Thomas Sowell - Charlatanes y ovejas

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CHARLATANES Y OVEJAS

Por Thomas Sowell
Publicado el 7 de octubre de 2015

Uno de los muchos signos dolorosos de la insensatez de nuestro tiempo fue una sección reciente del Wall Street Journal, construida en torno al tema "¿Qué frena a las mujeres en el lugar de trabajo?"

Cuando algún grupo no está igualmente representado en alguna institución o actividad, la respuesta automática en algunos sectores es asumir que alguien ha impedido la igualdad de resultados.

Esta idea preconcebida de resultados iguales no requiere ni una pizca de evidencia y desafía montañas de evidencia de lo contrario. Incluso en actividades donde las actuaciones individuales son las que determinan los resultados, y esas actuaciones se miden fácilmente de manera objetiva, rara vez hay algo parecido a una representación equitativa.

Durante 12 años consecutivos, desde 2001 hasta 2012, cada líder de jonrones en la Liga Americana tuvo un apellido hispano. Cuando dos niños estadounidenses cuyos antepasados procedían de la India empataron en el primer lugar en el Concurso Nacional de Ortografía de EE. UU. en 2014, fue el séptimo año consecutivo en el que un indio asiático ganó el Concurso Nacional de Ortografía de EE. UU.

Todos conocemos la gran sobrerrepresentación de negros entre los jugadores profesionales de baloncesto, y especialmente entre los jugadores estrella. Las marcas de cerveza más vendidas en Estados Unidos fueron creadas por personas de ascendencia alemana, quienes también crearon la famosa cerveza china Tsingtao. De los 100 mejores corredores de maratón del mundo en 2012, 68 eran kenianos. La lista podría seguir y seguir. Aunque los negros están sobrerrepresentados entre los jugadores de fútbol profesionales, es poco probable que incluso el fanático más ávido de la Liga Nacional de Fútbol pueda recordar haber visto a un jugador negro que pateó un despeje o un punto después del touchdown.

¿Debería haber un artículo titulado: "¿Qué detiene a los Black Kickers en la NFL?" ¿Será que los negros están más interesados en jugar posiciones donde hay más acción y, no por casualidad, más dinero?

¿Debería haber un artículo titulado: "¿Qué frena a los blancos en la Asociación Nacional de Baloncesto?" O un artículo titulado: "¿Qué impide que los niños indios no asiáticos ganen el concurso de ortografía?" Las demandas por discriminación se han ganado sobre la base de disparidades estadísticas mucho menores que estas.

Entre las muchas razones de las grandes disparidades en muchos campos, y en diferentes niveles de ingresos, se encuentra que los seres humanos difieren en lo que quieren hacer, aparte de cualquier diferencia en lo que son capaces de hacer o lo que otros les permiten hacer. Los observadores no pueden simplemente tomar una estadística y ejecutarla, aunque eso es lo que se hace con demasiada frecuencia en los medios, e incluso en los tribunales de justicia.

Algunos grupos aprovechan oportunidades particulares y las utilizan para pasar de la pobreza a la prosperidad. Pero, para otros grupos, es posible que esas mismas oportunidades no existan, porque otros grupos están orientados en diferentes direcciones, y es posible que esas oportunidades ni siquiera llamen su atención.

En cuanto a las disparidades estadísticas en la representación de las mujeres en diversas ocupaciones o en diferentes niveles de ingresos, varias académicas destacadas, incluida la profesora Claudia Goldin de Harvard, han mostrado muchas formas en las que las circunstancias y prioridades de las mujeres difieren de las de los hombres.

Los hombres, por ejemplo, no quedan embarazados. Y cuando los niños son criados por un solo padre, ese padre es una madre con mucha más frecuencia que un padre. No puedes trabajar las 60 horas semanales que se necesitan para llegar a la cima en algunos campos cuando tienes hijos que criar.

Pero rara vez escuchamos sobre tales hechos, mientras que constantemente escuchamos a charlatanes proclamar en voz alta "brechas de género" numéricas en el empleo o el salario, y demandar por discriminación.

Los charlatanes son solo la mitad de la historia. La otra mitad incluye personas que son lo suficientemente crédulas como para ser conducidas como ovejas por aquellos que explotan la corrección política prevaleciente que se dispensa en nuestras escuelas, universidades y medios de comunicación.

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