DK4 -55- La Creación es obra de la Trinidad. Fray Nelson Medina.

1 year ago
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La importancia de la creación estriba en que es «el fundamento de todos los designios salvíficos de Dios [...]; el comienzo de la historia de la salvación, que culmina en Cristo»

La Biblia y el Credo inician con la confesión de fe en el Dios Creador.

A diferencia de los otros grandes misterios de nuestra fe (la Trinidad y la Encarnación), la creación es «la primera respuesta a los interrogantes fundamentales sobre nuestro origen y nuestro fin» , que el espíritu humano se plantea y, en parte, también responde, como muestran la reflexión filosófica y los relatos de los orígenes de la cultura religiosa de tantos pueblos.

No obstante, la especificidad de la noción de creación sólo se captó de hecho con la revelación judeocristiana.

La creación es, pues, un misterio de fe y, a la vez, una verdad accesible a la razón.

Esta peculiar posición la convierte en un buen punto de partida para la evangelización y el diálogo que los cristianos, también en nuestros días, están llamados a realizar, como ya hiciera San Pablo en el Areópago de Atenas (cfr. Hch 17,16-34).

Se suele distinguir entre el acto creador de Dios (la creación active sumpta), y la realidad creada, que es efecto de tal acción divina (la creación passive sumpta).

1. «La creación es obra común de la Santísima Trinidad»

La Revelación presenta la acción creadora de Dios como fruto de su omnipotencia, de su sabiduría y de su amor.

Se suele atribuir la creación al Padre, la redención al Hijo y la santificación al Espíritu Santo.

Al mismo tiempo, las obras ad extra de la Trinidad (la primera de ellas, la creación) son comunes a las Personas, y por eso cabe preguntarse por su papel específico en la creación, pues «cada persona divina realiza la obra común según su propiedad personal.

Este es el sentido de la tradicional apropiación de los atributos esenciales (omnipotencia,
sabiduría, amor) respectivamente al obrar creador del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

a) «Creador del cielo y de la tierra» «“En el principio, Dios creó el cielo y la tierra”: tres cosas se afirman en estas primeras palabras de la Escritura: el Dios eterno ha dado principio a todo lo que existe fuera de él.

Él solo es creador (el verbo “crear” –en hebreo bara– tiene siempre por sujeto a Dios).

La totalidad de lo que existe (expresada por la fórmula “el cielo y la tierra”) depende de aquel que le da el ser.

Solo Dios puede crear en sentido propio, lo cual implica originar las cosas de la nada (ex nihilo) y no a partir de algo preexistente; para ello se requiere una potencia activa infinita, que solo a Dios correspond.

Es congruente, pues, apropiar la omnipotencia creadora al Padre, ya que él es en la Trinidad –, la Persona de quien proceden las otras dos, principio sin principio.

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