2024-05-21 Reconquista - La Fortaleza de un Nuevo Pentecostés

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21 de mayo, 2024

Dictado en español

NOTA: Las notas a pie de página no son dictadas por el Señor. La Hermana las añade. En ocasiones para ayudar a esclarecer para el lector lo que la Hermana percibió referente al sentido de palabras o expresiones, y en otras para transmitir el tono en que el Señor o María Santísima hablaron.

María Santísima:

Mis hijitos tan amados,

Os hablo desde Mi nuevo Tepeyac,[1] en donde reuniré todas las Palabras que os He dicho a través de los siglos; en donde renovaré todas las diversas Gracias que vuestro Padre Celestial Ha concedido en Mis lugares santos como sello de Su Amor y Bendición, y en respuesta a la oración de Mi Corazón Maternal por todos Mis hijos.[2]

Cuánto os amo, hijos – con el Amor del Padre, de Mi Hijo, y del Espíritu Santísimo de Dios, que desciende cual llama a Mi Corazón y de ahí, como de un manantial, os Lo doy a beber, para consolar vuestros corazones, para sanar vuestras heridas en el espíritu, para sanar vuestros cuerpos si es necesario para vuestra salvación.

Y para daros el aliento de que no estáis solos.

Hijos Míos, pequeñitos de Mi Corazón, veo todas vuestras heridas, ninguna pasa por desapercibida. Así como lavé y besé cada Herida de Mi Jesús, así hago con vosotros – besando para consolar y para extraer el veneno que Satanás en su envidia os ha inyectado con todas sus maquinaciones y engaños.

Os lavo vuestras heridas con Mis lágrimas, las cubro con Mi Amor, tomo posesión de ellas y las ofrezco al Padre, junto con las Heridas Sagradas de Mi Jesús.

Todas las heridas causadas por el dolor y la desobediencia, y la envidia de Satanás – junto con todas las Heridas Purísimas y Santísimas de Mi Jesús, del Cordero Inmaculado, Inocente, Inmolado por Amor. Las Unas para resarcir las otras.

Mirad las Heridas de Mi Jesús, las que lleva en Su Cuerpo Santísimo y las que han lacerado Su Corazón; y que viven reflejadas en Mi Corazón.

No las olvidéis, hijos.

Que os den ESPERANZA Y FORTALEZA.

La ESPERANZA certera del Amor inconmensurable de todo un Dios por Sus creaturas – por cada una.

El Amor que busca el bien ETERNO. ETERNO, hijos. No os confundáis ni olvidéis que todo cuanto ahora veis y vivís pasará. Y que habéis de vivir para esta eternidad – para el abrazo Divino que os rodeará y llenará y sanará y en el cual encontraréis todo cuanto vuestro corazón anhela.

No aquí, hijos – en esta tierra llena ahora de pecado y de muerte para el espíritu.

La tierra misma gime, hijos, al ver las ofensas tan grandes al Corazón de Dios. Y la tierra misma será renovada, embellecida, purificada, para ser el digno hogar y recipiente de la Iglesia Renovada, de los cielos nuevos y la tierra nueva.

Hijos, ahora más que nunca, renovad vuestra ESPERANZA por medio de vuestra FE en lo que os decimos y en lo que hacemos por vosotros.

MIRAD AL CIELO, AL HOGAR PREPARADO PARA VOSOTROS DESDE EL PRINCIPIO.

Dejad a un lado los anhelos humanos y elevadlos, por medio de vuestra FE y la ESPERANZA Santa y pura, en anhelos de Dios, en anhelos de eternidad.

Lo demás pasa, y ¡qué rápido pasa!

Cumplid vuestras obligaciones de vuestro estado, pero empezad a vivir la ESPERANZA DEL CIELO y de AQUEL QUE MORA EN ÉL Y QUE OS ESPERA.

El fruto de la FE es la ESPERANZA, y el fruto de la ESPERANZA es la FORTALEZA. Y todas éstas llevan al ABANDONO EN DIOS.

Por esto os pido vuestra FE, por esto os hablo de la Esperanza, y de la Fortaleza que os lleva a desdeñar los tesoros efímeros de la tierra para apreciar el Tesoro del Amor de Dios en plenitud que será vuestro premio en el Cielo.

Mirad las Llagas Santas de Mi Jesús. Miradlas en Mi Corazón. Esconded vuestras llagas en las Nuestras, permitiéndonos lavarlas con la Sangre y el Agua que brotaron de Ellas, para que – purificadas del veneno de Satanás y de vuestras propias acciones y ofensas – sean aceptables a Nuestro Abba cual Ofrenda de Amor, imitando la Ofrenda Santísima que todo lo alcanza.

Hijos, respirad esta VERDAD, dejad que cual AIRE PURO entre hasta los rincones más profundos de vuestro ser y os libere de cualquier hediondez de Satanás y de los criterios humanos que tanto daño os hacen.

Hijos Míos, os sentís débiles, incapaces de hacer lo que os pedimos, incapaces de resistir; derrotados, angustiados, y al filo de la desesperación.

LO SÉ, HIJITOS MÍOS. Y que lo que más os duele es Nuestra aparente indiferencia ante vuestro sufrir; que nada cambia, que nada pasa, que vuestras oraciones parecen chocar contra un Cielo cerrado.[3] Y CUÁNTO OS HACE SUFRIR, MIS PEQUEÑOS. LO SÉ. Y VUESTRA MADRE SE COMPADECE Y POR ESO OS HABLA – Para deciros que cada gota de vuestro sufrir está contada, y tendrá su consuelo.

Para deciros que para formar Mi Ejército es necesaria una formación dura, el tiempo es corto y habéis de ser formados en el crisol del sufrimiento, de la sequedad y del aparente abandono Nuestro, para que la semilla de la FE germine – en lo oscuro – y eche raíces – en lo oscuro –y crezca fuerte y vigorosa, capaz de resistir lo que viene.

Hijos, vuestra Madre sabe a lo que os enfrentaréis y os prepara.

Esta preparación requiere que veáis el Rostro de Mi Jesús – Su verdadero Rostro, no el distorsionado que muchos habéis aprendido y que ahora os causa tanta confusión y angustia, pues no siendo la Verdad, os hiere el alma.[4]

Os mostraremos Nuestros Rostros y los llevaréis en vuestras almas cual Joyas y cual Escudos. Pero antes que los recibáis, hijos, debéis ser purificados en la FE.

Todas las pruebas que vivís, todas las angustias y oscuridades – cuando Nos las dais, las tomamos y las hacemos útiles – las antiguas, las presentes, y las futuras. TODO LO HACEMOS ÚTIL y lo llenamos de vida, cuando Nos los dais.

No veis el germinar de una semilla – cómo, de ser dura y seca y rodeada de total oscuridad, empieza a hincharse y a transformarse.

Así vosotros, hijitos, cuando aceptáis en FE lo que el Padre lleno de Amor por Sus hijos permite.[5]

Por esto os digo que por medio de la FE y la ESPERANZA miréis con ojos de eternidad y anheléis con corazón de eternidad, y así tendréis la FORTALEZA para dar un paso más, y después otro más, en este tiempo de preparación inmediata para la batalla.

Os recuerdo nuevamente lo que sucedió en Pentecostés a Mis amados hijos Apóstoles: Fueron transformados y fortalecidos para cumplir la misión encomendada a ellos, a toda costa y sin escatimar ningún sacrificio.

El Espíritu Santísimo de Dios descendió a sus corazones y completó y selló su preparación.

Lo mismo sucederá con vosotros, hijitos. No temáis.

Lo que vivís ahora – cada uno de vosotros, en circunstancias tan diversas cada uno – es parte de esta preparación previa a Su Venida. Es la purificación, es el desvestiros de los vestidos viejos y sucios, para poder ser revestidos con las vestiduras y el armamento de Mis soldados.
NO TEMÁIS.

CONFIAD, CREED, ESPERAD.

Y recibiréis Fortaleza para vivir esta espera.

Sí, hijos, lo prometido se cumplirá, y lo anunciado se realizará.

Los Ríos de Gracia fluirán desde Mi Cerrito y reunirá a todas las Aguas puras que el Padre Ha hecho nacer en cada continente, pueblo y región.

Así como reúno a Mi Ejército y lo uno a Mi séquito de Ángeles y Arcángeles, y todo coro Celestial, así se reúnen todas las Gracias dadas a través de los siglos, para ser renovadas, purificadas y vueltas a derramar en abundancia inimaginable.

El Nuevo Pentecostés que sellará la preparación de Mi Ejército y lo alistará para la Batalla, en la cual se reunirán también todas las fuerzas del mal.[6]

La Batalla está ganada, hijos, pero hay que lucharla y vivirla y ofrecerla.

Hijos, no tratéis de comprender con vuestras razones, pues estos son Misterios Divinos que son imposibles de comprender sobre esta tierra, con las limitaciones tan tremendas del tiempo y distancia, y de vuestra capacidad tan limitada para comprender.[7]

Pero un día, hijos, veréis a estos Misterios abrirse ante vuestros corazones y vuestras mentes como se abre una flor, como sube el sol en el amanecer, y los contemplaréis en toda Su belleza, VERDAD, armonía, y comprenderéis el Amor inefable que es el centro de cada Misterio.

Pero ahora, hijos, no podéis aun recibirlos y por eso es necesaria la FE y la ESPERANZA, para que en medio de la oscuridad que Satanás ha logrado extender sobre todo ámbito humano, podáis ver EN FE, y ACEPTAR EN FE, y recibir EN FE, y amar EN FE estos Misterios Divinos – los porqués que tanto os angustian – hasta el momento en que los podáis recibir en plenitud.

Hijos Míos todos – cada uno que camináis sobre esta tierra y que habéis nacido de la Voluntad del Padre, y que habéis sido rescatados por Mi Hijo en la Cruz, y que estáis siendo preparados para recibir la Luz Divina del Espíritu Santísimo de Dios – recordad el Cielo y el Amor que os espera.
Recordad que vuestra Madre os ama y está a vuestro lado.

Recordad que todo lo anunciado se cumplirá.

Recordad que lo que vivís ahora es nada en comparación a lo que el Padre Ha preparado para vosotros – el gozo eterno.

Recordad, hijos, que todo es formación, que en todo hay Gracia para ayudaros, y que tenéis una Madre que intercede día y noche ante el Trono y el Corazón de Dios por Sus hijos.

Soy vuestra Madre. Os amo. Os guío, no dudéis en tomar Mi mano. Os llevaré al cumplimiento de la Ley Divina, os llevaré a la aceptación de vuestras misiones particulares, os llevaré por el sendero de la sanación de tantísimas heridas que lleváis. Os llevaré paso a paso, segundo a segundo, al Corazón del Padre.

Sois Mi Ejército, hijos, y necesito soldados fuertes y valerosos; llenos de FE y Esperanza para dar Luz a vuestros hermanos.

Miradme a Mí, hijos, cuando os sintáis desfallecer. Miradme a Mí y no temáis.

Venid a Mi Corazón, hijos. No temáis.

Desde Mi Capillita, Mi Cerrito, os bendigo, y os abrazo a Mi Corazón.

ALZAD VUESTRA VISTA, PUES YA LLEGA VUESTRA SALVACIÓN.[8]

“AL QUE ESTÁ SENTADO EN EL TRONO, Y AL CORDERO,
SEA ALABANZA, HONOR, GLORIA Y PODER,
POR LOS SIGLOS DE LOS SIGLOS.
AMÉN.”[9]

Amén, hijos. DECIDLO CONMIGO:
AMÉN. ASÍ SEA.

Vuestra Madre que os ama y bendice,
María Santísima, la Estrella de la Mañana
que anuncia la venida del SOL de JUSTICIA y de VERDAD.
Vuestra Reina y vuestra Paz.

EXTRACTO DE LAS PALABRAS DE MARÍA SANTÍSIMA A SAN JUAN DIEGO
EN 1531, MÉXICO, RELATADAS EN EL “NICAN MOPOHUA”.
“Sábelo, ten por cierto, hijo Mío el más pequeño, que Yo soy la perfecta Siempre Virgen Santa María, Madre del verdaderísimo Dios por Quien se vive, el Creador de las personas, el Dueño de la cercanía y de la inmediación, el Dueño del cielo, el Dueño de la tierra.
Mucho deseo que aquí Me levanten Mi Casita sagrada (Teocalli), en donde Lo mostraré, Lo ensalzaré al ponerlo de manifiesto: Lo daré a las gentes en todo Mi amor personal, en Mi mirada compasiva, en Mi auxilio, en Mi salvación: Porque Yo en verdad soy vuestra Madre compasiva, tuya y de todos los hombres que en esta tierra estáis en uno, y de las demás variadas estirpes de hombres, Mis amadores, los que a Mí clamen, los que Me busquen, los que confíen en Mí, porque allí les escucharé su llanto, su tristeza, para remediar para curar todas sus diferentes penas, sus miserias, sus dolores.
Y para realizar lo que pretende Mi compasiva mirada misericordiosa, anda al palacio del obispo de México, y le dirás que cómo Yo te envío, para que le descubras cómo mucho deseo que aquí Me provea de una casa, Me erija en el llano Mi Templo; todo le contarás, cuanto has visto y admirado, y lo que has oído…Ya has oído, hijo Mío el menor, Mi aliento Mi palabra; anda, haz lo que esté de tu parte”.

“Y, mucho te ruego, hijo Mío el menor, y con rigor te mando, que otra vez vayas mañana a ver al obispo. Y de Mi parte hazle saber, hazle oír Mi querer, Mi voluntad, para que realice, haga Mi templo que le pido. Y bien, de nuevo dile de qué modo Yo, personalmente, la Siempre Virgen Santa María, Yo, que soy la Madre de Dios, te mando”.

“Escucha, ponlo en tu corazón, hijo Mío el menor, que no es nada lo que te espantó, lo que te afligió, que no se perturbe tu rostro, tu corazón; no temas esta enfermedad ni ninguna otra enfermedad, ni cosa punzante, aflictiva.
¿No estoy aquí, Yo, que soy tu Madre? ¿No estás bajo Mi sombra y resguardo? ¿No soy, Yo la fuente de tu alegría? ¿No estás en el hueco de Mi manto, en el cruce de Mis brazos? ¿Tienes necesidad de alguna otra cosa? Que ninguna otra cosa te aflija, te perturbe…”

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[1] Cuando empezó a dictarme, percibí fuertemente Su Presencia como Nuestra Señora de Guadalupe y la Gracia particular de Sus Apariciones en México – el traer Su Presencia maternal y la Verdad de Dios a una situación histórica tan complicada: el encuentro de dos culturas tan diversas, la lucha entre el paganismo (y peor) tan enraizado y el Cristianismo. Y cómo nuestra situación actual es similar (aunque ahora afectando no sólo a una pequeña región, sino a todo el mundo) – la división entre el mundo que ha rechazado a Dios y que vuelve a hundirse en el paganismo (y peor), y el mundo Cristiano – tan fragmentado, atacado, y débil – que más y más cae en la cuenta de que la única solución tendrá que venir del Cielo. Y que, así como en 1531 vino la intervención directa del Cielo, así ahora también vendrá una intervención Divina directa, mucho mayor porque ha de llegar a cada alma y a cada lugar.

Por eso, cuando Ella dice “Mi nuevo Tepeyac”, no es hacer menos o tratar de suplantar al Tepeyac original – muy al contrario – es más bien recordarnos lo que sucedió en 1531, a manera de esperanza, como recordatorio de las Verdades esenciales, y como consuelo y aliento al saber que Ella es verdaderamente nuestra Madre que nos cuida, y que Dios está por intervenir nuevamente. [Al final del Mensaje incluyo extractos de Sus Palabras a Juan Diego porque cuando dijo “Os hablo desde Mi nuevo Tepeyac” las sentí muy presentes y vivas].

[2] Cuando dice que aquí reunirá y renovará todas las Palabras y Gracias que se han concedido por medio de Sus Apariciones, Mensajes, y diversas Manifestaciones a través de los siglos, percibo que alude a las Manifestaciones que Dios nos Ha anunciado que sucederán pronto en este cerrito. Y que estas Manifestaciones próximas unirán a todas las demás y mostrarán su origen Divino y harán presentes nuevamente las Gracias de cada una de ellas – como volviendo a derramarlas– por eso dice que de aquí fluirá el Rio de Gracia que unirá a todas las demás Aguas. Difícil explicar lo que percibo, pero definitivamente no es minimizar a las demás Apariciones, sino mostrar que todas son parte de Su Plan. Todas han ayudado y preparado para esta Hora.

[3] “Dios mío, Dios mío, ¿porqué Me has abandonado?” Jesús nos da ejemplo de cómo, después de haber pasado la angustia terrible del Huerto de Getsemaní, la traición de Judas, el verse abandonado por Sus Apóstoles y Discípulos, el ser juzgado, flagelado, humillado, y clavado en la Cruz – todavía tuvo que sufrir la última gran herida, la herida de muerte – el aparente abandono de Dios Padre. La Iglesia, siendo Su Cuerpo Místico, está sufriendo ahora su Pasión – y me parece que estamos en esos últimos minutos en que el Padre pide el último sacrificio: el verse y sentirse en apariencia completamente abandonados por Dios: No nos oye, no viene, a pesar de decirnos que ya viene “pronto”. El ver y sentir nuestra aparente destrucción en tantos aspectos. Y el esfuerzo sobrehumano de seguir creyendo, esperando, confiando. Es durísimo y extenuante.

[4] Siento que “ver el Rostro de Mi Jesús” se refiere a conocerlo en la Verdad, y no como nos Lo han pintado – quitándole Su Realeza, Su Sufrimiento, Su Divinidad, y haciéndolo como un simple trabajador social, idealista. Nuestras almas desean la Imagen verdadera del Rostro de Dios – y por eso éstas distorsiones hieren al anhelo más profundo del alma – de ver y conocer a Dios.

También es una referencia a una Gracia que Han prometido cuando vengan Sus Manifestaciones en el cerrito – que al ver Sus Apariciones, Sus Rostros quedarán grabados en nuestras almas, como consuelo, pero en especial como protección. Percibo que es una Gracia necesaria para poder resistir las seducciones del Anticristo, que se hará pasar por “el Cristo”, y que por eso es de suma importancia poder reconocer el Rostro de Jesús y Su Nombre en cualquier situación, y que por eso lo grabarán en nuestra alma.

[5] Breves palabras para expresar el acto tan grande e importante de nuestra alma que transforma nuestra vida espiritual – y que atrae tantísimas Gracias sobre el alma y sobre el mundo entero: el aceptar la Voluntad de Dios y lo que Él permite, aún sin entender porqué lo permite.

[6] Me parece que con este “todas” se refiere a que es una señal de estos tiempos el que más y más se unan públicamente todos los distintos poderes malignos que en apariencia son independientes, pero que en realidad proceden de un mismo plan del enemigo. Por ejemplo, ahora vemos que, en los ámbitos de la educación, del gobierno, de la ciencia, del entretenimiento, y aun de la religión, está dominando el mismo espíritu de la total negación de Dios.

[7] Si resulta difícil entender el porqué de enfermedades y otras calamidades que Dios permite en quienes Lo aman, resulta imposible contemplar los sufrimientos tan atroces de los niños y otras almas, sobre todo cuando se destruye su inocencia en abusos y ritos de inimaginable crueldad y oscuridad. ¿Cómo compaginar este horror con un Dios bueno? Cuántos han perdido su fe al contemplar esta pregunta: ¿Porqué, Señor? Y creo que por eso María Santísima nos dice que no tratemos de entenderlo, de razonarlo, de encontrar una explicación humana. Sino que nos invita a confiar y a aceptar que Dios se reserva el conocimiento de estos porqués hasta la Hora indicada. No es hacer a un lado estos “porqués”, sino ponerlos firmemente en la Fe y la Esperanza, que nos dicen que “Dios sabe porqué” y que un día entenderemos y veremos que en todo actúa Su Amor, aun en la oscuridad mas terrible.

[8] Lucas 21, 28

[9] Apocalipsis 5, 12-14

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