El espacio, un nuevo campo de batalla

La carrera armamentística ha llegado al espacio por la escalada de las tensiones entre las naciones con demostraciones de fuerza, acoso y espionaje espacial que amenazan a la paz mundial.
En 1957, la URSS envió al espacio el primer satélite de la historia, el Sputnik. Desde entonces, se han lanzado más de 10.000 de 80 países diferentes y la mitad aún funcionan. Casi 70 años después, nuestra vida cotidiana no se entendería sin estas herramientas espaciales. Pero si realmente hay un ámbito interesado en el espacio ese es el de la estrategia geopolítica y de la defensa. Las guerras en tierra podrían librarse en el espacio y las potencias mundiales están abonando este nuevo campo de batalla. Desde 2019, Estados Unidos cuenta ya con el Comando Espacial, un ejército dedicado a preservar sus intereses estratégicos en órbita.

El uso militar de los satélites se ha multiplicado por diez en las dos últimas décadas y el espacio se ha convertido en un territorio esencial para la seguridad nacional. En los últimos 15 años, China se ha dotado de satélites de comunicación militares, de imagen y reconocimiento y hasta de armas de energía y espaciales para la guerra electrónica.
En noviembre de 2021, Rusia hace estallar, muy próximo a la Agencia Espacial Internacional, uno de sus satélites inutilizados con las consecuencias que supone de dispersión de residuos en la órbita. El pulso entre las grandes potencias alimenta la carrera armamentística en el espacio.
'El espacio, un nuevo campo de batalla' desvela el rearme de las potencias en el nuevo territorio exterior. Sus ejércitos disponen de satélites militares, naves y armas espaciales necesarias para dominar la geopolítica. Las tensiones aumentan y, con ellas, el riesgo de acabar con la paz mundial.