Thomas Sowell - Pagando el precio de eso

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PAGANDO EL PRECIO DE ESO

Por Thomas Sowell
Publicado el 2 de junio de 2015

Baltimore ahora está pagando el precio de las palabras y acciones irresponsables, no solo de los jóvenes matones en las calles, sino también de su alcalde y el fiscal estatal, quienes arrojaron a la policía a los lobos para ganarse el favor de los votantes locales.

Ahora, los asesinatos en Baltimore en mayo han sido más del doble que en mayo del año pasado, y más altos que en cualquier mayo de los últimos 15 años. Mientras tanto, el número de arrestos se ha reducido en más del 50 por ciento.

Varias otras comunidades en todo el país están experimentando explosiones de delincuencia y reducciones de arrestos muy similares, a raíz de los ataques de turbas contra la policía de costa a costa que los medios tratan como "protestas".

Nada de esto debería sorprender. En su libro cuidadosamente investigado de 2010, "¿Son los policías racistas?" Heather Mac Donald señaló que, después de las campañas contra la policía, los policías tendían a actuar menos y los delincuentes tendían a cometer más delitos.

Si todo esto se sabe desde hace años, ¿por qué se siguen cometiendo los mismos errores?

Principalmente porque no es un error para aquellas personas que buscan su propia carrera política. Los críticos que acusan al alcalde de Baltimore y al fiscal de Maryland de incompetencia, por sus palabras y acciones irresponsables, ignoran la posibilidad de que estos dos funcionarios electos estén protegiendo y promoviendo sus propias posibilidades de permanecer en el cargo o de ascender a cargos superiores.

La demagogia racial gana votos para los políticos, dinero para los abogados defensores de la raza y una combinación de dinero, poder y notoriedad para los ejércitos de activistas profesionales, ideólogos y artistas extorsionadores.

Así que no nos apresuremos a decir que las personas son incompetentes cuando dicen cosas que no tienen sentido para nosotros. Atacar a la policía tiene sentido en términos de los intereses personales de los políticos y, a menudo, en términos de los intereses personales o las inclinaciones ideológicas de los medios, incluso si lo que dicen se parece poco o nada a los hechos.

Por supuesto, todos estos beneficios tienen costos. No hay almuerzo gratis. Pero los costos los pagan otros, incluidos hombres, mujeres y niños que están pagando con sus vidas en los guetos de todo el país, mientras los políticos piensan en cada vez más formas de restringir o convertir a la policía en un chivo expiatorio.

El Departamento de Justicia de la administración Obama ha liderado la carga, cuando se trata de presumir que la policía es culpable, no solo hasta que se demuestre su inocencia, sino incluso después de que los grandes jurados hayan analizado todos los hechos y absuelto a la policía.

No sólo el Fiscal General Holder, sino el mismo Presidente Obama, ha emitido repetidamente declaraciones públicas contra la policía en casos raciales, mucho antes de que se conozcan todos los hechos. Tampoco han limitado su intervención a palabras incendiarias.

El Departamento de Justicia ha amenazado a varios departamentos de policía locales con juicios a menos que adopten las ideas del gobierno federal sobre cómo se debe hacer el trabajo policial.

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