HOLLYWOOD EN LA ERA ATOMICA DOCUMENTAL

8 months ago
53

En el final de la película “El hombre con visión de Rayos X” de Roger Corman, en 1963, el protagonista, un científico que logra mutar su visión en puros rayos X después de inyectarse diversas sustancias, entra de casualidad en una tienda de campaña en la que un desquiciado pastor pronuncia un discurso a sus feligreses. El Dr. Xavier, interpretado por Ray Milland, está en las últimas, se ha transformado en poco menos que un monstruo, perseguido por la policía y agentes del gobierno. Al principio, cuando transparentaba la ropa de bellas mujeres con sus nuevos ojos o al espiar a través de las paredes lo que ocurría en otro cuarto, disfrutaba su experimento. Acaba viendo los esqueletos de las casas, de los edificios y finalmente el mundo entero, desfasado, vuelto un inmenso armazón. De ver el interior de todo termina por no ver nada. El pastor, al reparar en el hombre casi ciego con los ojos ennegrecidos como gigantescas pupilas, cita el verso de la Biblia: “Y si tu ojo te da ocasión de pecar, arráncatelo y échalo de ti”. Y precisamente eso es lo que hace el Dr. Xavier, impotente y sin esperanza, se arranca los ojos en el último fotograma. Esta película ilustra muy bien un mito en torno a la ciencia, recurrente en el cine, desarrollado antes en la literatura y, quizás desde siempre, en el imaginario popular: la destrucción generada por las ansias de poder y conocimiento del hombre.

El género de ciencia ficción se desarrolló principalmente en los Estados Unidos en los años treintas, con películas como “El hombre Invisible” y “Frankenstein” de James Whale o los llamados films de anticipación como “Things to come” de W. C. Menzies. Pero en los años de posguerra fue cuando la imagen de la ciencia en el cine cambió radicalmente. El nacimiento de la era atómica marcó al séptimo arte, el cual, para bien o para mal, absorbió y representó lo inmediato, por momentos de manera confusa, otros en forma poco meditada, aunque también las hubo muy certeras, pero siempre reflejando los valores del momento. En los años cincuentas la principal musa fue la paranoia, alimentada por la guerra fría, la cacería de brujas y los ovnis, todos poderosos sustentos para disparar la imaginación hacia rincones exasperantes. La paranoia, al margen de discrepancias éticas, devino en elemento muy creativo para inventar situaciones poco afectas a tranquilizar al espectador.

Una vez aceptada como factible la idea de una catástrofe universal provocada por el hombre, el género comenzó a retratar el fin del mundo una y otra vez. La visión de la ciencia en el cine ya no sería la de un científico loco, del tipo de Víctor Frankestein, sino que estaría relacionada con un poder oculto, inmerso en otro más grande, el militar; subordinado a su vez al poder del Estado. La humanidad se siente insegura frente a sus propias creaciones. A partir de este momento la ciencia no se libra de sospechas, y el científico se convirtió en un ser de dudosa —o nula— moral, que brindaría su talento y sus descubrimientos a un Estado controlador y genocida.

No hay que olvidar que la historia del siglo xx ayudó a forjar este mito.

Loading comments...