Oración de guerra para alejar a Satanás.

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Oración de guerra para alejar a Satanás.

Padre celestial, me inclino en oración y te alabo. Me cubro con la sangre del Señor Jesucristo para protección durante este tiempo de oración. Me entrego completamente y sin reservas en todas las áreas de mi vida a Ti. Me opongo a todas las obras de Satanás que puedan interponerse en mi camino en este momento de oración y hablo solo al Dios vivo y verdadero y niego la participación de Satanás en mi oración.
[SATANÁS, TE ORDENO EN EL NOMBRE DEL SEÑOR JESUCRISTO QUE DEJES DE TU PRESENCIA CON TODOS TUS DEMONIOS Y VUELVES LA SANGRE DEL SEÑOR JESUCRISTO ENTRE NOSOTROS.]
Padre celestial, te amo. y te glorifico. Entiendo que eres digno de toda gloria, honor y alabanza. Renuevo mi lealtad a Ti y oro para que el bendito Espíritu Santo me fortalezca en este tiempo de oración. Estoy agradecido, Padre celestial, por amarme desde la eternidad, por enviar al Señor Jesucristo al mundo, para que yo muera en mi lugar, para que yo pueda ser redimido. Estoy agradecido de que el Señor Jesucristo se hizo mi representante y por medio de él me perdonaste por completo; Tú me diste la vida eterna; Me has dado la justicia perfecta del Señor Jesucristo, así que ahora soy justo. Te agradezco porque me completaste en esto y te ofreciste como ayuda y fuerza diaria.
Padre Celestial, abre mis ojos para que pueda ver cuán grande eres y cuán perfecto es tu cuidado para este nuevo día. Tomo mi lugar con Cristo en el cielo bajo mis pies todos los principados y potestades (poderes de las tinieblas y espíritus malignos) en el nombre del Señor Jesucristo. Estoy agradecido de que la victoria que el Señor Jesucristo ganó para mí en la cruz y en Su resurrección me ha sido dada, y que ahora estoy sentado con el Señor Jesucristo en el cielo; por tanto, declaro que todos los principados y potestades y todos los espíritus malignos se me sujetan en el nombre del Señor Jesucristo.
Estoy agradecido por la armadura que me has proporcionado y me pongo el cinturón de la verdad, la armadura de la justicia, el calzado de la paz, la piedra de la salvación. Llevaré el escudo de la fe contra todas las flechas de fuego del enemigo y llevaré en mi mano la espada del espíritu, la Palabra de Dios, y usaré Tu Palabra contra todas las fuerzas del mal en mi vida; y me pondré esta armadura y viviré y oraré en total dependencia de Ti, bendito Espíritu Santo.
Agradezco, Padre Celestial, que el Señor Jesucristo robó todos los principados y potestades y los hizo públicos y los derrotó en sí mismo. Saco toda esa victoria de mi vida hoy. Rechazo todas las insinuaciones, acusaciones y tentaciones de Satanás de mi vida. Declaro que la Palabra de Dios es verdadera y elijo vivir a la luz de la Palabra de Dios hoy. Decido, Padre Celestial, vivir en obediencia a Ti y en comunión contigo. Abre mis ojos y muéstrame áreas de mi vida que preferirías no ver. Trabaja en mi vida para que no haya ninguna razón para darle a Satanás un punto de apoyo en mi contra. Muéstrame todas las debilidades. Muéstrame cualquier área de mi vida en la que deba trabajar para complacerte. Hoy te represento a Ti y al ministerio del Espíritu Santo en mi vida en todos los sentidos.
Por la fe y la dependencia de ti, desecho al viejo hombre y estoy en toda la victoria de la crucifixión, donde el Señor Jesucristo dispuso la purificación de la vieja naturaleza. Me visto del nuevo hombre y me pongo en toda la victoria de la resurrección y la provisión que Él hizo para mí allí para vencer el pecado. Así que hoy me despojo de la vieja naturaleza con su egoísmo y me visto de la nueva naturaleza con su amor. Me despojo de la vieja naturaleza con sus miedos y me visto de la nueva naturaleza con su coraje. Me visto de la vieja naturaleza con sus debilidades y me visto de la nueva naturaleza con sus fortalezas. Hoy me despojo de la vieja naturaleza con todos sus deseos engañosos y me visto de la nueva naturaleza en toda su rectitud y pureza.
Me paro en todo sentido en el triunfo de la ascensión y glorificación del Hijo de Dios, donde todos los principados y potestades quedaron sujetos a Él, y reclamo mi lugar en Cristo como victorioso con Él sobre todos los enemigos de mi alma. Bendito Espíritu Santo, te pido que me llenes. Entra en mi vida, destruye todos los ídolos y elimina todos los enemigos.