldeados bajo una ideología que privilegiaba los intereses del partido y del Estado por encima de la voluntad familiar.

El paralelismo con el progresismo actual
Si bien el contexto es diferente, los métodos y objetivos no han cambiado demasiado. Hoy, en muchas naciones occidentales, los gobiernos progresistas han convertido la educación en un instrumento de ingeniería social. Se impone la ideología de género en las aulas sin el consentimiento de los padres, se erradican valores tradicionales y se castiga cualquier disidencia bajo la excusa de la "inclusión" y la "justicia social".

Si sustituimos la palabra "raza" en la cita de Hitler por "género", obtenemos un reflejo exacto de la agenda progresista actual. Se inculca a los niños una visión única del mundo, negando a los padres su derecho legítimo de decidir qué tipo de educación reciben sus hijos.

El derecho de los padres sobre la educación
Laje argumenta que los padres deben tener el derecho inalienable de elegir cómo educar correctamente a sus hijos, sin una intervención ideológica del Estado. La educación no puede ser un monopolio gubernamental que sirva para corromper mentalmente y convertir a las nuevas generaciones en meros instrumentos políticos.

Sin embargo, en muchas democracias, los gobiernos de izquierda han impulsado leyes y políticas que buscan excluir a los padres de las decisiones educativas más importantes. Desde la imposición de materiales con carga ideológica hasta la penalización de colegios que no se adhieren a la doctrina progresista, se está construyendo un sistema en el que el Estado reemplaza a la familia como la principal fuente de valores y principios morales.

Conclusión: ¿Hacia un totalitarismo educativo?

El control absoluto de la educación por parte del Estado es una característica común de los regímenes totalitarios. La historia lo ha demostrado una y otra vez: cuando el gobierno se apropia del derecho de los padres a educar a sus hijos, la libertad se ve gravemente amenazada.

Es fundamental que la sociedad despierte ante esta realidad y exija que la educación vuelva a manos de quienes verdaderamente tienen el derecho y la responsabilidad de impartirla: los padres de familia. De lo contrario, nos encaminamos hacia un modelo donde el adoctrinamiento será la norma y la disidencia será erradicada desde las aulas.

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