Pedro Gallego presenta el Manifiesto de Demos en La Boca del Lobo

El actual régimen político español muestra síntomas evidentes de descomposición. Los partidos políticos continúan con sus eternos debates hacia ningún sitio, mientras la decadencia moral y económica se extiende a toda sociedad española.

Los ciudadanos españoles no tienen vías para intervenir en el control de los asuntos políticos de su propio país, y no parece verosímil creer que las voces que se levantan en las calles vayan a ser escuchadas por los mismos responsables que nos han traído hasta esta situación.

Lamentablemente, y como ha quedado de manifiesto en las últimas semanas, el régimen político español carece de los dos pilares fundamentales que deben configurar un sistema democrático: Separación de Poderes y Representación del Elector.

¿Por qué no hay separación de poderes? Porque son los diputados del Congreso quienes eligen al Presidente del Gobierno, y no los ciudadanos. Dentro del Parlamento está sentado el Gobierno. El Presidente, los Vicepresidentes y los Ministros son a la vez miembros del Poder Legislativo y del Poder Ejecutivo. Quien gobierna también legisla. Además, también son los partidos políticos quienes nombran a los miembros del CGPJ y del Tribunal Constitucional.

Todo lo anterior está recogido en la Constitución del 78 (artículos, 99, 122,1 59) mientras que, en el caso del CGPJ, sus veinte Vocales Judiciales son designados por las Cortes Generales (los partidos) del modo establecido en la Constitución y en la Ley Orgánica 4/2013, de 28 de junio, de reforma del Consejo General del Poder Judicial.

¿Por qué no hay representación del elector? Porque son los Jefes de cada partido quienes confeccionan las listas y por ese motivo los diputados deben obedecer mediante la disciplina de voto las órdenes que reciben. Los diputados no representan a los ciudadanos, sino al Jefe del partido, siendo sus empleados. Los ciudadanos no elegimos nada, nos limitamos a votar una lista ya confeccionada.

Entendemos que el grave peligro en el que se encuentra la Nación española sólo puede revertirse desde fuera por la Sociedad Civil, forzando un cambio en las reglas de juego para que los ciudadanos tengan una herramienta para CONTROLAR el PODER POLÍTICO. Por todo lo anterior, los firmantes exigimos lo siguiente:

1. Cambio en la Ley Electoral a un sistema uninominal mayoritario por distritos, donde los ciudadanos elijamos a un único candidato y no votemos a una lista confeccionada por el Jefe del partido. Cada diputado debe responder ante sus electores y no ser un empleado a las órdenes del Jefe del partido que lo incluyó en la lista electoral.

2. Cambio en la Constitución para eliminar los criterios de circunscripción y proporcionalidad establecidos en el art. 68 de la CE, para poder introducir nuevos distritos electorales de elección uninominal.

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