Apocalipsis Capítulo 2 Conozco tus obras

Apocalipsis Capítulo 2 Conozco tus obras

Salmos 23:1-6

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Apocalipsis Capítulo 2

Escribe al ángel de la iglesia en Éfeso: Esto dice el que tiene las siete estrellas en su mano derecha, el que anda entre los siete candeleros de oro:
Yo conozco tus obras, y tu trabajo, y tu paciencia, y que no puedes sufrir al impío; y pusisteis a prueba a los que dicen ser apóstoles, y no lo son, y los hallasteis mentirosos.
Y has sufrido, y tienes paciencia; y trabajasteis por mi nombre, y no os cansabais.
Pero tengo esto contra ti, que dejaste tu primer amor.
Recuerda, pues, de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras; si no, vendré a ti en breve, y quitaré tu candelero de su lugar, si no te arrepientes.
Pero esto tenéis, que aborrecéis las obras de los nicolaítas, las cuales yo también aborrezco.
El que tenga oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias: Al que venciere, le daré de comer del árbol de la vida, que está en medio del paraíso de Dios.
Y escribe al ángel de la iglesia en Esmirna: Esto dice el primero y el último, el que fue inmolado, y ha vuelto a la vida:
Yo conozco tus obras, y tu tribulación, y tu pobreza (pero tú eres rico), y la blasfemia de los que se dicen ser judíos, y no lo son, sino sinagoga de Satanás.
No temas ninguna de las cosas que vas a sufrir. He aquí, el diablo echará a algunos de vosotros en la cárcel, para que seáis tentados; y tendréis tribulación de diez días. Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida.
El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias: El que venciere, no recibirá el daño de la segunda muerte.
Y escribe al ángel de la iglesia que está en Pérgamo: Esto dice el que tiene la espada aguda de dos filos:
Yo conozco tus obras, y sé dónde moras, que es donde está el trono de Satanás; y retened mi nombre, y no habéis negado mi fe, ni aun en los días de Antipas, mi testigo fiel, que fue muerto entre vosotros, donde mora Satanás.
Pero tengo unas pocas cosas contra ti: que tienes allí a los que siguen la doctrina de Balaam, que enseñaba a Balac a poner tropiezos delante de los hijos de Israel, para que comieran de los sacrificios de la idolatría y cometieran fornicación.
Así también tenéis a los que siguen la doctrina de los nicolaítas, que yo aborrezco.
Arrepentíos, pues, cuando no pronto vendré a vosotros, y pelearé contra ellos con la espada de mi boca.
El que tenga oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias: Al que venciere, le daré a comer del maná escondido, y le daré una piedra blanca, y en la piedra un nombre nuevo escrito, que nadie conoce sino el que recibe.
Y escribe al ángel de la iglesia en Tiatira: Esto dice el Hijo de Dios, que tiene sus ojos como llama de fuego, y sus pies como bronce reluciente:
Yo conozco tus obras, y tu amor, y tu servicio, y tu fe, y tu paciencia, y que tus obras postreras son más que las primeras.
Pero tengo unas pocas cosas contra ti: que dejas que Jezabel, una mujer que se dice profetisa, enseñe y engañe a mis siervos, para que fornicen y coman los sacrificios de la idolatría.
Y le di tiempo para que se arrepintiera de su fornicación; y no me arrepiento.
He aquí, la acostaré en una cama, y ​​grande tribulación vendrá sobre los que cometen adulterio con ella, si no se arrepienten de sus obras.
Y mataré a sus hijos con la muerte, y todas las iglesias sabrán que Yo soy el que escudriña los riñones y los corazones. Y os daré a cada uno según vuestras obras.
Pero yo os digo a vosotros, y a los demás que estáis en Tiatira, a todos los que no tienen esta doctrina, y no han conocido, como dicen, las profundidades de Satanás, que no os pondré otra carga.
Pero lo que tienes, aguanta hasta que yo venga.
Y al que venciere y guardare mis obras hasta el fin, le daré poder sobre las naciones,
Y con vara de hierro las regirá; y serán quebrantados como vasos de alfarero; como también yo la recibí de mi Padre.
Y te daré la estrella de la mañana.
El que tiene oído, que oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.

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