Obedecer la palabra de Dios y buscar la santidad. Padre Luis Toro.

1 year ago
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En nuestra alma ha caído la Palabra de Dios. ¿Qué clase de tierra le hemos
preparado? ¿Abundan las piedras? ¿Está colmada de espinos? ¿Es quizá un lugar demasiado pisado por andares meramente humanos, pequeños, sin brío?

Señor, que mi parcela sea tierra buena, fértil, expuesta generosamente a la lluvia y al sol; que arraigue tu siembra; que produzca espigas granadas, trigo bueno.

La Palabra de Dios, custodiada en la Iglesia; la gracia de Cristo, que se administra en los
Sacramentos; el testimonio y el ejemplo de quienes viven rectamente junto a nosotros, y que han sabido construir con sus vidas un camino de fidelidad a Dios.

Acompañar a Cristo

Vamos a acompañar a Cristo en esta pesca divina. Jesús está junto al lago de Genesaret y las gentes se agolpan a su alrededor, ansiosas de escuchar la palabra de Dios. ¡Como hoy! ¿No lo
veis?

Están deseando oír el mensaje de Dios, aunque externamente lo disimulen.

Quizá algunos han olvidado la doctrina de Cristo; otros —sin culpa de su parte— no la aprendieron nunca, y piensan en la religión como en algo extraño.

Pero, convenceos de una realidad siempre actual: llega siempre un momento en el que el alma no puede más, no le bastan las explicaciones habituales, no le satisfacen las mentiras de los falsos profetas.

Y, aunque no lo admitan entonces, esas personas sienten hambre de saciar su inquietud con la enseñanza del Señor.

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