¿Porqué celebramos la Eucaristía? - Catequesis fundamental sobre el Sacramento por excelencia.

1 year ago
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¿Qué significa recibir la Comunión o la Eucaristía?

¿Quienes pueden comulgar?

Recibir la comunión o la Eucaristía, es recibir al mismo Cristo, el Hijo de Dios vivo, que está bajo las especies sacramentales.

En el Santísimo Sacramento de la Eucaristía están "contenidos verdadera, real y substancialmente el Cuerpo y la Sangre junto con el alma y la divinidad de nuestro Señor Jesucristo, y, por consiguiente, Cristo entero".

Esta presencia se denomina "real", no a título exclusivo, como si las otras presencias no fuesen
"reales", sino por excelencia, porque es substancial, y por ella Cristo, Dios y hombre, se hace totalmente presente en nuestra alma cuando comulgamos.

Por esto, para recibir a Cristo en la Comunión eucarística es necesario estar bautizado y hallarse en estado de gracia.

Si uno tiene conciencia de haber pecado mortalmente, es decir de haber ofendido a Dios en materia grave, con plena advertencia, no debe acercarse a la Eucaristía sin pedir perdón y haber recibido previamente la absolución en el sacramento de la Penitencia.

Contemplar el misterio

Vamos a recibir al Señor. Para acoger en la tierra a personas constituidas en dignidad hay luces, música, trajes de gala.

Para albergar a Cristo en nuestra alma, ¿cómo debemos prepararnos? ¿Hemos pensado alguna vez en cómo nos conduciríamos, si sólo se pudiera comulgar una vez en la vida?

Cuando yo era niño, no estaba aún extendida la práctica de la comunión frecuente.

Recuerdo cómo se disponían para comulgar: había esmero en arreglar bien el alma y el cuerpo.

El mejor traje, la cabeza bien peinada, limpio también físicamente el cuerpo, y quizá hasta con un poco de perfume... eran delicadezas propias de enamorados, de almas finas y recias, que saben pagar con amor el Amor.

Jesús se quedó en la Eucaristía por amor..., por ti. —Se quedó, sabiendo cómo le recibirían los hombres... y cómo lo recibes tú.

—Se quedó, para que le comas, para que le visites y le cuentes tus cosas y, tratándolo en la oración junto al Sagrario y en la recepción del Sacramento, te enamores más cada día, y hagas que otras almas —¡muchas!— sigan igual camino.

2. ¿Por qué es importante recibir la Comunión?

El Señor nos dirige una invitación urgente a recibirle en el sacramento de la Eucaristía: "En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tendréis vida en vosotros" (Jn 6,53).

Recibir la Eucaristía en la comunión da como fruto principal la unión íntima con Cristo Jesús.

La comunión acrecienta nuestra unión con Cristo. Recibir la Eucaristía en la comunión da como fruto principal la unión íntima con Cristo Jesús. Lo que el alimento material produce en nuestra vida corporal, la comunión lo realiza de manera admirable en nuestra vida espiritual.

La comunión con la Carne de Cristo resucitado, conserva, acrecienta y renueva la vida de gracia recibida en el Bautismo.

Este crecimiento de la vida cristiana necesita ser alimentado por la comunión eucarística, pan de
nuestra peregrinación, hasta el momento de la muerte, cuando nos sea dada como viático.

Además, la comunión nos separa del pecado.

El Cuerpo de Cristo que recibimos en la comunión es "entregado por nosotros", y la Sangre que bebemos es "derramada por muchos para el perdón de los pecados".

Como el alimento corporal sirve para restaurar la pérdida de fuerzas, la Eucaristía fortalece la
caridad que, en la vida cotidiana, tiende a debilitarse; y esta caridad vivificada borra los pecados veniales.

Dándose a nosotros, Cristo reaviva nuestro amor y nos hace capaces de romper los lazos desordenados con las criaturas y de arraigarnos en Él.

Por la misma caridad que enciende en nosotros, la Eucaristía nos preserva de futuros pecados
mortales.

Cuanto más participamos en la vida de Cristo y más progresamos en su amistad, tanto más difícil se nos hará romper con Él por el pecado mortal.

La Eucaristía no está ordenada al perdón de los pecados mortales.

Esto es propio del sacramento de la Reconciliación.

Lo propio de la Eucaristía es ser el sacramento de los que están en plena comunión con la Iglesia, es decir de los que están en gracia de Dios.

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