¡NO HAY AMOR MAS GRANDE! 1 Juan 4:16 - 2023 - Carmen Camino

11 months ago
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Marcelita era una buena muchachita. Pero se dejó seducir por un muchacho “de mala reputación”, que la convenció a que se fuera con él a la gran ciudad. Así que, Marcelita empacó sus cosas, y le dejó “una breve nota” a su mamá.

Marcelita comenzó a vivir una vida disipada y desordenada. Una vida de prostitución. ¡La pobre no pudo haber caído más bajo! Marcelita terminó con una mala enfermedad.

Sintiéndose triste de corazón, y pasando hambre y penurias al ser abandonada “por el supuesto amigo”, decidió regresar a su pueblo, y contemplar su vieja casita “una vez más” … ¡y luego, morir!

Ella sabía que su mamá jamás la recibiría. Pero al menos, podría ver su casita, las flores del jardín, y escuchar a los pájaros cantar de nuevo… por última vez. Y con un corazón afligido y cansado, ella vagó por las carreteras hasta que llegó a su pequeño pueblo. Era de noche cuando llegó.

Con los pies adoloridos y sintiéndose muy débil, Marcelita se detuvo por un momento. Y a pesar que era oscuro, las estrellas daban la suficiente luz para ver por dónde iba… tratando de sentir de nuevo – esa alegría que había sentido antes… en tiempos pasados.

A lo que se acercaba, una luz brillaba a lo largo del camino. ¡Ella vio que era la casita de su mamá! Para entonces… ¡su mamá estaría durmiendo! Acercándose, notó que el portón estaba abierto… ¡de par en par! ¡Qué raro, pensó ella!
Por la noche, el portón estaba siempre cerrado con pestillo. Ella entró, y sollozó… “Mamá”. ¡Eso fue suficiente! Los brazos de su mamá la abrazaron en la oscuridad. Sus lágrimas se mezclaron -- y con el amor más profundo y verdadero -- su mamá le dio la bienvenida a casa… ¡y la llevó adentro!

¡La mamá sanó a su hija con su amor! Marcelita se enteró -- que desde el momento en que ella se fue -- su mamá decidió dejar el portón de la casa, “sin pestillo”, con las puertas abiertas de par en par, y una luz en la ventana para guiar los pasos de su hija. ¡Eso es amor de madre!

¡Pero el amor de nuestro Salvador “va mucho más allá” que eso! ¡Jesús nos ama mucho, más que cualquier otra persona te pueda amar!

Muchas veces en nuestras vidas, somos abandonadas, lastimadas, pisoteadas, y hasta despreciadas por las decisiones que tomamos, y por las circunstancias que se nos presentan. ¡Nos sentimos que no tenemos valor!

Pero no importa lo que hayas pasado en tu vida, “o lo que vayas a pasar”, tú nunca pierdes tu valor ante los ojos de Dios. Sucia o limpia, lastimada o ligeramente magullada, ¡TÚ ERES INVALORABLE PARA JESÚS!

¡DIOS ES AMOR! El amor es la gran necesidad de la humanidad. Es lo que la redención de Cristo vino a hacer: ¡A RESTAURAR EL AMOR A ESTE MUNDO! Cuando el hombre pecó, ¡EL EGOÍSMO TRIUNFÓ! El hombre buscó al “YO” en vez de buscar a Dios. ¿Y cuál fue el resultado?

INMEDIATAMENTE Adán acusó a Eva – QUE ERA ELLA quien lo había llevado por el mal camino. ¡El amor a Dios se había ido! ¡El amor al hombre, se había perdido! De los dos hijos de Adán y Eva, uno de ellos, Caín, se convertiría “en el asesino de su hermano Abel”. ¿NO NOS DEMUESTRA ESTO, que el pecado le robó el amor al mundo?
1 de Juan 4:16 dice, “Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. DIOS ES AMOR; y él que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él.

¡Y JESÚS VINO A DEMOSTRAR ESTA VERDAD! Él exhibió amor como bebé, como niño, como adolescente, y como hombre. Él manifestó amor en la casa, en el colegio, en el recreo, en la sinagoga, y en su trabajo de carpintero. Jesús reveló Su amor, mientras viajaba por las carreteras… cuando estaba en el mar… y cuando estaba en el templo.

Él siempre demostró “esta gran verdad de Dios”: ¡Dios es amor! Él exhibió amor “con cada aliento, que tomó. Nunca hubo una carretera muy larga, ni muy áspera. Nunca una súplica muy tenue, nunca un caso muy duro, nunca un sollozo muy tarde, y nunca un día muy largo para Su amor.

En Juan 13:34 Jesús les dice a Sus discípulos, Un mandamiento nuevo les doy: Que se amen unos a otros. Así como yo los he amado, ámense también ustedes unos a otros.

¡Y NO SOLO ESO! JESÚS DEMANDA “CASI LO IMPOSIBLE DE NOSOTRAS”, EN MATEO 5:44… “Amen a sus enemigos, bendigan a los que los maldicen, hagan bien a los que los odian, y oren por quienes los persiguen.” Jesús amó a Herodes, a Anás, a Caifás, y hasta a Poncio Pilato. ¡Él los amó lo suficiente para morir por ellos!

Él amó a Pedro, AUN DESPUÉS DE LAS MALDICIONES Y LAS PALABROTAS QUE DIJO… ¡y, hasta después de que lo negó! Él amó a Judas, “aun cuando planeaba traicionarlo” con un beso en Su mejilla.

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