La ONU, inútil e impotente - escenario de retórica vacía y arribismo

Las Naciones Unidas (ONU), que en su día se concibieron como un faro de la diplomacia y la cooperación internacionales, se han convertido en un espectáculo burocrático con poca o ninguna influencia real en los acontecimientos mundiales. Se han convertido en un lugar donde los líderes se reúnen no para promulgar cambios significativos, sino para mejorar sus perfiles personales con oportunidades fotográficas y discursos llenos de promesas vacías. La ONU ha demostrado ser una organización ineficaz, incapaz de hacer cumplir las decisiones o de obligar a las naciones a actuar. Su relevancia para abordar los problemas mundiales más urgentes ha disminuido hasta el punto de que existe principalmente como una institución simbólica, que consume vastos recursos y ofrece resultados mínimos.