Debemos de estar preparados para la hora de la muerte. Padre Luis Toro.

1 year ago
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¿SE PUEDE AFRONTAR CON SERENIDAD LA MUERTE?

"La resurrección de Jesús no da sólo la certeza de la vida más allá de la muerte, sino que ilumina también el misterio mismo de la muerte de cada uno de nosotros. Si vivimos unidos a Jesús, fieles a Él, seremos capaces de afrontar con esperanza y serenidad incluso el paso de la muerte."
Papa Francisco,

Cada día que pasa te aproxima a la Vida

¿Has visto, en una tarde triste de otoño, caer las hojas muertas? Así caen cada día las almas en la
eternidad: un día, la hoja caída serás tú.

No has oído con qué tono de tristeza se lamentan los mundanos de que "cada día que pasa es morir un poco"? Pues, yo te digo: alégrate, alma de apóstol, porque cada día que pasa te aproxima a la Vida.

La muerte llegará inexorable. Por lo tanto, ¡qué hueca vanidad centrar la existencia en esta vida! Mira cómo padecen tantas y tantos. A unos, porque se acaba, les duele dejarla; a otros, porque dura, les aburre... No cabe, en ningún caso, el errado sentido de justificar nuestro paso por la tierra como un fin.

Hay que salirse de esa lógica, y anclarse en la otra: en la eterna. Se necesita un cambio total: un vaciarse de sí mismo, de los motivos egocéntricos, que son caducos, para renacer en Cristo, que es eterno.

Sigue adelante, con alegría, con esfuerzo, aun siendo tan poca cosa, ¡nada! —Con El, nadie te parará en el mundo.

Piensa, además, que todo es bueno para los que aman a Dios: en esta tierra, se puede arreglar todo, menos la muerte: y para nosotros la muerte es Vida.

Sin miedo a la muerte Si eres apóstol, la muerte será para ti una buena amiga que te facilita el
camino.

A los "otros", la muerte les para y sobrecoge. —A nosotros, la muerte — la Vida— nos anima y nos impulsa. Para ellos es el fin: para nosotros, el principio

Tú —si eres apóstol— no has de morir. —Cambiarás de casa, y nada más.

No tengas miedo a la muerte. — Acéptala, desde ahora, generosamente..., cuando Dios quiera..., como Dios quiera..., donde Dios quiera. —No lo dudes: vendrá en el tiempo, en el lugar y del modo que más convenga..., enviada por tu Padre-Dios. —¡Bienvenida sea nuestra hermana la muerte!

Cuando pienses en la muerte, a pesar de tus pecados, no tengas miedo... Porque El ya sabe que le amas..., y de qué pasta estás hecho. —Si tú le buscas, te acogerá como el padre al hijo pródigo: ¡pero has de buscarle!

Un hijo de Dios no tiene ni miedo a la vida, ni miedo a la muerte, porque el fundamento de su vida espiritual es el sentido de la filiación divina: Dios es mi Padre, piensa, y es el Autor de todo bien, es toda la Bondad. —Pero, ¿tú y yo actuamos, de verdad, como hijos de Dios?

Morir es una cosa buena. ¿Cómo puede ser que haya quien tenga fe y, a la vez, miedo a la muerte?... Pero mientras el Señor te quiera mantener en la tierra, morir, para ti, es una cobardía. Vivir, vivir y padecer y trabajar por Amor: esto es lo tuyo.

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