Thomas Sowell - Resoluciones de año nuevo

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ESOLUCIONES DE AÑO NUEVO

Por Thomas Sowell
Publicado el 13 de enero de 2015

La ausencia del presidente Barack Obama de la gran reunión en París de líderes nacionales de otros países, para mostrar su solidaridad con Francia en su oposición a los terroristas islámicos, fue otra señal de la continua irresolución de la administración Obama frente al terror.

Incluso el valiente mensaje reciente del presidente de Egipto, Abdel-Fattah el-Sisi, llamando a sus compatriotas musulmanes de todo el mundo a "revolucionar" la interpretación del islam, para hacerlo más compatible con las relaciones pacíficas con otros pueblos, no puso acero en la columna vertebral de Barack Obama.

Desde sus primeros días en la Casa Blanca, nuestro presidente ha minimizado la amenaza terrorista de los extremistas islámicos. Declaró la victoria cuando sacó a las tropas estadounidenses de Irak, preparando el escenario para una gran derrota cuando ISIS intervino para crear su propio nuevo gobierno, tanto en suelo iraquí como sirio, mientras cometía atrocidades contra hombres, mujeres y niños que no se veían desde la guerra. días de los nazis.

Sin desanimarse, el presidente Obama ha reafirmado desde entonces su determinación de retirar de manera similar a las tropas estadounidenses de Afganistán, con una declaración similar de que ya no son necesarias. Procede como si pudiera declarar una guerra cuando conviene a la conveniencia política de su administración.

Pero una guerra no termina hasta que el enemigo deja de luchar. Los enemigos terroristas de Irak y Afganistán también son enemigos de Estados Unidos. ISIS no ha dejado ninguna duda al decapitar a estadounidenses y difundir las cintas de video de estas decapitaciones para el disfrute de personas de ideas afines en el Medio Oriente y más allá.

Ni siquiera el movimiento del mayor patrocinador mundial del terrorismo, Irán, hacia la construcción de una bomba nuclear ha hecho que la administración Obama cambie su visión del mundo. Para Obama, la cuestión nunca ha sido cómo impedir que Irán se vuelva nuclear, sino cómo impedir que Israel impida que Irán se vuelva nuclear.

Lo ha logrado mediante declaraciones públicas de apoyo a Israel, mientras participa en negociaciones prolongadas con Irán que solo sirven para permitir que Irán fortifique y prolifere los sitios de sus instalaciones nucleares, hasta el punto en que los bombarderos de Israel ya no puedan destruir esos. comodidades.

En un momento, se filtró información de que Israel tenía un acuerdo secreto con Azerbaiyán para que los bombarderos israelíes aterrizaran allí y repostaran cuando regresaran de bombardear las instalaciones nucleares de Irán.

Es dudoso que alguien en la administración de Obama se hubiera atrevido a filtrar los secretos militares de Israel sin saber que al presidente le parecía bien. Dado que es poco probable que muchas personas en la Casa Blanca tuvieran esta información, la identidad del filtrador difícilmente podría haber permanecido en secreto para el presidente.

Barack Obama no puede ignorar las consecuencias de estas y otras decisiones de política exterior que socavan la seguridad de Estados Unidos y los aliados de Estados Unidos. No es estúpido, ni hay razón para creer que es cobarde.

En cambio, existe una coherencia notable entre las políticas internas de Obama y sus políticas exteriores, tanto en materia económica como militar. Fue una señal de esta consistencia que proponía que los contribuyentes pagaran la educación universitaria comunitaria gratuita mientras todos los demás estaban concentrados en los ataques terroristas en París.

La visión del mundo de Barack Obama, tanto en casa como en el extranjero, es una en la que algunas personas y naciones están inmerecidamente mucho mejor que otras en muchos sentidos.

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