¿Para qué la iglesia? ¡¡CUIDENSE DE LAS SECTAS!! Padre Luis Toro.

1 year ago
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A lo largo de los más de dos mil años de la progresiva vida de la Iglesia de Cristo, innumerables fueron las tensiones y desafíos que debió padecer (y que aún padecerá), motivadas por las diversas desviaciones de las enseñanzas dejadas por el Divino Maestro, sin lugar a dudas promovidas por ‘el padre de la mentira’ y sus lacayos.

 En general, y dada sus fallas de origen, las herejías históricas inevitablemente han  desaparecido, perdiéndose en el baúl de la historia.

Sin embargo, sus ideas no siempre corrieron la misma suerte siendo estas, una y otra vez, retomadas por quienes quizás consideraron valederas tales especulaciones, pero que en realidad estaban imbuidos (o mejor, tentados) por aquél espíritu de ‘rebeldía’, y que a nuestro entender, no hizo (y hace) mas que demostrar palmariamente, cuan hay de cierto en aquello de las perniciosas consecuencias que ha impreso en el corazón del hombre su primer acto de rebeldía, el primordial pecado de Adán.  

Mucho mejor lo expresa BENEDICTO XVI cuando afirma: “Voy a hacer una observación. Quien estudió en los tratados de teología (.....), verá un cementerio de tumbas de herejías en las que la teología muestra los trofeos de las victorias ganadas. 

Como ya lo hemos dicho, en la misma medida que la Iglesia –bajo la guía del Espíritu Santo (Jn. 16,12-13)- fue profundizando su comprensión de las enseñanzas contenidas en las Sagradas Escrituras, surgieron aquellos que desconocieron su autoridad, arrogándose –ilegítimamente- tales facultades interpretativas.

Qué equivalencia podemos encontrar en los catharos, maniqueos, ebionitas, pelagianos, montanistas y tantos otros, donde hacían de la exclusión una regla?.

La realidad de los hechos nos muestran que las grandes y pequeñas herejías cumplieron (y seguirán cumpliendo) una misión, y no solo un ciclo, que permitió a la Iglesia llegar a comprender con mayor profundidad las divinas enseñanzas dejadas a su cuidado por N.S. Jesucristo, como así también re-descubrir su propia misión, cual es la de la llevar dicho mensaje de salvación hasta en los más recónditos lugares donde se encuentre el hombre, sujeto central de la acción redentora de Jesucristo. He allí la cuestión fundamental y objeto central de oposición de los enemigos de Dios.        

 Yo no miro con aversión al hereje, sino a la herejía: al error es al que aborrezco y no al hombre que yerra, supuesto que procuro sacarle de su error. No declaro yo la guerra a la criatura, que es obra de Dios, sino que trabajo por sanar un alma que el demonio ha corrompido” 
"SAN JUAN CRISÓSTOMO"

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