¡NO TE LA PIERDAS! - Filipenses 1:6 - CARMEN CAMINO

1 year ago
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Un grupo de boy scouts se fueron a dar una caminata por las montañas. Cuando estaban regresando, dos de los chicos dijeron que ellos conocían “un atajo” para regresar al campamento. Más tarde, uno de estos dos chicos dijo, que él conocía un atajo “mucho mejor”.

Pero el otro muchacho pensó, que era mejor quedarse en el camino, en el que ya estaba. Así que se separaron. Pero cuando cayó la noche, el chico que se había ido por el nuevo camino, nunca regresó. El grupo de búsqueda no pudo encontrarlo esa noche ni en los días subsiguientes.

El papá del chico perdido, iba todos los días después del trabajo, y subía a las montañas buscando a su hijo. Escuchar al papá, llamando el nombre de su hijo, era “realmente” muy doloroso de escuchar. Sin embargo… ¡el muchacho nunca fue encontrado!

Del mismo modo, Jesús está buscando… y está llamando… a los pecadores perdidos. Pablo dice en Filipenses 1:6, Estoy persuadido, de que el que comenzó en ustedes la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo.

Este versículo contiene dos ideas básicas: (1) Dice que nuestro Padre celestial comenzó la buena obra en nosotros, y (2) que Él continuará Su obra hasta terminarla. Esta gran obra que Dios comenzó… ¡ES NUESTRA SALVACIÓN!

Al salvarnos, Dios nos dio vida eterna, y también Él se encargará de las cosas, “que nosotras mismas”, no podemos hacer -- hasta nuestro último día en la tierra.
¡Él quiere que reflejemos Su carácter! ¡Es por eso que nos ha dado a Su Espíritu! Dios tiene un plan específico para ti. ¡Él te está preparando para tener un encuentro con Jesucristo! Y como “el autor y consumador de la fe”, Dios no va a parar de obrar en ti, hasta que seas glorificada, como Jesucristo.

Dios nunca va a decir, “Me rindo porque tú eres un trabajo imposible.” ¡NO! Dios creó un universo “muy complejo” en solo seis días. Él no descansó hasta poder declarar… ¡que el trabajo estaba terminado! El Señor no va a parar de trabajar en ti, porque todavía estás en plena construcción.

Muchos de los testimonios de salvación hoy en día, dicen “más o menos”, así: “Yo escuché el evangelio de Jesucristo. Yo decidí abrirle mi vida a Jesús. Yo le entregué mi corazón. Yo lo recibí. Yo me arrepentí de mis pecados. Y yo decidí seguir a Jesús.” ¿Han notado el uso continuo del pronombre “yo”? … ¿como si todo dependiera de nosotros?

Cuando lleguemos al cielo, nosotros nos daremos cuenta de lo poco que realmente hemos hecho nosotros, por nuestra salvación, y cuan verdadero es este versículo, Él que comenzó en ti la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo.

La salvación es la obra de Dios en nosotras -- de principio a fin. Él nos buscó. Él nos encontró. Él comenzó la buena obra en nosotras. ¡Y Él nos mantiene seguras! Y llegará el día… ¡en que Él nos presentará “intachables” ante el trono del Padre”

¿Cómo se originó tu salvación? ¿Quién comenzó la buena obra en ti? ¡EL SEÑOR! Tú contestas, “Ay, yo pensé que fui yo. Yo pensé que “yo” me arrepentí. Pensé que “yo” fui a Cristo. Pensé que “yo” tomé la iniciativa”. ¡NO! ¡DIOS LO HIZO!

En el capítulo 3 de Génesis, Dios tomó las pieles “de un animal inocente” para cubrir el pecado de Adán y Eva. Hoy en día… ¡Dios sigue siendo el Iniciador! Él es el que cubre nuestros pecados. ¡Las hojas de higuera no lo pueden hacer!

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