Un llamamiento al obispo Strickland para que se arrepienta

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Estimado obispo Joseph:
En muchos de tus comunicados hablas como un obispo católico ortodoxo y pones de relieve las sanas raíces de la enseñanza católica. Entre tus artículos recientes hay una respuesta al discurso del pseudopapa Bergoglio a los jóvenes en Singapur. Señalas claramente su posición herética y haces referencia a documentos papales del pasado. Tus argumentos están en plena consonancia con la doctrina católica.
El discurso de Bergoglio en Singapur, sin embargo, no es más que una predicación de las herejías del Vaticano II, contenidas en Nostra aetate, sobre el llamado respeto a otras religiones. Ya Pablo VI en sus viajes hizo gestos sincretistas en el espíritu del Vaticano II. Posteriormente, Juan Pablo II prosiguió con la promoción de la herejía del sincretismo, especialmente en la reunión de Asís en 1986. Allí, junto con los líderes de cultos paganos, rezó al llamado «padre único». Pero los paganos no adoran ni rezan al único Dios Creador y Padre de nuestro Señor Jesucristo. Rezan a los demonios y les ofrecen sacrificios. El Apóstol subraya: «Lo que los paganos sacrifican, a los demonios lo sacrifican y no a Dios. No quiero que seáis partícipes con los demonios» (1 Co 10, 20).
Juan Pablo II repitió su gesto apóstata en Asís en 2002. Por desgracia, el papa Benedicto XVI también participó en reuniones sincréticas en Asís, por ejemplo en 2011. Francisco Bergoglio, al promover el sincretismo, solo está llevando a la práctica consecuentemente los documentos y el espíritu del Concilio Vaticano II.
De ello se desprende que el Concilio Vaticano II fue herético, y no solo a causa del documento Nostra aetate. Este hecho lo declaró con valentía cierto prelado no hace mucho tiempo, y también indicó que Bergoglio era un papa ilegítimo. Reconocer estas dos realidades es la condición sine qua non para la renovación de la Iglesia católica.
Además, hay que recordar que el 1 de noviembre de 2023, en el motu proprio Ad theologiam promovendam, Bergoglio estableció el principio del cambio de paradigma. Abrió así el camino para la destrucción de todos los dogmas con los que se sostiene o se derrumba la Iglesia católica. Con la proclamación del nuevo antievangelio Fiducia supplicans, Bergoglio introdujo la bendición de la sodomía y negó el pecado como tal. Al hacerlo, abolió el Decálogo, pero también el Credo, porque su verdad fundamental es que Cristo murió por nuestros pecados. Bergoglio elimina así también la condición esencial de la salvación, que es el arrepentimiento. Sin arrepentimiento nadie se salvará.
Quien hoy reconoce conscientemente al hereje manifiesto Bergoglio como papa legítimo, se excluye a sí mismo de la Iglesia por la excomunión latae sententiae. Tal persona ya ha aceptado el antievangelio sodomita de Bergoglio, por el cual las Escrituras amenazan con el castigo del fuego temporal y eterno (2 P 2,6; Judas 7). Cualquiera que reconozca al pseudopapa Bergoglio como un verdadero papa se ve obligado a negar la enseñanza católica y a levantarse en rebelión contra Dios mediante la participación en el camino sinodal. Este camino es el camino que lleva a la perdición eterna.
El camino sinodal de Bergoglio es una burla cínica del sufrimiento y la muerte de Cristo y una burla de todos los mártires, especialmente de los de los primeros siglos. Ellos prefirieron sufrir crueles torturas y la muerte antes que rendir el más mínimo homenaje a deidades paganas. En 2019, Bergoglio entronizó públicamente al demonio de la Pachamama en los Jardines del Vaticano y en la basílica de San Pedro. En 2022, se entregó públicamente a Satanás en Canadá con la ayuda de un brujo. Afirmar que un hombre consagrado públicamente a Satanás es el vicario de Jesucristo ¡es una auténtica locura!
Estimado obispo Joseph, tú sigues reconociendo a este usurpador del papado como el papa legítimo a pesar de su apostasía pública. Al hacerlo, mantienes a los católicos comunes y corrientes en el camino de la sumisión a la apostasía de Bergoglio, que termina en la perdición. Actúas hipócritamente, como el obispo Schneider. Tus acciones son similares a mostrarle a la gente una botella de veneno fuerte. Públicamente, delante de sus ojos, llamas a este veneno por su verdadero nombre, y lo lógico sería que instaras a todo el mundo a distanciarse radicalmente de este veneno y salvar sus vidas. Pero tú, en cambio, ¡les dices que beban de la botella! Y mientras beben, deben recordar que se trata de un veneno violento. La consecuencia es el envenenamiento y, en el ámbito espiritual, la muerte eterna.
Bergoglio predica una doctrina venenosa que conduce a la condenación eterna. Tú condenas esta doctrina y, de ese modo, te ganas la simpatía de los verdaderos creyentes. Pero en retrospectiva, los instas a someterse y obedecer a este hereje manifiesto, este usurpador del papado. Esto es un crimen, porque muchos te consideran un obispo católico ortodoxo y no suponen que los estés llevando por el camino de la perdición.
Estimado obispo Joseph, detente y date cuenta de tu crimen ante Dios y ante la Iglesia, y haz verdadera penitencia. No solo debes llamar a la herejía, herejía, sino que, por tu propia salvación y la de los demás, debes extraer la conclusión necesaria de los hechos: Bergoglio no es un papa legítimo y, por lo tanto, ningún católico puede obedecerlo y someterse a él. Además, di un claro «no» al herético Vaticano II, cuyo programa venenoso está implementando Bergoglio.

+ Elías
Patriarca del Patriarcado católico bizantino

19 de octubre de 2024