Thomas Sowell - Salvar empleos

2 years ago
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SALVAR EMPLEOS

Durante períodos con altos niveles de desempleo, es especialmente probable que los políticos se encuentren bajo una fuerte presión para rescatar a ciertas industrias, que están perdiendo dinero y puestos de trabajo, mediante la reducción de las importaciones que compiten con ellas. Uno de los ejemplos más trágicos de estas restricciones ocurrió durante la depresión mundial de la década de 1930, cuando los aranceles y otras restricciones se incrementaron en todo del mundo. El resultado fue que en 1933 las exportaciones mundiales eran sólo un tercio de lo que habían sido en 1929. Así como el libre mercado provee beneficios a todos los países de forma simultánea, de igual manera las restricciones al comercio disminuyen la eficiencia de todos los países de forma simultánea, reduciendo los niveles de vida, sin producir el aumento en el empleo que se esperaba.

Estas restricciones comerciales en todo el mundo se desencadenaron con la aprobación de los aranceles Smoot-Hawley en Estados Unidos, en 1930, que los aumentaron a niveles nunca antes vistos. Otros países contestaron con fuertes restricciones a las importaciones de los productos estadounidenses. Además, las mismas presiones políticas que tuvieron lugar en Estados Unidos también se dieron en otros países, puesto que sonaba convincente para muchas personas que para proteger los puestos de trabajo en casa se debían reducir las importaciones desde países extranjeros. El efecto fue que, debido a los aranceles Smoot-Hawley, muchos otros países, además de Estados Unidos, adoptaron fuertes restricciones al comercio.

Las consecuencias económicas fueron muy diferentes a las pretendidas por los que aprobaron los aranceles, pero fueron precisamente lo que habían predicho más de mil economistas que firmaron una declaración pública en contra del aumento de los aranceles, dirigida al senador Smoot, el congresista Hawley, y el presidente Herbert Hoover. Entre otras cosas, dijeron:

Estados Unidos ahora se enfrenta al problema del desempleo. Los que proponen aranceles más altos aseguran que un incremento en las tasas creará empleo para los parados. Esto no es cierto. No podemos aumentar el empleo restringiendo el comercio.

Estos mil economistas —entre los cuales estaban muchos de los más prestigiosos profesores de economía de Harvard, Columbia y la Universidad de Chicago— predijeron correctamente que otros países impondrían, en «represalia», aranceles sobre los productos estadounidenses. También predijeron que «la gran mayoría» de agricultores estadounidenses, que se encontraban entre los mayores defensores de los aranceles, finalmente terminaría perdiendo, a medida que otros países restringiesen la importación de productos agrícolas estadounidenses. Todas estas predicciones se cumplieron: el desempleo empeoró y las exportaciones agrícolas se desplomaron, junto a una caída general en el comercio internacional. La tasa de desempleo en Estados Unidos era del 6 por ciento en junio de 1930, que fue el momento en el que se aprobaron los aranceles de Smoot-Hawley, en comparación con el 8 por ciento en enero del año siguiente. Un año después, el desempleo era del 15 por ciento, y otro año más tarde alcanzó el 26 por ciento. Todo esto no puede ser atribuido tan sólo a los aranceles. Pero la idea que se mantenía tras los aranceles era que éstos reducirían el desempleo.

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