DK4-25- La Sagrada Escritura en la vida de la Iglesia. Catecismo y Teología Básica. Fray Nelson.

2 years ago
123

Otra consecuencia del carácter divino y humano de la Sagrada Escritura es su relación con la Iglesia.

La Biblia no ha caído directamente desde el cielo, sino que es la Iglesia la que nos la presenta, asegurándonos que Dios nos habla hoy a través de la Sagrada Escritura. Volviendo a lo dicho al
inicio, el pueblo de Israel y la Iglesia son la familia o comunidad en la que nacieron, tomaron forma y se transmitieron las narraciones, profecías, oraciones, exhortaciones, proverbios y demás textos que encontramos en el Antiguo y en el Nuevo Testamento.

En sentido propio, la fuente, el punto de partida u origen de la Revelación, es uno solo: Dios, que se manifestó de manera plena en su Hijo hecho hombre, Jesucristo.

Él es la Revelación de Dios. La vida y enseñanzas de Jesús, y especialmente su pasión, muerte y resurrección — ocurridas “según las Escrituras” (1 Cor 15,3-4)— constituyen el anuncio que Él mismo manda a los apóstoles predicar por todo el mundo.

Esta buena noticia, el Evangelio, que se transmite de manera viva en la Iglesia, es el contenido fundamental de la Tradición apostólica, que se pone por escrito (dando lugar al Nuevo Testamento) y que se transmite también en la vida de la Iglesia: el modo en que enseña la fe,
la forma que toma su oración en la liturgia, el estilo de vida que propone cuando habla de moral.

La Tradición es la vida misma de la Iglesia en cuanto que transmite el Evangelio. Por eso, no es correcto entenderla como si fuera solo una parte de la Revelación, que estaría formada por aquellas verdades que no aparecen claramente en la Biblia.

Tampoco se reduce a las fórmulas y a las prácticas que se han ido añadiendo con el tiempo, ni a las enseñanzas de los Padres o de los concilios.

Esta confusión se encontraba en algunos autores que hablaban de la Biblia y de la Tradición como si ambas fueran las dos fuentes de la Revelación divina.

Algunas verdades de fe se conocerían gracias a la Escritura y otras gracias a la Tradición: por ejemplo, el primado de Pedro se encuentra en los evangelios ( Mt 16,17-19; Lc 22,31- 32; Jn 21,1-19), mientras que la Asunción de la Virgen no aparece explícitamente en el Nuevo Testamento.

Parecía un esquema sencillo que resolvía muchos problemas. Sin embargo, pensar que disponemos de dos fuentes de la revelación, como si Dios nos hablara o por una o por otra, no corresponde a la realidad. La Biblia nos llega dentro de la Tradición de la Iglesia, formando parte de ella, y no de forma separada.

Por el hecho de vivir y difundir su fe, todos los católicos son sujetos activos de la Tradición, tal como todos los miembros de una familia participan de alguna manera en la comunicación de su identidad.

La vida santa de los que siguen a Cristo va manifestando los distintos aspectos del Evangelio; como dice el Papa Francisco: Cada santo es una misión; es un proyecto del Padre para reflejar y encarnar, en un momento determinado de la historia, un aspecto del Evangelio.

Nada ni nadie queda fuera: La Iglesia, en su doctrina, en su vida y en su culto perpetúa y transmite a todas las generaciones todo lo que ella es, todo lo que cree.

¿Por qué leer desde la Tradición?

La Tradición de la Iglesia es viva. Esto contrasta con la concepción que a veces se tiene de la tradición o tradiciones, como cosas del pasado: las tradiciones ancestrales de un pueblo, las fiestas tradicionales o incluso los trajes tradicionales.

Sin embargo, en la Iglesia, la Tradición viene del pasado, pero no se queda en el pasado.

Para explicarlo, Benedicto XVI usa una comparación iluminadora: «La Tradición no es transmisión de cosas o de palabras, una colección de cosas muertas.

La Tradición es el río vivo que se remonta a los orígenes, el río vivo en el que los orígenes están siempre presentes.

Dentro de este río vivo, que nace de Cristo y que nos trae al mismo Cristo, la Iglesia recibe y transmite una colección de libros que le son dados como testimonio inspirado de la Revelación divina, es decir, un conjunto de Escrituras que le comunican lo que Dios mismo quiso que quedara consignado por escrito para nuestra salvación. «Por esta Tradición conoce la Iglesia el Canon
íntegro de los libros sagrados, y la misma Sagrada Escritura se va conociendo en ella más a fondo y se hace incesantemente operativa, y de esta forma, Dios, que habló en otro tiempo, habla sin intermisión con la Esposa de su amado Hijo»

La Tradición, que es como el hogar donde nace la Sagrada Escritura, se convierte también en el camino para comprenderla mejor.

Sucede algo similar al ejercicio que hacemos para apreciar toda la riqueza de una obra literaria: no nos basta con hacer una lectura aislada de ella, sino que nos fijamos en el contexto en que fue
escrita, el horizonte intelectual de su autor, la comunidad en la que tuvo origen.

Así, cuando la Iglesia propone que la Tradición viva es un criterio de interpretación bíblica o sostiene que el «lugar originario de la hermenéutica de la Biblia es la iglesia.

Loading comments...