DK4 -17- ¿ Qué es el Magisterio en la Iglesia Católica? Catecismo y teología. Fray Nelson Medina.

2 years ago
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El Magisterio de la Iglesia, custodio e intérprete autorizado de la Revelación

El oficio de interpretar auténticamente la Palabra de Dios escrita o transmitida ha sido confiado
exclusivamente al Magisterio vivo de la Iglesia, cuya autoridad se ejercita en nombre de Jesucristo es decir, a los obispos en comunión con el sucesor de Pedro, el obispo de Roma.

Este oficio del Magisterio de la Iglesia es un servicio a la palabra divina y tiene como fin la salvación de las almas.

Por tanto «este Magisterio, evidentemente, no está sobre la palabra de Dios, sino que la sirve, enseñando solamente lo que le ha sido confiado, por mandato divino y con la asistencia del Espíritu Santo la oye con piedad, la guarda con exactitud y la expone con fidelidad, y de este único depósito de la fe saca todo lo que propone como verdad revelada por Dios que se ha de creer»

Las enseñanzas del Magisterio de la Iglesia representan el lugar más importante donde está contenida la Tradición apostólica: el Magisterio es, respecto a esta tradición, como su
dimensión sacramental.

La Sagrada Escritura, la Sagrada Tradición y el Magisterio de la Iglesia constituyen, por tanto, una cierta unidad, de modo que ninguna de estas realidades puede subsistir sin las otras.

El fundamento de esta unidad es el Espíritu Santo, Autor de la Escritura, protagonista de la Tradición viva de la Iglesia, guía del Magisterio, al que asiste con sus carismas.

En su origen, las iglesias de la Reforma protestante quisieron seguir la sola Escritura, dejando su
interpretación a los fieles individualmente: tal posición ha dado lugar a la gran dispersión de las
confesiones protestantes y se ha revelado poco sostenible, ya que todo texto tiene necesidad de un contexto, concretamente una Tradición, en cuyo seno ha nacido, se lea e interprete.

También el fundamentalismo separa la Escritura de la Tradición y del Magisterio, buscando erróneamente mantener la unidad de interpretación anclándose de modo exclusivo en el sentido
literal.

Al enseñar el contenido del depósito revelado, la Iglesia es sujeto de una infalibilidad in docendo , fundada sobre las promesas de Jesucristo acerca de su indefectibilidad; es decir, que se realizará sin fallar la misión de salvación a ella confiada (cfr. Mt 16,18; Mt 28,18-20; Jn 14,17.26).

Este magisterio infalible se ejercita:

a) cuando los Obispos se reúnen en Concilio ecuménico en unión con el sucesor de Pedro, cabeza
del colegio apostólico;

b) cuando el Romano Pontífice promulga alguna verdad ex cathedra, o empleando un tenor en las expresiones y un género de documento que hacen referencia explícita a su mandato petrino
universal, promulga una específica enseñanza que considera necesaria para el bien del pueblo de Dios;

c) cuando los Obispos de la Iglesia, en unión con el sucesor de Pedro, son unánimes al profesar la misma doctrina o enseñanza, aunque no se encuentren reunidos en el mismo lugar.

Si bien la predicación de un Obispo que propone aisladamente una específica enseñanza no goza del carisma de infalibilidad, los fieles están igualmente obligados a una respetuosa obediencia, así como deben observar las enseñanzas provenientes del Colegio episcopal o del Romano Pontífice, aunque no sean formulados de modo definitivo e irreformable.

6. La inmutabilidad del depósito de la Revelación

La enseñanza dogmática de la Iglesia (dogma quiere decir doctrina, enseñanza) está presente desde los primeros siglos.

Los principales contenidos de la predicación apostólica fueron puestos por escrito, dando origen a las profesiones de fe exigidas a todos aquellos que recibían el bautismo, contribuyendo así a definir la identidad de la fe cristiana.

Los dogmas crecen en número con el desarrollo histórico de la Iglesia: no porque cambie o aumente la doctrina, aquello en lo que hay que creer, sino porque hay frecuentemente la necesidad de dilucidar algún error o de ayudar a la fe del pueblo de Dios con oportunas profundizaciones definiendo aspectos de modo claro y preciso.

Cuando el Magisterio de la Iglesia propone un nuevo dogma no está creando nada nuevo, sino solamente explicitando cuanto ya está contenido en el depósito revelado.

El Magisterio de la Iglesia ejerce plenamente la autoridad que tiene de Cristo cuando define dogmas, es decir, cuando propone, de una forma que obliga al pueblo cristiano a una adhesión irrevocable de fe, verdades contenidas en la Revelación divina o también cuando propone de manera definitiva verdades que tienen con ellas un vínculo necesario»

La enseñanza dogmática de la Iglesia, como por ejemplo los artículos del Credo, es inmutable, puesto que manifiesta el contenido de una Revelación recibida de Dios y no hecha por los hombres.

Los dogmas, sin embargo, admitieron y admiten un desarrollo homogéneo, ya sea porque el conocimiento de la fe se va profundizando con el tiempo, ya sea porque en culturas y épocas diversas surgen problemas nuevos,

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