4⁰ Mandamiento; Honrarás a tu padre y a tu madre. -Clase 16- Catecismo para Bárbaros. @QNTLC

1 year ago
26

DIFERENCIA ENTRE LOS TRES PRIMEROS MANDAMIENTOS DEL DECÁLOGO Y LOS SIETE SIGUIENTES.

Los tres primeros mandamientos enseñan el amor a Dios, Sumo Bien y Último Fin de la persona creada y de todas las criaturas del universo, infinitamente digno en sí mismo de ser amado.

Los siete restantes tienen como objeto el bien del prójimo (y el bien personal), que debe ser amado por amor de Dios, que es su Creador.

En el Nuevo Testamento, el precepto supremo de amar a Dios y el segundo, semejante al primero, de amar al prójimo por Dios, compendian todos los mandamientos del Decálogo (cfr. Mt 22,36-40.

SIGNIFICADO Y EXTENSIÓN DEL CUARTO MANDAMIENTO

El cuarto mandamiento se dirige expresamente a los hijos en sus relaciones con sus padres.

Se refiere también a las relaciones de parentesco con los demás miembros del grupo familiar.

a) La familia. El cuarto mandamiento se refiere en primer lugar a las relaciones entre padres e hijos en el seno de la familia. «Al crear al hombre y a la mujer, Dios instituyó la familia humana y la dotó de su constitución fundamental»

«Un hombre y una mujer unidos en matrimonio forman con sus hijos una familia»

«La familia cristiana es una comunión de personas, reflejo e imagen de la comunión del Padre y
del Hijo en el Espíritu Santo»
.
b) Familia y sociedad. «La familia es la célula original de la vida social.

Es la sociedad natural en que el hombre y la mujer son llamados al don de sí en el amor y en el don de la vida. La autoridad, la estabilidad y la vida de relación en el seno de la familia
constituyen los fundamentos de la libertad, de la seguridad, de la fraternidad en el seno de la sociedad.

LA VIDA DE FAMILIA ES INICIACIÓN de la VIDA EN SOCIEDAD

«La familia debe vivir de manera que sus miembros aprendan el cuidado y la responsabilidad
respecto de los pequeños y mayores, de los enfermos o disminuidos, y de los pobres»

«El cuarto mandamiento ilumina las demás relaciones en la sociedad»

La sociedad tiene el grave deber de apoyar y fortalecer el matrimonio y la familia, reconociendo su auténtica naturaleza, favoreciendo su prosperidad y asegurando la moralidad pública

La Sagrada Familia es modelo de toda familia: modelo de amor y de servicio, de obediencia y de
autoridad, en el seno de la familia.

DEBERES DE LOS HIJOS CON LOS PADRES

Los hijos han de respetar y honrar a sus padres, procurar darles alegrías, rezar por ellos y corresponder lealmente a su sacrificio: para un buen cristiano estos deberes son un dulcísimo precepto.

La paternidad divina es la fuente de la paternidad humana (cfr. Ef 3,14); es el fundamento del honor debido a los padres.
«El respeto a los padres (piedad filial) está hecho de gratitud para quienes, mediante el don de la vida, su amor y su trabajo, han traído sus hijos al mundo y les han ayudado a crecer en edad, en sabiduría y en gracia.

“Con todo tu corazón honra a tu padre, y no olvides los dolores de tu madre. Recuerda que por ellos has nacido, ¿Cómo les pagarás lo que contigo han hecho?” (Sir 7,27-28)»

El respeto filial se manifiesta en la docilidad y obediencia. «Hijos, obedeced en todo a vuestros padres, pues esto es agradable al Señor» (Col 3,20). Mientras están sujetos a sus padres, los hijos deben obedecerles en lo que dispongan para su bien y el de la familia.

Esta obligación cesa con la emancipación de los hijos, pero no cesa nunca el respeto que deben a sus padres (cfr. Catecismo, ).

«El cuarto mandamiento recuerda a los hijos mayores de edad sus responsabilidades para con los
padres.

En la medida en que puedan, deben prestarles ayuda material y moral en los años de vejez y durante sus enfermedades, y en momentos de soledad o de abatimiento»

Si los padres mandaran algo opuesto a la Ley de Dios, los hijos estarían obligados a anteponer la voluntad de Dios a los deseos de sus padres, teniendo presente que «es necesario obedecer a Dios antes que a lo hombres (Hch 5,29).

Dios es más Padre que nuestros padres: de Él procede toda paternidad (cfr. Ef 3,15).

Loading comments...